Las olas de calor, hasta 50 veces más probables en algunas partes del mundo debido al cambio climático

Las olas de calor que sufrieron en julio el sur de Europa, Norteamérica y China habrían sido "casi imposibles" sin el cambio climático provocado por la acción humana, según el último estudio de atribución del World Weather Attribution. El calentamiento global ha aumentado la temperatura de estos episodios y los ha hecho más frecuentes.
Una mujer refrescándose en una fuente durante la ola de calor en Roma, Italia. Foto: Cecilia Fabiano /LaPressececili/Sipa USA via Reuters Connect

El cambio climático no entiende de fronteras y las últimas olas de calor son una muestra de ello. Países del sur de Europa, Norteamérica y China han sufrido este julio episodios que registraron temperaturas récord locales incluso superiores a los 45 ºC y provocaron desiertos, incendios forestales y muertes por calor. En México han fallecido más de 100 personas. En España, entre otros países del continente, también se han notificado muertes relacionadas con las altas temperaturas, así como un gran aumento de las hospitalizaciones debidas a enfermedades relacionadas con ellas.

Tras la llegada de El Niño se esperaba una subida de las temperaturas. Pero este fenómeno natural no ha sido el principal causante. Las olas de calor vividas recientemente habrían sido casi imposibles sin el cambio climático provocado por la acción humana. Esa es la conclusión a la que ha llegado el World Weather Attribution (WWA) en su nuevo estudio de atribución tras analizar los períodos en que el calor fue más peligroso en cada región mencionada.

Los científicos y científicas que han participado en el informe confirman que se pueden esperar eventos de este tipo aproximadamente una vez cada 15 años en Norteamérica, una vez cada diez años en el sur de Europa y alrededor de una vez cada cinco años en China.

En este último país, olas de calor como la última de julio se habrían producido aproximadamente una vez cada 250 años en un planeta sin cambio climático. Es decir, que el calentamiento global ha hecho que sea 50 veces más probable que se produzca un episodio así en China. El calor máximo del mes pasado también habría sido prácticamente imposible en Estados Unidos, México y el sur de Europa si no fuese, sobre todo, por la quema de combustible fósiles.

Por otro lado, las emisiones de gases de efecto invernadero han provocado olas de calor más calientes que las que se habrían producido en un mundo sin cambio climático: la ola de calor europea ha sido 2,5°C más caliente, la ola de calor norteamericana, 2°C más y la ola de calor en China, 1°C más.

Olas de calor cada vez más frecuentes, pero también evitables

Si seguimos por este camino y “el aumento de la temperatura alcanza los 2 ºC —como ocurrirá en unos 30 años, a menos que todos los países firmantes del Acuerdo de París apliquen los compromisos actuales de reducción rápida de las emisiones—, los fenómenos de este tipo serán cada vez más frecuentes, entre dos y cinco años”, pronostica el estudio.

Para evitarlo, además de que los países cumplan el pacto de 2015, existe la opción de adoptar medidas de adaptación y mitigación, que han demostrado disminuir los impactos de las altas temperaturas en la salud y el medio ambiente. “El calor es una de las catástrofes más mortíferas y va en rápido aumento”, dice Julie Arrighi, directora del Centro del Clima de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.

Es necesario un cambio cultural en la forma de pensar sobre el calor extremo y contar con sistemas de alerta a gran escala, planes de acción contra el calor e inversiones en medidas de adaptación a largo plazo. Esto incluye la planificación urbana y el refuerzo de la resiliencia de sistemas críticos como la sanidad, la electricidad, el agua y el transporte”.

Con estas medidas, la situación puede mejorar; los autores del estudio se muestran optimistas. “Estas olas de calor no son prueba de un ‘colapso climático’. Los países occidentales aún tienen tiempo para garantizar un futuro seguro y saludable, pero es imprescindible que dejemos de quemar combustibles fósiles e invirtamos en reducir nuestra vulnerabilidad”, defiende Friederike Otto, profesora titular de Ciencias del Clima en el Instituto Grantham de Cambio Climático y Medio Ambiente del Imperial College de Londres. Para ello, “es absolutamente esencial que los gobiernos legislen sobre el abandono de los combustibles fósiles en la conferencia sobre el clima de la COP de este año“, que se celebrará en noviembre y diciembre.

Sin embargo, el lobby fósil no lo pone fácil. A principios de este año se supo que el presidente de la cumbre de este año será el sultán Ahmed Al Jaber, ministro de Industria y Tecnología Avanzada y consejero delegado de la petrolera estatal de Emiratos Árabes Unidos ADNOC. La presencia de empresas como Iberdrola, por otro lado, ya se vio en las reuniones previas que se celebraron en Bonn el mes pasado.

Gracias a la colaboración de nuestra
comunidad podemos publicar. Ayúdanos a seguir.

COMENTARIOS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.