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El Consejo de Ministros y Ministras, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), ha aprobado este martes 3 de noviembre la Estrategia a Largo Plazo para una Economía Española Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050. Este documento establece la hoja de ruta para reducir un 90% las emisiones de gases de efecto invernadero a mediados de siglo con respecto a 1990. El 10% restante será absorbido por los sumideros de carbono, mediante la reforestación de 20.000 hectáreas al año entre 2020 y 2050, el aumento del 4% de la superficie de tierras forestales, la mejora de la gestión forestal y la restauración y recuperación de 50.000 hectáreas de humedales hasta 2050.
Con la Estrategia a Largo Plazo el Gobierno de coalición completa todas sus ‘armas’ para pasar a la necesaria acción climática. Este plan se suma a otros ya impulsados, como son el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030, aprobado por el Ejecutivo en septiembre, y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que fue remitido a la Comisión Europea en marzo y que será el que articule la descarbonización. Todos ellos funcionarán bajo el paraguas de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética que se encuentra en tramitación parlamentaria.
Tras su aprobación, el documento será remitido a la Comisión Europea y a la secretaría de la Convención Marco de Naciones sobre Cambio Climático, puesto que responde a los compromisos de España como Estado miembro de la Unión Europea y como firmante del Acuerdo de París.
La Estrategia a Largo Plazo es, en definitiva, lo que permitirá a España marcar la senda para lograr la neutralidad climática -es decir, no emitir más de lo que se absorbe- no más tarde de 2050. Para conseguirlo, el sistema energético estará basado, según previsiones del Gobierno, fundamentalmente en energías renovables, y representará un 97% en el consumo final.
Además, se prevé que España pase de importar el 73% de la energía consumida en 2018 al 13% en 2050, lo que implicaría un ahorro acumulado en importaciones de combustibles fósiles entre 2021 y 2050 estimado en 344.000 millones de euros. En cuanto al consumo de energía primaria, gracias a la mejora de la eficiencia energética y al ahorro, se reducirá en torno a un 50% desde el año 2020 hasta el año 2050. Según la propia Estrategia a Largo Plazo, se conseguirá desacoplar el crecimiento económico del consumo energético.
La movilidad y el transporte, uno de los sectores que más contribuyen al calentamiento global, reducirán sus emisiones cerca del 98% respecto a valores actuales, y se espera que hasta un 79% emplee energía final de origen renovable. La industria reducirá sus emisiones en más de un 90%, y el sector agropecuario y de residuos alcanzará una disminución de cerca del 60%. El sector de la edificación estará 100% descarbonizado en 2050, apunta el Gobierno.
Este documento se abordará, defiende, «desde una perspectiva de equidad y justicia social, con especial atención a los colectivos y sectores vulnerables, así como a los habitantes de zonas en Transición Justa, y generará oportunidades de empleo sostenible, especialmente en el entorno rural, también abordará el reto demográfico». En esta línea, la Estrategia incorpora una perspectiva de género con un enfoque de igualdad y se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
En materia de empleo, la Estrategia señala que el conjunto de medidas tendrá un impacto positivo, con un aumento del 1,6% en 2050 con respecto a un escenario que no tenga en cuenta su aplicación. Esto generaría, se calcula, unos 300.000 empleos netos al año a lo largo de este periodo.
[…] y recuperación de 50.000 hectáreas de humedales hasta 2050” según el diario digital Climática […]
La filtración de un documento de la Comisión Europea revela que la UE no se toma en serio la necesidad de poner fin a la protección de los combustibles fósiles en el marco del Tratado sobre la Carta de la Energía (TCE).
La Comisión Europea prioriza los combustibles fósiles frente a sus compromisos climáticos a través del Tratado sobre la Carta de la Energía.
El documento filtrado demuestra que las propuestas de la Comisión Europea para reformar el TCE apuestan por seguir protegiendo las inversiones en algunos combustibles fósiles e incluso por ampliar la protección de las inversiones a otras tecnologías muy controvertidas. Por lo tanto, en ningún caso se lograría alinear el Tratado sobre la Carta de la Energía con el Acuerdo de París y el Pacto Verde Europeo bajo las propuestas de la Comisión:
Las inversiones existentes en combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas fósil- seguirían estando protegidas durante al menos 10 años más. Esto es demasiado tarde, para alcanzar el objetivo de 1,5 ºC del Acuerdo de París la UE debe eliminar el carbón de forma gradual a más tardar en 2030.
Las inversiones futuras en combustibles fósiles quedarían excluidas de la protección del TCE. Sin embargo, siguen existiendo lagunas importantes. Las inversiones para ciertas centrales eléctricas de gas permanecerán protegidas hasta el 31 de diciembre de 2030, y posiblemente hasta 2040 si estas centrales son conversiones de carbón a gas.
Las nuevas inversiones para gasoductos estarán protegidas hasta finales de 2040.
La propuesta prevé incluso la ampliación del alcance de la protección de las inversiones a nuevas tecnologías que actualmente no están incluidas como el hidrógeno y la biomasa, dos tecnologías que no son en sí mismas limpias y cuya aplicación en la transición energética no ha sido demostrada.
https://www.ecologistasenaccion.org/154733/la-comision-europea-prioriza-los-combustibles-fosiles-frente-a-sus-compromisos-climaticos-a-traves-del-tratado-sobre-la-carta-de-la-energia/