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REYKJAVÍK (ISLANDIA) // El Consejo Ártico se ha reunido este jueves en Reykjavík y ha aprobado una declaración institucional con 62 puntos que dictarán las relaciones diplomáticas y las políticas medioambientales de la próxima década en el norte del planeta. El documento muestra “preocupación” por el calentamiento de la región, que en los últimos 50 años ha sido tres veces superior al de la media global: “Reconocemos que la deposición de carbón negro en el Ártico acelera el deshielo de la nieve y el hielo, intensificando los efectos adversos del cambio climático”.
Además, señala el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero y contaminantes de vida corta a escala global, atribuyéndoles un “gran impacto en el Ártico con efectos nocivos generalizados para la gente, las sociedades y los econsistemas”. En este sentido, subraya la necesidad de cumplir con los objetivos de incremento de temperatura a largo plazo del Acuerdo de París.
La declaración, firmada por los ministros de exteriores de Canadá, Dinamarca, Noruega, Islandia, Finlandia, Suecia, Rusia y Estados Unidos, se ha aprobado junto al primer plan estratégico a largo plazo del Consejo Ártico desde su fundación en 1996. El plan cuenta con siete objetivos centrados en la protección medioambiental, la sostenibilidad
del desarrollo social y económico y el refuerzo de la propia institución.
Poner el acento en la población del Ártico
A menudo, cuando se discute sobre la situación del Ártico se olvida que en la región viven cuatro millones de personas, una octava parte de las cuales pertenecen a comunidades indígenas. El Consejo Ártico, que cuenta con seis representantes indígenas permanentes, permite que las voces de estas minorías, como los saami, los inuit, los aleut o los kutchin, puedan ser escuchadas en la comunidad internacional.
Una de las posturas más críticas durante la reunión de hoy ha sido la de la presidenta del Consejo Saami, Christina Henriksen, que ha advertido de que “hay límites” de lo que su pueblo “puede soportar”. “Con el calentamiento del Ártico vemos un incremento constante del desarrollo económico y del interés por invertir en la región. A menudo, a costa de las economías ya existentes, de nuestro sustento, añadiendo más carga a nuestras culturas. El Consejo Ártico necesita asegurar más atención hacia los derechos de los pueblos indígenas y proteger nuestras culturas para garantizar que el desarrollo es realmente sostenible y que no deja a nadie atrás”, ha reprobado Henriksen antes los representantes de los ocho estados y el resto de miembros del consejo.
El peligro de alcanzar el punto de no retorno
El ministro islandés de Medioambiente y Recursos Naturales, Guðmundur Ingi Guðbrandsson, –que ha sustituido al ministro de Exteriores, Guðlaugur Þór Þórðarson, puesto que este útlimo presidía la sesión del consejo– ha hecho una advertencia a la sala durante su turno. “Si no tomamos acciones, vamos a sobrepasar un peligroso punto de no retorno y el Ártico tal y como lo conocemos habrá desaparecido a finales de este siglo”.
Por su parte, la ministra de Exteriores de Noruega, Ine Marie Eriksen, ha subrayado la necesidad de que todos los países que conforman el consejo sigan cooperando. “Ningún país puede solventar los retos del Ártico completamente solo”, ha asegurado. Eirksen también ha recalcado la necesidad de involucrar a la gente joven en el futuro de la región, haciendo que sea un lugar atractivo para vivir y trabajar.
El representante de la minoría Gwich’in, que cuenta con 9.000 miembros que viven en Alaska, y Yukón, ha hecho hincapié en el incremento de los incendios forestales producidos por el cambio climático y la necesaria cooperación para afrontar la cuestión. “Vemos los cambios a nuestro alrededor. Todos compartimos la preocupación por los incendios en el norte. Debemos trabajar juntos, hablar entre nosotros, encontrar soluciones para los retos que compartimos. Esta cooperación es la lengua del Norte, es la manera propia del Norte”, ha aseverado.
Durante la reunión también se ha hecho mención a proyectos específicos para la reducción de los plásticos en el océano, el estudio del impacto del cambio climático en la geografía de las costas de la región, el impacto que tiene la crisis actual en la biodiversidad o la necesidad de mejorar protocolos de seguridad para la navegación del Ártico.
Precisamente, las nuevas rutas de navegación del Ártico son uno de los puntos calientes en el norte del planeta, puesto que el deshielo abre nuevas oportunidades económicas y presenta nuevas batallas geopolíticas entre grandes potencias con intereses en la región, como Rusia, Estados Unidos, China o Japón, entre otras.
Tensión militar entre Rusia y Estados Unidos
El trasfondo del Consejo Ártico ha sido la tensión militar y geopolítica entre Rusia y Estados Unidos en la región. La reunión de Reykjavík ha sido el primer encuentro de alto nivel entre la administración Biden y el gobierno de Putin. Ayer, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, protagonizaron una reunión bilateral en la que ambos mandatarios mostraron buenas intenciones a pesar de las tensiones entre los dos países, que trascienden la región ártica.
En el encuentro, que se alargó más de lo previsto, se trató la cuestión de las malas relaciones entre ambos países, que en los últimos años ha incluido episodios de expulsión de diplomáticos tanto de Rusia como de Estados Unidos. La voluntad de diálogo de Blinken y Lavrov se ha interpretado como el primer paso para la celebración de una cumbre bilateral en la que participen Joe Biden y Vladímir Putin.
Durante la reunión ministerial de hoy, varios portavoces han hecho referencia a las tensiones militares de la zona, pidiendo trabajar por la paz y la estabilidad del Ártico. El ministro de Exteriores de Canadá ha puesto el foco en la importancia del consejo a la hora de cumplir con este objetivo. “El consejo asegura que el Ártico siga siendo un espacio de cooperación pacífica, lo cual sigue siendo la prioridad de Canadá”, ha dicho Garneau.
Por su parte, Antony Blinken ha afirmado que el Gobierno de los Estados Unidos está comprometido con “una región ártica en paz, donde la cooperación prevalezca”. Además, ha subrayado que una de las prioridades de su país es garantizar la “gobernanza efectiva y el estado de derecho, para asegurar que el Ártico continúe siendo una región libre de conflicto”.
Finalmente, Serguéi Lavrov se ha mostrado convencido de que el Ártico “es el territorio de la estabilidad y de la cooperación constructiva” y ha dicho estar satisfecho de compartir este espíritu con el resto de socios. No obstante, ha abogado por mejorar las relaciones entre las cúpulas militares de los estados de la región. “Es importante extender las relaciones positivas que tenemos en el Consejo Ártico e incluir también la esfera militar”, ha afirmado.
Pues si el Artico se calienta imagínate que será de Africa.
Según Oxfam, a principios de 2020, el Cuerno de África se enfrentó a una triple crisis a causa de los desastres producidos en los últimos años por el cambio climático. A la dura sequía que sufría la región se sumaron las inundaciones y la irrupción de una plaga de langostas sin precedentes que arrasó tierras y campos de cultivo hasta el punto de poner en riesgo la seguridad alimentaria de la población. Kenia fue uno de los países más afectados.
Se perdieron las vacas, cosecha de mangos, maíz y judías. Lo perdieron prácticamente todo, también la esperanza.
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Antony Blinken, secretario de EEUU, ha afirmado que el Gobierno de los Estados Unidos está comprometido con “una región ártica en paz, donde la cooperación prevalezca”.
No, que no, que yo no me creo la promesa del lobo de dejar en paz a las ovejas.