El Pacto Europeo por el Clima, la iniciativa que promete ser el altavoz de la juventud

En una de las arterias de la ciudad de Barcelona, Passeig de Gràcia, se reunían este jueves más de una treintena de personas. A pocos metros del bullicio de los coches, entraban en una sala preparadas para escuchar. Algunas ya se conocían entre ellas. Otras era la primera vez que lo hacían. Muchas españolas, algunas italianas. Todas ellas embajadoras. Embajadoras por el Clima. Y, a medida que se iban sentando, la edad media entre esas cuatro paredes disminuía.

El Pacto Europeo por el Clima surgió en 2020 como una iniciativa de la Comisión Europea para «visibilizar y ser un espacio para la acción para la ciudadanía activamente comprometida» a luchar contra el cambio climático. En total, 900 personas de toda Europa, 205 de ellas de España, el segundo país con más Embajadores después de Italia, se involucraron en algún momento en la lucha por un futuro afianzado para quien hereda el planeta: la juventud.

«No podemos esperar ni mirar hacia otro lado. Sería imperdonable. Todas las generaciones se ven afectadas por el cambio climático, pero los jóvenes mucho más. Por eso es importante escucharles y brindarles las oportunidades que merecen con el fin de que podamos todos respetar y disfrutar de nuestro planeta sin fecha de caducidad”. Carmen Marqués Ruiz, embajadora del pacto y líder de la iniciativa, iniciaba la jornada con estas palabras.

Este era el cuarto encuentro en España para dar a conocer el Pacto, y coincide con el año en que el Ministerio Ecológico ha asignado a la Generación Clima la tarea de participar en la COP27, que también fue uno de los temas que se trataron en la reunión. Vera Estefanía, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, hizo una aparición telemática para anunciar que las pérdidas y daños, la financiación, y el continente africano serían algunos de los temas a tratar en la cumbre. La opinión de jóvenes de 10 universidades españolas formarán parte del debate para «ayudar a mover el tablero geopolítico en el sentido correcto”, concluyó.

Pero Egipto no fue el único lugar en el foco. Siendo Barcelona la sede de esta reunión, las propuestas de más jóvenes para los Pirineos y la situación climática de Catalunya también se abordaron. Esta última en manos de Tomás Molina, el meteorólogo que aparece cada noche en los televisores de miles de personas desde hace más de tres décadas en el territorio catalán.

En una breve clase magistral, el presentador y embajador explicó la cronología del tiempo actual y alertó a los y las asistentes de lo que estaba por venir, aunque no de forma dramática: «Yo, que siempre he estudiado meteorología de latitudes medias y de frente polar, ahora tengo que estudiar meteorología tropical porque España está sufriendo poco a poco una tropicalización«.

Frente a los datos expuestos por Molina, hay otros que revelan cómo percibe la población española la crisis climática. Las últimas encuestas de opinión de la UE, la de 2021, señalan que España cree que los gobiernos nacionales (67%, frente a la media de la UE del 63%) son responsables de abordar el cambio climático. Y más de nueve de cada diez personas encuestadas creen que es importante que tanto su gobierno nacional (94% frente a la media de la UE del 88%) como la Unión Europea (94% frente a la media de la UE del 87%) establezcan objetivos ambiciosos para aumentar la cantidad de energía renovable utilizada para 2030.

Por otro lado, algo más de tres cuartas partes de los encuestados (76%, por encima de la media de la UE de 64%) dicen haber tomado medidas para luchar contra el cambio climático en los últimos seis meses. En el encuentro asistieron algunas de estas personas.

Algunos de los muchos ejemplos de activismo juvenil

Tal vez son pocas las veces que Sandro Lasnier y María Serra han estado detrás de un micrófono. Seguramente son menos de las que lo han estado detrás de un megáfono. Ellos son dos de los jóvenes que participaron en el encuentro. Embajadores desde hace poco, activistas en las calles desde hace años. Ambos explican, además de sus proyectos, la necesidad de actuar y la gravedad de la ecoansiedad que tantas personas sufren desde hace tiempo.

«Somos una generación que pasa del miedo a la ecoansiedad, de la organización a la acción, de la desesperanza a la justicia climática. Una generación que utiliza la crisis climática como punto de inflexión para un mundo más justo, menos cruel y conectada con la naturaleza”, concluía Serra.

El encuentro acabó con una mesa redonda formada por siete jóvenes que respondieron a las preguntas de un público con varios años más de edad. Las respuestas eran contundentes. «La diferencia entre la lucha climática como la conocemos ahora y la de hace unos años es el cambio de enfoque. Los jóvenes estamos hablando del sistema. De que la crisis climática no surge por ducharnos diez en vez de cinco minutos, sino que es un problema sistémico, producido por un sistema capitalista, patriarcal y colonialista. Si no apuntamos al problema de raíz, esta crisis no la vamos a poder solucionar», contesta Karin Watson, una de las ponentes.

Una mañana entera no fue suficiente para abordar todas las iniciativas que se están gestando entre la gente joven, cansada de que no se le tome en serio. Perdiendo la paciencia por no tener un futuro asegurado porque no hay pactos que sirvan sin personas que se comprometan a cumplirlo. Ellos y ellas saben cómo hacerlo. Solo hay que aprender a escucharlos.