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Incendios en Australia: ¿puede España llegar a encontrarse en una situación similar?

Los incendios de Australia no tienen precendentes. Hablamos con el bombero forestal Ignacio Villaverde para entender el papel del cambio climático en los mismos.
Incendios en Australia: ¿puede España llegar a encontrarse en una situación similar?
Vista de satélite de los incendios de Nueva Gales del Sur. Foto: Agencia Espacial Europea/Flickr (Lic: CC BY-SA 2.0) Foto: incendios australia-1

Arde Australia. En Nueva Gales del Sur, su estado más poblado (con más de siete millones de habitantes) y una superficie un 50% mayor que la de la Península Ibérica, más de 100 incendios siguen activos. De ellos, alrededor de la mitad están fuera de control. 

Este jueves ya han ardido al menos unas 20 casas, muchas de las cuales pertenecían a bomberos voluntarios, según informó la primera ministra de Nueva Gales del Sur, Gladys Berejiklian. En total, ya se han perdido más de 800 casas en todo el territorio del Estado. Además, el humo está afectando a la salud de los habitantes de ciudades como Sídney o Camberra.

Incendios y cambio climático

El fuego forma parte del ecosistema australiano, que ha evolucionado para adaptarse al mismo. Los bosques de eucaliptos sobreviven a los fuegos que, año tras año, afectan a diferentes partes del país oceánico. Y, sin embargo, los siniestros de este año no son normales, y pueden dejar una devastación irreparable. “Nunca he visto nada igual, salvo quizás algunas facetas de los incendios de Siberia de este verano”, explica a Climática el bombero forestal Ignacio Villaverde, del Servicio de Incendios Forestales de Castilla y León, quien ha estado siguiendo de cerca la evolución de los fuegos australianos.

Los incendios de este año son de alta intensidad, que arden a más de 1000 ºC, queman las copas de los árboles, no solo las zonas bajas del bosque, y los bosques no se recuperan. Normalmente no es así, y los fuegos no pasan de los 500 ºC, dejando a gran parte de la vegetación con vida.

Nueva Gales del Sur lleva en situación oficial de sequía dos años, aunque las precipitaciones han sido muy escasas desde hace al menos cuatro. La sequía y las altas temperaturas son dos de los impactos del cambio climático en el país austral, según información de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commowealth (CSIRO).

Para Ignacio Villaverde no cabe duda de que el cambio climático tiene un papel clave en la situación. “En Australia la manera de contener los incendios es la quema controlada de combustible en el monte, pero este año las condiciones eran tan extremas, tan secas, que no han podido hacerlo”, explica el bombero. 

Y las condiciones no dejan de empeorar. Esta semana se han vivido los dos días más calurosos de la historia de Australia, con una temperatura máxima media de casi 42 ºC en todo el país. Muchos de los incendios están más allá de la capacidad humana de extinguirlos, según anunció este lunes el Comisionado de Nueva Gales del Sur, Shane Fitzsimmons.

Situaciones no comparables

A pesar de que el fuego, la sequía y temperaturas cada vez más altas son también algunas de las consecuencias de la crisis climática en España, no es probable que lleguemos a la misma situación que en Australia.

“En Europa, el modelo de extinción es de supresión total. Cuando aparece un incendio, se movilizan medios para extinguirlo inmediatamente. En Australia, en cambio, como hay tantas zonas remotas, lo que se hace es observarlo. Solo se actúa contra el mismo si se ve que en su propagación futura supone una amenaza para zonas habitadas o protegidas”, explica el bombero. Por eso, indica, es muy poco probable que nos veamos en una situación similar, con cientos de incendios ardiendo al mismo tiempo.

Pero eso no significa que estemos fuera de peligro. “Los incendios van poniéndonos cada vez más en jaque. Hace diez años íbamos a buscar el fuego al monte. Ahora lo paramos a la puerta de las casas, y nos va a superar”, afirma Villaverde. De hecho, en los últimos años cientos de personas han perdido la vida en incendios en países como Portugal, Grecia e Italia. También en España, aunque, por ahora, en menor medida.

Información y adaptación

El aviso del bombero forestal es abrumador: “A nosotros, que la temperatura suba medio grado, no nos afecta mucho, pero el monte lo nota. La vegetación se seca más, está más tiempo seca y los árboles y arbustos se desprenden de más combustible. En unos cinco o seis años, si seguimos en esta dinámica, los pueblos van a empezar a arder”. Y sin embargo, la información parece caer en saco roto. Villaverde lamenta que los avisos de los profesionales no se estén escuchando. “La gente te mira como diciendo ‘pero qué me estás contando’”. 

Las condiciones van a ser cada vez más peligrosas y propicias a los incendios, pero la adaptación es posible. Las medidas que hay que tomar, no obstante, pasan por un cambio total del modelo social. “Hay que salir de las ciudades y trabajar los montes. El monte lo gestiona el hombre o lo gestiona el fuego. No podemos pretender que el monte siga a lo suyo, no podemos darle la espalda como sociedad, porque entonces lo va a gestionar el fuego, y el fuego se llevará por delante lo que se tenga que llevar”, explica Villaverde, al tiempo que desecha como imposibles propuestas de limpiar los bosques con maquinaria como desbrozadoras. “Es lo que se propone desde las ciudades, pero es que es inviable”, explica, afirmando que es demasiado territorio.

Al preguntarle por un modelo a seguir, el bombero forestal no lo duda: “En Soria tienen pinares de los que viven, los limpian, los cuidan… tú si vives del monte te vas a preocupar de que no arda, y de que si arde lo haga bajo tus condiciones, y no las del fuego”.

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COMENTARIOS

  1. “La gente te mira como diciendo ‘pero qué me estás contando’”.
    Así es Villaverde.
    Hemos llegado a tales cotas de estupidez que cuando recibimos las cada vez más espaciadas visitas de la señora lluvia, la gente dice que es un fastidio, que día más feo…
    El invierno, que sólo es un recuerdo de lo que era, benditos inviernos los de antes que con sus intensas nevadas y heladas sanaban las enfermedades de las plantas, enfermas crónicas ahora, pues también les resulta sumamente molesto, como si fuera un accidente de la naturaleza, algo anormal.
    Ellos quieren verano, calor, juerga y consumir hasta dónde puedan y a veces aún más.

    Los montes hay que limpiarlos. En algunas Comunidades, cómo Euskadi, son un ejemplo, no sé con que métodos los limpian. En otras, como la mía, son un espejo de la dejadez, la apatía y la desidia tanto de la gente que pasa de ello como del gobierno de la Comunidad que también pasa y más si a la gente ya le parece bien esa dejadez.
    Desempeñas una de las labores más útiles que se pueden hacer, Villaverde, para el Planeta y para la sociedad. Mil gracias.

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