Etiquetas:
ATENAS | Aún no ha llegado oficialmente el verano —que se inicia el 21 de junio— pero en Grecia el mercurio ya ha sobrepasado los 40 °C en algunas regiones. En el país heleno, conjurar la emergencia climática en futuro ya no tiene sentido: las olas de calor, cada vez más intensas, duraderas y frecuentes, se han convertido en la nueva normalidad. El termómetro ha marcado esta primera quincena de junio una temperatura que hace unos años solo se vivía en julio y agosto. Durante esta semana, en algunas regiones del país –como en Tesalia– se han registrado hasta 43°C.
Ante las advertencias del Servicio Meteorológico Nacional a principios de semana, el Ministerio de Interior envió una circular con una serie de medidas para afrontar este episodio de temperaturas extremas: colegios cerrados el miércoles y el jueves, orden a las empresas de flexibilizar el trabajo de sus empleados y empleadas, y teletrabajo para el funcionariado vulnerable –aunque el no vulnerable también se ha podido acoger a esta medida–. También se incluía en las recomendaciones evitar el trabajo desde las doce del mediodía y hasta las cinco de la tarde, y precaución para aquellos que trabajen al aire libre. Los hospitales han estado en alerta máxima y la Acrópolis se mantuvo cerrado el miércoles y el jueves durante las horas centrales del día.
Según la organización Climate Central, el cambio climático ha hecho que la temperatura media diaria de este jueves (9,5 °C por encima de lo normal para esta fecha) sea al menos 4 veces más probable. «El calor generalizado en el Mediterráneo oriental, África y Oriente Próximo está estrechamente relacionado con el cambio climático de origen humano. Estas condiciones peligrosas serán cada vez más comunes hasta que dejemos de quemar carbón, petróleo y gas natural», afirma el doctor Andrew Pershing, vicepresidente científico de Climate Central.
La ola de calor más temprana desde que hay registros
Como la definición de ola de calor puede variar de un país a otro, Panos Giannopoulos, meteorólogo de la Televisión pública nacional griega ERT, miembros de la junta directiva del Servicio Meteorológico Nacional Heleno y miembro de la Asociación Internacional de Meteorólogos, aclara que «en Grecia ni siquiera existe una definición estricta de ola de calor. Generalmente usamos este concepto cuando temperatura máxima es superior a los 38 grados en gran parte del país. El segundo criterio que tenemos en cuenta es el de la duración: tiene que durar, al menos, tres días. Por último, las temperaturas mínimas también tienen que ser bastante altas», señala. Eso explica que las temperaturas altas de la semana anterior, también inusuales para esta época del año, no puedan considerarse ola de calor: «Esta es la primera ola de calor que sufre Grecia este verano. Hace unos días solo podíamos hablar de calor», explica Giannopoulos.
En Grecia, los registros meteorológicos se iniciaron en 1890 en Atenas, y si algo tiene de especial esta primera ola de calor de la temporada estival es su prontitud. «Según los registros que manejamos, nunca habíamos tenido una ola de calor antes del 15 de junio, por eso es importante», destaca el meteorólogo. En 2010, por ejemplo, la primera ola de calor se produjo del 15 al 18 de junio.
Olas de más duración y más intensas
Para Kostas Lagouvardos, director de investigación del Observatorio Nacional de Atenas y del Instituto de Investigación Ambiental, lo más destacable respecto a la nueva tendencia es que, de ahora en adelante, estos episodios serán más intensos, durarán más días y se producirán de manera más frecuente. «Esto no solo ocurrirá en Grecia, sino en todo el sur del Mediterráneo», recalca. De hecho, el Mediterráneo oriental es una de las zonas que más sufrirá el aumento de la temperatura. En esto también coincide Panos Giannopoulos: «En el siglo XX, en Grecia, durante el verano, vivíamos unas dos o tres olas de calor, pero desde el año 2000 se han incrementado: ahora tenemos seis o siete».
Además de la frecuencia, también se ha incrementado considerablemente la duración. Durante el verano de 2023 se produjo una ola de calor que duró quince días: «no fue una ola de calor con temperaturas extremas, pero sí temperaturas muy altas durante un largo periodo. Fue la ola más larga desde que hay registros, porque normalmente duran unos tres o cuatro días. Ahí no tenemos que hablar de intensidad, sino de duración», remarca Giannopoulos. En la conversación, Lagouvardos también menciona este episodio acontecido en 2023. Para el meteorólogo, puesto que esta es una problemática compartida con otros países como España, Italia o Portugal, se debería fomentar el intercambio de información científica y estrechar la colaboración entre los diferentes observatorios nacionales. «Ya existe una cooperación estrecha y se intercambian conocimientos y experiencias, pero hay que esforzarse más y fomentar el trabajo común».
¿Está Grecia preparada?
Una de las consecuencias de las olas de calor es que aumenta las posibilidades de incendios forestales: «Las olas de calor provocan sequías de alto riesgo que, a la vez, traen grandes incendios. Solo hace falta ver qué ocurrió el año pasado en Grecia, pero también en 2021 en Eubea y durante años anteriores», recuerda. Las olas de calor al final del verano, además, son potencialmente peligrosas: la sequía prolongada de toda la época estival provoca que el riesgo de incendios aumente considerablemente.
Tampoco se olvida Lagouvardos de la salud pública: en 1987, Atenas sufrió una ola de calor que duró ocho días y provocó la muerte de 3.000 personas. «Recuerdo aquel episodio porque yo era estudiante. Ahora esto no sucede porque la gente tiene aire acondicionado en las casas, pero no hay que olvidar que las olas de calor golpean, sobre todo, a gente humilde que vive en casas pequeñas en el centro de la ciudad; casas que no están bien aisladas. Muchas de estas familias, además, no pueden permitirse usar el aire acondicionado porque la electricidad es especialmente cara. Esto afecta, sobre todo, a la gente que tiene pocos recursos económicos».
Otro de los temas que hay que considerar en una ciudad como Atenas cuando se producen estos episodios de temperaturas extremas es la cuestión del suministro eléctrico: a pesar de que el gobierno griego había asegurado que se iba a producir un refuerzo en el sistema eléctrico para evitar la sobrecarga de la red durante esta semana, en algunos puntos de la capital helena se han experimentado cortes de electricidad. Ni Lagouvardos ni Giannopoulos, sin embargo, consideran que esto vaya a ser un problema: «Creo que la red eléctrica de la ciudad está bien preparada para estos episodios; y la gente sabe cómo actuar», dice el segundo.
Un verano más caluroso de lo habitual
Si bien resulta complicado hacer pronósticos y ni Giannopoulos ni Lagouvardos quieren aventurarse, lo que sí tienen claro es que será un verano particularmente caluroso. «Más de lo habitual, posiblemente. La previsión del Centro Europeo muestra que la media de temperatura será uno o dos grados más alta de habitual en países como Grecia, España, Turquía o los Balcanes», explica Giannopoulos. «Tendremos un junio muy caluroso, pero no sabremos qué sucederá en julio y agosto, porque no tenemos las herramientas para hacer este tipo de cálculos. Las únicas herramientas que tenemos son las previsiones estacionales que emiten los grandes centros metereológicos; aunque sí podemos decir que seguramente vayamos a tener, durante e verano, temperaturas superiores a la media», concluye Lagouvardos.