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La Xarxa per la Justicia Climàtica (Red por la Justicia Climática), que engloba a Fridays for Future, Extinction Rebellion, Acción Ecofeminista, Greenpeace, Ecologistas en Acción y Teachers for Future ha ocupado esta mañana la sede de Amazon en Barcelona para mostrar su rechazo al gigante empresarial y sus políticas de empresa, con el objetivo de poner el énfasis en el impacto ambiental que provoca la compañía de Jeff Bezos, en la actualidad el hombre más rico del mundo (desde marzo, su riqueza ha aumentado un 30%).
Es la primera acción conjunta de estas características que los movimientos mencionados llevan a cabo y coincide con el “Día sin Compras”, una huelga simbólica de consumo que se viene organizando desde 1992 en todo el mundo para mostrar el rechazo al Black Friday y el Cyber Monday. “el Día sin Compras se propone como un día para reflexionar y cuestionar el actual modelo de producción y consumo que mercantiliza todas las esferas de nuestra vida”, se puede leer en el comunicado emitido por Ecologistas en Acción.
El grupo de activista ha ocupado la sede de Amazon y hn dejado montones de cajas en la entrada de la empresa donde se podía leer “us tornem la vostra comanda” (os devolvemos vuestro envío). Mar Mirabete, miembroa de la Xarxa per la Justícia Climàtica, explica que pretendía ser una acción disruptiva, con lo cual la información que habían recibido los propios activistas de los movimientos durante los días previos había sido escasa. “La estrategia de la acción la han llevado a cabo cuatro personas y tres días antes supimos la hora y el día, pero no el lugar o la empresa contra la cual íbamos a hacer la acción”. Con ello se buscaba el impacto mediático. Mirabete asegura que, durante el confinamiento, los movimientos han repensado sus estrategias y que, a pesar de que continuarán trabajando de manera independiente, también harán acciones conjuntas como las de hoy, porque “ha sido un éxito”.
Amazon, una multinacional poco preocupada por el cambio climático
Por lo que al impacto ambiental respecta, Amazon es una de las empresas menos transparentes del mundo. “Ofrece escasos detalles más allá de los requeridos legalmente sobre el origen de los materiales que usa para la fabricación de sus productos, y no publica ninguna restricción sobre los componentes químicos peligrosos”, se quejan los movimientos por el clima.
Además, “los envíos individuales masivos, el embalaje excesivo y un transporte energéticamente poco eficiente, entre otros, hizo que Amazon generase 51,1 millones de toneladas de CO2 en 2019 (con un ritmo de crecimiento del 15% respecto al año anterior), lo mismo que países como Bulgaria o Suecia”. Eso ocurre porque a menudo, los camiones de reparto del gigante circulan a media carga para poder cumplir con los plazos de entrega, lo que genera una huella de carbono considerablemente alta que podría ser reducida si se trabajase pensando en términos ecológicos y medioambientales.
Impacto en el pequeño comercio y vigilancia a la plantilla
Los movimientos han aprovechado también para protestar contra el impacto que tiene la multinacional en el comercio local y de proximidad, ya que “representa la deslocalización de la producción respecto al consumo y la acumulación de poder. Un modelo insostenible que se ha visto muy beneficiado por la pandemia y el aumento de la venta online”, se lee en el manifiesto de Ecologistas en Acción.
Para la organización, “la llave del negocio de Amazon está en ofrecer precios bajos para que continuemos consumiendo sin medida. Estos precios se obtienen mediante la deslocalización de la producción donde los costes laborales son menores y las condiciones de trabajo son más precarias. Aprovechado su situación ventajosa, presionan a productores y proveedores y precarizan nuestro propio mercado laboral”.
Los movimientos por el clima también han querido denunciar, durante la jornada de hoy, la ingeniería fiscal que hace que el gigante pague menos impuestos de los que debería y la precarización de las condiciones de trabajo de los empleados. Respecto a este tema, hay que mencionar que hace tan solo tres días, veía la luz una investigación de Motherboard (sección de tecnología de Vice) en la que se aseguraba que Amazon presuntamente habría contratado una agencia de espionaje, concretamente, Pinkerton, para vigilar a aquellos trabajadores sindicados y grupos ecologistas como Fridays for Future o Greenpeace, quienes, por su parte llevan tiempo denunciando las amistades de Bezos con importantes compañías petroleras, a quienes proporciona servicios de inteligencia artificial para optimizar las extracciones de crudo.
Este año, Bezos anunció la donación de 10.000 millones de dólares (unos 9.300 millones de euros) para luchar contra la crisis climática y conseguir la neutralidad de emisiones para 2040, en un claro movimiento de greenwashing. «Quiero trabajar con otras personas para amplificar las maneras que conocemos y explorar otras nuevas formas de luchar contra el devastador impacto del cambio climático», afirmó el empresario en un post en su cuenta de Instagram, en el cual cuenta con 1,7 millones de seguidores. El grupo Amazon Employees for Climate Justice (empleados de Amazon por el cambio climático), sin embargo, fue amenazado con un despido después de haber hablar con los medios de comunicación sobre el papel de Amazon en la crisis climática.
Al carajo los multimillonarios filántropos que perjudican un 100% al conjunto de la sociedad y pretenden quedar bien donando un 20%.
El pajarraco Jeff parece que quiere emular las prácticas del senador McCarthy y la cacería de brujas anticomunista.
A Amazón y a los amos del mundo les hemos dado vida la inconsciencia colectiva.
Es necesario educar, educar, educar, educar y educar a niños, jóvenes y adultos; pero ¿cómo? si los medios informativos de mayor tirada están al servicio de este exterminador sistema capitalista y la educación está hoy día también mercantilizada.
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Coincidiendo con la celebración mañana del Día sin Compras, Ecologistas en Acción lanza una campaña para denunciar el modelo económico de Amazon y sus fuertes impactos ambientales y sociales.
La empresa dirigida por Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, representa la deslocalización de la producción con respecto al consumo y la acumulación de poder. Un modelo insostenible que se ha visto muy beneficiado por la pandemia y el aumento de la venta online.
Según la organización ecologista, parte del éxito de Amazon en estos momentos de crisis y malestar social, se asienta en alentar un consumo compulsivo que no requiere esfuerzo, basado en la falsa idea de que el consumo da la felicidad.
El modelo de negocio que extiende Amazon representa la deslocalización de la producción con respecto al consumo, lo cual en una acuciante crisis climática, tiene importantes consecuencias: la huella de carbono del transporte de productos, la necesidad de materiales y generación de residuos por embalajes, y el desecho de bienes que no se llegan a vender, son algunas de ellas.
A este impacto hay que añadir, entre otros, efectos como el de la concentración de la riqueza, personalizada en Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, así como el acaparamiento de cada vez mayor cuota de mercado. Esto aporta a la compañía un gran poder a la hora de negociar, en cuanto a precios y condiciones, con los productores y comerciantes que les proveen de los bienes que distribuyen.
Ecologistas en Acción también resalta los impactos sociales de este modelo: la destrucción de puestos de trabajo en el comercio convencional, las malas condiciones laborales de la mayor parte de los empleados de la compañía, o la ridícula cantidad de impuestos que paga gracias a diversos entramados de ingeniería fiscal….
https://www.ecologistasenaccion.org/155972/dia-sin-compras-dia-sin-amazon/