Santiago Vilanova: «La demanda de electricidad por la IA será tan colosal que resultará imposible substituirla totalmente mediante las renovables»

El periodista, escritor y político ecologista publica ‘Els conspiradors del canvi climàtic’, un ensayo sobre quienes trabajan para seguir explotando los recursos fósiles.
Santiago Vilanova: «La demanda de electricidad por la IA será tan colosal que resultará imposible substituirla totalmente mediante las renovables»
Foto: Santiago Vilanova.

Santiago Vilanova (Olot, 1947) conoce bien los mecanismos para proteger el medio ambiente y las estrategias para tan sólo simularlo. El periodista, escritor y político ecologista se ha volcado en ello a lo largo de su carrera, impulsando asociaciones claves del ecologismo catalán como Una Sola Terra o el partido Els Verds – Alternativa Verda, y siguiendo como periodista los intríngulis de las negociaciones climáticas internacionales.

En el ensayo Els conspiradors del canvi climàtic (Lapislázuli, 2025), Vilanova vierte más de cincuenta años de conocimiento y experiencias personales para señalar personas e instituciones que, lejos de trabajar para un mundo mejor, se han escondido detrás de lemas e ideas vacías para que, en realidad, nada cambie. 

¿Quiénes son los conspiradores del cambio climático?

Son diplomáticos, políticos, empresarios, comunicadores, científicos e, incluso, destacados miembros de asociaciones internacionales ambientalistas, que aun proclamándose a favor de la transición energética, hacen un activismo destinado a retrasarla y acaban haciendo el juego a los negacionistas. Quieren hacer compatible seguir explotando los recursos fósiles invirtiendo con energías renovables con menor intensidad, y desarrollando soluciones ‘tecnosolucionistas’. Actúan en los principales organismos de gobernanza global del medio ambiente vinculados a la ONU y al PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente).

En el libro explica cómo las conferencias mundiales del medio ambiente y las cumbres por el clima han sido históricamente impulsadas por miembros vinculados al sector de los combustibles fósiles y la energía nuclear.

La conspiración de la que hablo en mi ensayo se inició con la primera conferencia mundial sobre el medio ambiente, conocida como la Conferencia de Estocolmo. Fue dos años después de las manifestaciones del 22 de abril de 1970, el día de la Tierra, en el que en Estados Unidos se movilizaron más de veinte millones de personas. El presidente Richard Nixon se vio obligado a crear la Agencia de Protección Ambiental, mientras a la vez daba órdenes al FBI de desprestigiar a los organizadores como ‘infiltrados comunistas’. Dos años después, la ONU delegó la organización de la conocida como la Conferencia de Estocolmo en el empresario y diplomático canadiense Maurice Strong, vinculado al sector del petróleo, el gas y la energía nuclear.

¿Por qué es relevante la figura de Maurice Strong? 

Strong logró vehicular durante tres décadas las cumbres con el fin de que no incidieran sobre la economía de las grandes energéticas. Generó un ambientalismo controlado por el establishment, impulsando estructuras de control científico y político como el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas por el Medio Ambiente), el Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC en inglés), el Consejo de la Tierra, y la UICN (Unión Internacional para la Conserva de la Naturaleza). Tenía el apoyo de personalidades como David Rockefeller (fundador del Chase Manhattan Bank y la poderosa Standard Oil), Henry Kissinger, Robert MacNamara (Banco Mundial), Armand Hammer (Occidental Petroleum), y del propio secretario general de la ONU, U Thant, entre otros.

En el libro también señala a Stephan Schmidheiny, empresario suizo del sector del cemento, como pionero del ecopostureo o greenwashing.

Schmidheiny, que había sido condenado por la contaminación de su planta de amianto en la región de Piamonte, impulsó en 1991 la constitución del Consejo Mundial de Empresas para el Desarrollo Sostenible (World Business Council for Sustainable Development) y Maurice Strong lo nombró consejero para la preparación y desarrollo de la Cumbre de Rio en el 1992. Es la primera gran estructura de ecopostureo destinada a grandes multinacionales contaminantes, que todavía hoy goza de una gran influencia en la gobernanza global del medio ambiente y es uno de los lobbies empresariales más reconocidos por el PNUMA.

«La unión de las mayores tecnológicas para reavivar el sector nuclear civil y militar es la mejor conspiración para retrasar, hasta hacer fracasar, el proceso de descarbonización de la economía mundial»

Entre los grandes conspiradores de hoy en día, menciona a las empresas tecnológicas que componen las GAFAM.

GAFAM son las siglas de las cinco mayores empresas tecnológicas (Google, Amazon, Facebook –ahora Meta–, Apple y Microsoft) que tienen una posición dominante a nivel global. Sus líderes (Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckerberg, Tim Cook) han acordado unirse para reavivar el sector nuclear civil y militar, que recibirá nuevas ayudas y subvenciones como energía ‘verde’. Esta es la mejor conspiración para retrasar, hasta hacer fracasar, el proceso de descarbonización de la economía mundial, haciendo desbordar las prospectivas de las COP.

¿Cómo lo hacen?

Bill Gates, por ejemplo, está impulsando reactores SMR (Small Modular Reactors) de 5 a 300 megavatios destinados a suministrar la electricidad que reclaman los data centers. En Europa, la Inteligencia Artificial (IA) disparará la demanda de electricidad en un 160% en cinco años, según un informe de la organización Beyond Fossils Fuels. La demanda será tan colosal que resultará imposible substituirla totalmente mediante las renovables. La tan reclamada descarbonización de la economía para el 2050 lo más seguro es que acabe en fiasco. La taxonomía de la UE considerando la energía nuclear como ‘verde’ facilitará las subvenciones por los reactores SMR e incentivará la propuesta del Foro Atómico mundial de alargar el período de vida de los reactores actuales hasta treinta o cincuenta años más.

La dirección contraria a un sistema energético democrático basado en energías renovables.

Con esta iniciativa, las GAFAM inician un nuevo período poscapitalista basado en el control de la información y la capacidad de tratamiento de la misma; de hecho, ya monopolizan el comercio de la información. Por otra parte, el potencial de crecimiento de la industria de defensa que se espera de la IA con el apoyo logístico de las GAFAM es ingente. Esta alianza facilita a las big tech un dominio que ninguna acción parlamentaria y democrática puede controlar, y que ya ha permitido el acceso al poder de personajes como Elon Musk (fundador de Space X y la automovilística Tesla) como administrador del Departamento de Eficiencia Gubernamental de la Casa Blanca.

¿Qué podemos esperar en los próximos años?

Todo indica, y ahora más que nunca gobernando los negacionistas en la Casa Blanca, que caminamos hacia unas formas de autarquía energética que algunos analistas han llamado ‘electrofascismo’, basada en el control del sector electronuclear y tecnológico. Esto hará que se consolide el centralismo energético y el control militar sobre las instalaciones nucleares, como hemos visto durante el conflicto entre Rusia y Ucrania, para evitar el peligro de acciones terroristas o ser objetivos bélicos.

«La edad de la minería no ha hecho más que empezar»

En el libro explica cómo las infraestructuras de energías renovables y el despliegue de las tecnologías de IA necesitarán grandes cantidades de minerales estratégicos que actualmente se encuentran principalmente en Latinoamérica y Asia. ¿Qué puede comportar esto?

Las reservas de los minerales estratégicos provocarán un cambio estructural en el sector energético, amenazando con convertirse en la principal fuente de conflictos en el planeta durante las próximas décadas. Si el petróleo se ha concentrado en Occidente y Oriente Próximo, ahora los productores de litio y tierras raras se concentrarán en Latinoamérica y Asia. Esto es una oportunidad única para redefinir también un modelo de desarrollo ecológico y su autonomía frente a las acciones colonizadoras de potencias como Rusia, Estados Unidos y China. Hay que tener en cuenta que este último lleva mucha ventaja en producción y capacidad de procesamiento de estos minerales. Los países que gozan de las principales reservas tendrán una gran capacidad para influir en el futuro de la humanidad y en el desarrollo de sus propios países. La edad de la minería no ha hecho más que empezar.

¿Qué mecanismos tendrán que poner en marcha los países productores de estos minerales para evitar estas acciones ‘colonizadoras’?

No tengo la solución, pero está claro que son necesarios nuevos acuerdos comerciales interregionales en Latinoamérica y África para evitar un crecimiento que no provoque más impactos ecológicos y para armonizar las normas ambientales y la seguridad alimentaria. Los recursos minerales estratégicos deben permitir autofinanciar la transición a las energías renovables y evitar una nueva colonización, como ocurrió con el cobre de Chile o sucede con el coltán en la República Democrática del Congo o el uranio en Níger.

Propone la creación de una cumbre de países productores de litio.

Esta cumbre tendría varios objetivos. Por un lado, impulsar un modelo propio de desarrollo ecológico, para evitar el impacto ambiental irreversible de las extracciones; también el de defender las culturas de los pueblos afectados y hacerles partícipes de los beneficios que genera el litio y otros minerales estratégicos; impedir los oligopolios, como los que han sucedido con el petróleo, gas y el uranio, en el que cinco empresas producen el 60% del litio y el 56% del cobalto mientras que la capacidad de refinamiento está en manos de China; y, finalmente, evitar el uso del litio y otras materias raras para el desarrollo de la energía atómica con fines militares, como es el caso de India y Corea del Norte.

Hablemos de las cumbres del clima (COP). En Bakú vimos tensión en los diálogos sobre el fondo para financiar la adaptación a los impactos del cambio climático en los países del sur global. ¿Existe el peligro de que se rompan las negociaciones en la próxima cumbre de Belém (Brasil)?

Los 300.000 millones de dólares anuales en ayudas climáticas que la COP29 de Bakú concedió in extremis por ayudas climáticas a los países en vías de desarrollo, cuando éstos reclamaban como mínimo un billón anual, quedan en una cifra calificada de “miserable” por los afectados por los subsidios. En 2024, las subvenciones a las fósiles a nivel mundial han significado el doble de esta cantidad.

Los Estados, especialmente los más contaminantes (Rusia, Estados Unidos, China, Brasil, India…) no respetan los acuerdos de las COP, ni desempeñan un papel activo en las resoluciones. Menos de un 20% de los países signatarios no han llevado a cabo la mayoría de los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) ni las 169 metas a alcanzar de cara al 2030, ni tampoco han presentado a la ONU las llamadas Nationally Determined Contributions (NDC-Contribuciones determinadas a nivel nacional) a efectos del cambio climático.

¿Cómo puede cambiar el escenario en la COP30 con Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos?

Las decisiones de Trump pueden convertir a la COP de Belém a un nuevo fracaso. Está tomando acciones que pueden llevar hacia el bloqueo de la COP30, suprimiendo ayudas y cerrando departamentos dedicados al cambio climático, afectando a organismos de la NASA y de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) que forman parte de los apoyos al IPCC, o con la retirada de Estados Unidos de los Acuerdos de París. Todo esto puede comportar una crisis en la financiación de la Convención Marco sobre el Cambio Climático de lo que dependen las COP.

¿Vamos hacia un escenario descontrolado?

Yo diría en una ‘tierra ignota’. Todo puede ocurrir, desde replantearse una reforma de las COP hasta la creación de una Organización Mundial del Medio Ambiente con capacidades similares en el Consejo de Seguridad de la ONU y equivalente a organizaciones como la Organización Mundial del Comercio o la Organización Internacional del Trabajo.

¿Quiénes son las voces que quieren reformar las COP, y hacia dónde apuntan?

Previendo un escenario negativo provocado por las decisiones de la Administración Trump, hay quien es partidario de una reforma de las COP, como el Club de Roma; Christiana Figueres, ex secretaría ejecutiva del Convención Marco sobre el Cambio Climático, o Ban Ki-moon, ex secretario general de las Naciones Unidas. Proponen cambios en el sistema de elegir las sedes de las conferencias de las 197 partes; que no sean petroestados; una participación más eficiente y justa de los países del Sur afectados por el cambio climático, piden también publicar la afiliación de todos los participantes; equilibrar la presencia de científicos en el IPCC, dominado en un 70% por anglosajones; evitar la presencia dominante de lobistas de las corporaciones energéticas; reducir sensiblemente el número de miembros de las delegaciones para hacer más eficientes los debates y resoluciones; entre otros.

«No se puede seguir tolerando que los lobistas que representan al sector energético de los combustibles fósiles superen en número de representantes a los científicos, indígenas y representantes de las naciones del Sur más vulnerables al cambio climático»

¿Cómo se podría llegar a regular la presencia de lobbys de los combustibles fósiles en las COP?

Aplicando la transparencia y haciendo pública la identidad y la afiliación de cada participante; evitando el acceso a lobistas en sesiones de negociación donde se redactan los documentos finales y los compromisos. En el primer informe del IPCC de 1990 estuvieron batallando para las conclusiones 11 representantes de la industria petrolera; hoy son más de 600, según Cristophe Bonneuil, historiador de ciencias del CNRS francés. No se puede seguir tolerando que los lobistas que representan al sector energético de los combustibles fósiles superen en número de representantes a los científicos, indígenas y representantes de las naciones del Sur más vulnerables al cambio climático. A la COP 29 de Bakú asistieron 1.773 lobistas que tenían como objetivo evitar resoluciones contrarias a los sectores del petróleo y el gas natural.

En el ensayo explica que existen partidarios de crear otros espacios de confluencia internacional para abordar los problemas del cambio climático.

Es lo que proponen otras personalidades como el pensador Edgard Morin, el jurista Michel Prieur o el climatólogo Jean Jouziel. Son partidarios de crear una Organización Mundial del Medio Ambiente, encabezada por personalidades desvinculadas de los sectores económicos y energéticos dominantes.

«A la COP 29 de Bakú asistieron 1.773 lobistas que tenían como objetivo evitar resoluciones contrarias a los sectores del petróleo y el gas natural»

También habla de la creación de un Tribunal Internacional Penal de Medio Ambiente.

La creación de un Tribunal Internacional Penal de Medio Ambiente, como propone un grupo de 16 juristas internacionales coordinados por Laurent Neyret, profesor de la Universidad de Versalles Saint-Quetin, posibilitaría juzgar los casos de ecocidios perpetrados por las compañías mineras, energéticas y agroforestales y sus actividades tanto de ecoblanqueo (greenwashing) como de ocultación de datos (greenhushing).

Algunos Estados se están apresurando a introducir legislaciones en contra del ecoterrorismo, para neutralizar y criminalizar los actos de los activistas climáticos.

A los conspiradores del cambio climático les ha interesado controlar los resultados de las COP y los informes del IPCC pero les interesa también, y mucho, frenar el radicalismo de los activistas ecologistas. Y la forma de hacerlo está criminalizándolos aunque sus acciones no sean violentas. Una forma de presión que practican es haciendo que los medios de comunicación conservadores y de extrema derecha reclamen mano dura por este nuevo activismo situado al margen de los partidos políticos tradicionales. Y està teniendo efecto: en Francia, Alemania, Austria, Irlanda y Reino Unido hay mucha presión para que el Estado endurezca las leyes contra el activismo ecologista. En Dinamarca los «extremistas climáticos» figuran en la lista de las «amenazas terroristas». Italia ha dictado una ley llamada «ecovandalismo» con penas que van hasta cinco años de cárcel y 10.000 euros de multa. Extintion Rebellion se considera por la extrema derecha española una organización vinculada al terrorismo internacional. En Estados Unidos, Greenpeace ha sido condenada a pagar 650 millones de dólares por estimular las protestas contra el oleoducto Dakota Access. La empresa que denunció a la organización ecopacifista es Energy Transfer y la multa podría llevar a la quiebra de Greenpeace en EEUU.

«Conspiradores y negacionistas del cambio climático son dos caras de la misma moneda«

¿Cómo reaccionan las ONG y la población civil ante esto?

En España, a finales de 2024, el Tribunal Constitucional admitió a trámite el primer litigio climático de la historia (la primera denuncia por delito ecológico la ejerció Alternativa Verda en 1984 contra la contaminación ácida de la central térmica de Cercs, propiedad de Fecsa). Se trata de un recurso contra España por inacción ante el cambio climático y lo han presentado Greenpeace, Ecologistas en Acción, Oxfam Intermón, Fridays for Future y la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo. Veremos cómo evoluciona. Las protestas ambientales cuestionan cada vez con mayor contundencia la eficacia y la utilidad de las conferencias climáticas, convertidas en instrumentos de desmovilización.

¿Estas protestas llegan a cuajar en la sociedad civil?

Reprimiendo y criminalizando las acciones directas de estas organizaciones se las aleja de la sociedad civil y se logra que la opinión pública acabe viendo como un mal menor la gobernanza y la vigente forma de organizar la lucha climática, dejándola en manos de funcionarios de la ONU, muy bien remunerados y libres de impuestos, y apoyados por sus principales estructuras: el PNUMA, la Convención Marco y las COP. Se trata de un gigantismo burocrático, vigilado por las energéticas; es la huella que dejó como legado Maurice Strong. Conspiradores y negacionistas del cambio climático son dos caras de la misma moneda.

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  1. Y tanta tecnología, y tanta inteligencia artificial, y tanto «avance» para qué?. Si llevamos años involucionando en todos los aspectos: ambiental ( nos hemos cargado a nuestra Madre Tierra), moral, social, económico, cultural, psicológico…
    Hemos vendido nuestra alma al diablo.
    Hemos perdido la lucidez y hemos vendido nuestra independencia a cambio de un progreso mal entendido.
    Y horror me da pensar en lo que nos depara el mañana, «fruto» de nuestra insensata siembra de ayer y de hoy mismo.
    El apagón de hoy solo es un pequeño aviso para que nos vayamos preparando. A ver si con tanto «adelanto» vamos a tener que volver a la prehistoria!.
    La Madre Tierra tiene recursos para cubrir las NECESIDADES de todos, para vivir con sencillez sabiendo simplificar, pero no para satisfacer el consumismo innecesario, la codicia, la avidez.
    «Vamos al garete, pero joder en que cochazos» (Eduardo Galeano).

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