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Lützerath, una aldea en el estado alemán de Renania del Norte-Westfalia, se ha convertido en los últimos días en el epicentro de la batalla contra la crisis climática. Miles de personas se han manifestado frente a las excavadoras para protestar contra la explotación de una mina de lignito, un tipo de carbón. El domingo, sin embargo, la Policía alemana confirmaba la evacuación de la zona y el desalojo de todos los activistas medioambientales.
El sábado, las fuerzas de seguridad cifraban los manifestantes entre 8.000 y 10.000 personas, mientras que la organización hablaba de 35.000 participantes. Los activistas ambientales organizaron una marcha a la que se sumó Greta Thunberg. La activista sueca criticó al Gobierno alemán por cerrar acuerdos con consorcios energéticos. «Es incomprensible que se siga extrayendo y quemando carbón en 2023, aunque es bien sabido que el cambio climático resultante está costando vidas humanas en muchas partes del mundo», indicó Thunberg. Los manifestantes aseguraban que la quema de este carbón no cumple los requisitos de la ley alemana de protección del clima.
La decisión de explotar el lignito que hay bajo tierra en Lützerath, que se encuentra a 18 kilómetros de la mina de Garzweiler, parte de un compromiso entre la empresa de energía RWE, el Ministerio de Economía federal, y la administración local. En el acuerdo, se renuncia a Lützerath a cambio de adelantar la supresión del carbón en Alemania a 2030. La ministra de Agricultura de Renania del Norte-Westfalia, Mona Neubaur, explicó que «el carbón bajo Lützerath, muy dañino para el clima, es necesario para la seguridad energética».
35K sagen: Die Kohle unter #Lützerath muss im Boden bleiben!
Hier ein Teil der Demo im Zeitraffer pic.twitter.com/q178vV6DOP
— @parents4future@climatejustice.global (@parents4future) January 14, 2023
Algunos manifestantes han denunciado la dureza de la actuación policial en las redes sociales. Las fuerzas de seguridad, por su lado, han asegurado que los agentes fueron recibidos con piedras y cócteles molotov, y casi setenta de ellos resultaron heridos durante los altercados. Medios de comunicación alemanes han indicado que no han podido informar desde el lugar de los hechos al haber tenido el acceso vetado, tal y como ha denunciado el Sindicato Alemán de Periodistas.