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Las televisiones, radios, periódicos, marquesinas de la calle y grandes espacios publicitarios seguirán disponibles para que las marcas de coches enseñen sus modelos de combustión (gasolina, diésel e híbridos) durante mucho tiempo. Este jueves, el Congreso de los Diputados ha rechazado casi por unanimidad la proposición no de Ley de Mas País-Verdes Equo de vetar la publicidad de este tipo a partir de 2025 y los patrocinios eventos a partir de 2027.
Tan solo cinco señorías votaron a favor: Joan Baldoví (Compromís), Iñigo Errejón e Inés Sabatés (Más País), Nestor Rego (BNG) y Albert Botran (CUP). Unidas Podemos, ERC, Bidu y Teruel Existe se han abstenido. PSOE, PP, VOX, PNV y Ciudadanos votaron en contra.
Desde Unidas Podemos defienden que estaban abiertos a negociar para que la iniciativa saliera adelante y señalan que Más País-Verdes Equo se negó. La formación morada lo que hizo fue presentar, junto a los socialistas, una enmienda transaccional donde se dejaba fuera la idea principal (vetar la publicidad). El texto alternativo apostaba por “poner en marcha un grupo de trabajo entre los ministerios implicados para impulsar campañas de sensibilización”, destinar más recursos para que España pueda “posicionarse como plataforma mundial en la producción de vehículos de nulas emisiones de CO2 y en la fabricación de elementos clave para esos vehículos”, así como “introducir medidas para avanzar en la sostenibilidad del transporte y la movilidad”. Desde Más País-Verdes Equo insisten en que la enmienda de UP descafeinaba y dejaba en nada su propuesta original.
«No tiene sentido prohibir publicitar vehículos nuevos de combustión cuando el principal problema que tenemos es la contaminación de los vehículos más viejos», señalan fuentes socialistas, que amplían el foco de la cuestión: «Si extrapolamos esta medida al conjunto de la producción serían prohibidos casi todos los anuncios publicitarios». Asimismo, consideran que centrar la prohibición solo los coches «sería señalar directamente a un sector que ya se está adaptando a las diferentes normativas europeas y nacionales en materia de sostenibilidad ambiental» y que, además, tiene una «importancia tremenda para nuestro sistema productivo y del que dependen cientos de miles de familias de manera directa».
Finalmente, desde la parte socialista señalan que esta propuesta «supone prohibir publicitar una actividad económica que seguirá siendo necesaria» porque «la propia normativa nacional y europea entiende que habrá un mercado a cubrir con los vehículos nuevos de combustión. Eso sí, mucho más eficientes que los anteriores».
Coincidiendo con la iniciativa parlamentaria, se ha presentado esta semana un informe realizado por Greenpeace Nordic y el think tank New Weather Institute donde se sugiere que las emisiones adicionales de gases de efecto invernadero debidas a la publicidad de automóviles y vuelos en todo el mundo pueden alcanzar el equivalente a 572 megatoneladas (Mt) de dióxido de carbono, superior a las emisiones de países como Australia en 2019. Solo en la UE, las emisiones adicionales debidas a anuncios de automóviles y vuelos se estiman entre 41 millones de toneladas y 122 millones de toneladas de CO2.
En 2021, el sector de la automoción cayó desde el puesto más alto hasta el cuarto en volumen de inversión publicitaria, según datos de InfoAdex. A diferencia del resto, el negocio de los automóviles ha sido el único que el año pasado redujo su inversión, un 14,2%. El Grupo Volkswagen, acostumbrado a liderar esta clasificación, ha bajado hasta el octavo puesto, con una inversión de 46,2 millones de euros.
45.000 muertes al año en España por combustibles fósiles
Actualmente, el transporte es el sector que más contribuye al cambio climático en España, y más en concreto, el transporte por carretera. Según datos oficiales de 2019, éste último supuso un 29% de todas las emisiones que generó el país ese año. A nivel global, la tendencia es la misma. El transporte representa casi una cuarta parte de las emisiones, de las que prácticamente tres cuartas partes del total se atribuyen al transporte rodado.
Para 2050, año de referencia para países, instituciones y especialistas para lograr la denominada neutralidad climática, las emisiones asociadas a este sector podrían pasar de 7 gigatoneladas de CO2 equivalente en 2010 a 15 GtCO2eq si continúa la tendencia actual, según el IPCC. Esto equivale a las emisiones de China y Estados Unidos juntas en 2018.
En España, en torno a 45.000 personas mayores de 14 años mueren cada año como consecuencia de la contaminación del aire fruto de la quema de combustibles fósiles. Esta cifra, publicada justo hace un año en la revista científica Environmental Research, asciende hasta las casi 9 millones de personas a nivel mundial. Gran parte de estas muertes se deben precisamente al transporte (avión, barco y coches), que hace uso de los combustibles fósiles para su funcionamiento.
Con el fin de reducir la dependencia de este modelo de transporte contaminante y perjudicial para la salud y el medio ambiente, muchos países han puesto fecha de caducidad al motor de combustión. En la pasada cumbre del clima de Glasgow (COP26), un centenar de actores –entre gobiernos nacionales y locales, fabricantes de automóviles, empresas e inversores- se comprometieron a que en 2035 todas las ventas de coches y furgonetas nuevos sean de cero emisiones en los principales mercados, y en 2040 en todo el mundo. Es decir: no más vehículos de gasolina, diésel, gas e híbridos, tanto enchufables como no, en 12 años.
Una de las mayores sorpresas de este anuncio fue la negativa de España a suscribir el pacto. Tampoco lo hicieron Estados Unidos, China y Japón, principales mercados automovilísticos. En el caso español, la ausencia es llamativa porque en su flamante ley climática ya tiene un objetivo similar, aunque algo menos ambicioso: se compromete a que no más tarde de 2040 todos los coches nuevos deberán ser cero emisiones, lo que en la práctica supone el fin de la venta de coches de combustión.
Desde el Gobierno de España defendían su postura con el argumento de que este objetivo y fecha ya está siendo discutido en el seno de la Unión Europea dentro del plan ‘Fit for 55’, una negociación prioritaria frente frente a esta declaración vacía, explicaban entonces.
El deporte, hogar de la publicidad contaminante
Aunque el foco está puesto en la publicidad del los vehículos, la lucha de especialistas y organizaciones va más allá. Más de 30 organizaciones en Europa han impulsado una gran campaña para lograr una ley que acabe con la publicidad y los patrocinios de toda la industria fósil en la UE. Si logran reunir un millón de firmas verificadas en un año, la Comisión Europea está obligada a responder. Por ahora, acumulan más de 180.000.
En esta línea, más de 450 profesionales de la comunidad científica han pedido recientemente a las grandes empresas de publicidad y de relaciones públicas que abandonen a sus clientes de combustibles fósiles y pongan fin a la difusión de desinformación sobre el cambio climático.
Lo cierto es que la relación entre la publicidad y los combustibles fósiles es clara y muy potente. Sobre todo en el mundo del deporte. El año pasado, un análisis realizado también por New Weather Institute revelaba la existencia de al menos 258 acuerdos de patrocinios deportivos entre empresas que contribuyen a la crisis climática y el mundo del deporte, desde equipos hasta organizaciones e instituciones de referencia.
Acorde a esta investigación, 13 deportes diferentes tienen acuerdos económicos con industrias que promueven productos, servicios y estilos de vida que contribuyen a impulsar el calentamiento global, como es el caso del petróleo y el gas, la aviación y el automóvil.
El deporte que tiene más patrocinios con empresas contaminantes es el fútbol, con 57 acuerdos. En España la tendencia es la misma, como explicamos en este reportaje. Las ligas de fútbol masculina y femenina están dominadas en su mayoría por Banco Santander, CaixaBank e Iberdrola, empresas que impulsan directa e indirectamente a la crisis climática con sus actividades lucrativas.
* Artículo actualizado el 25 de febrero con declaraciones del PSOE.
Sabemos que tanto los automóviles como los viajes aéreos tienen altas emisiones de CO2, y sabemos que la publicidad de estos mismos productos está destinada a aumentar las ventas.
Es hora de evitar que estas empresas fósiles anuncien sus productos contaminantes. Nuestro planeta ya no puede tolerar que las empresas pidan un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero en medio de una crisis climática.
Si calcula las emisiones máximas del impacto de la publicidad de automóviles y aviones en toda la UE, los anuncios pueden causar emisiones de más CO2 que el conjunto de Bélgica emitido en 2019.
A nivel mundial, las emisiones de gases de efecto invernadero del impacto de la publicidad de automóviles podrían ser tan altas como las emisiones totales de Australia en 2019.
Ya es hora de dejar de publicitar el caos climático.
El automóvil y las aerolíneas se están comportando como solían hacerlo las compañías tabacaleras. Promueven productos dañinos para el medio ambiente y peligrosos con fines de lucro que pueden costar sus vidas en la tierra.
Por eso, una coalición de ONG y organizaciones ecologistas lanza ahora una propuesta ciudadana para prohibir la publicidad de fósiles en la UE. Nuestro objetivo es conseguir un millón de firmas y así obligar a la Comisión a considerar la propuesta.
https://www.greenpeace.org/denmark/vaer-med/stop-fossilreklamer/?utm_medium=email&utm_source=smc&utm_campaign=dk_pg_fossil-fuels&utm_content=d
LAS CIUDADES ESPAÑOLAS SUSPENDEN EN CALIDAD DEL AIRE (E. en A.)
El último informe elaborado por la campaña europea Clean Cities, impulsada por 60 organizaciones en 6 países europeos, muestra un estado de situación muy mejorable para España respecto a la movilidad y la calidad del aire. Los resultados de este ranking, que ha analizado 36 ciudades europeas, supone un toque de atención general a los ayuntamientos en un momento clave para la implementación de políticas de movilidad sostenible. Oslo, Amsterdam y Helsinki lideran esta clasificación. El top 10 lo cierra Barcelona, la primera ciudad española en aparecer. Bilbao y Madrid ocupan los puestos 14 y 16 respectivamente. A la cola se sitúa Granada, que sólo alcanza la posición 27.
El estudio analiza once indicadores agrupados en torno a cinco categorías: espacio para las personas, la seguridad vial, el acceso o existencia de políticas de movilidad respetuosas con el clima, y la calidad del aire. Como nota global, Barcelona obtiene un 5,7; Bilbao un 5,5 y Madrid un 5,3; es decir, aprobados muy justos. Granada no llega al suficiente, se queda en el 4,6. Sin embargo, si nos fijamos exclusivamente en los datos de calidad del aire, las cuatro ciudades españolas suspenden, a pesar de que el estudio considera los agregados de 2017 a 2019. En el caso de Madrid, por ejemplo, estos fueron precisamente los años en los que se puso en marcha con éxito Madrid Central y se impulsó BiciMAD, dos políticas que el actual gobierno municipal ha abandonado.
Los ríos, embalses, lagos, aguas subterráneas en España están profundamente contaminados con plaguicidas y otros tóxicos.
Un claro ejemplo es el del herbicida glifosato, principal contaminante en número de superaciones de la norma en aguas del Tajo, Miño-Sil, Cantábrico Occidental y Oriental, Duero, Guadiana, Cuencas Internas Andaluzas, Júcar y Segura.
Los datos analizados muestran serias deficiencias en la legislación, que se centra en analizar sustancias en desuso mientras deja fuera del análisis otras ampliamente empleadas en la actualidad. Por citar un ejemplo, queda sin analizar el 80 % de los plaguicidas que se utilizan hoy en los campos.
La contaminación química de las aguas superficiales y subterráneas tiene graves consecuencias para los ecosistemas acuáticos, fauna, flora y salud humana. Estas consecuencias superan la toxicología oficial basada en el riesgo individual de cada tóxico y deben considerar el efecto combinado que se produce por la interacción de varias sustancias químicas en el medio ambiente y la salud.