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La taxonomía europea, y por tanto, la norma que cataloga como ‘verdes’ a la energía nuclear y el gas fósil, sigue adelante. Este miércoles, el Parlamento Europeo tenía la oportunidad de tumbar la propuesta presentada en febrero por la Comisión Europea. Sin embargo, no se ha logrado. Se necesitaban 353 votos y solo se consiguieron 278. A favor de la taxonomía votaron 328 eurodiputados y eurodiputados, la mayoría de partidos de derecha, liberales, ultraconservadores y extrema derecha. De España, Vox, PP, Ciudadanos (excepto la exsocialista Soraya Rodríguez) y PNV se posicionaron a favor de considerar ambas energías como inversiones sostenibles de cara al sector privado.
En febrero de este año, la Gobierno comunitario (la Comisión) hacía público el Acto Delegado Complementario final sobre la Taxonomía de Actividades Sostenibles de la Unión Europea. Pero antes de que fuera oficial, necesitaba el visto bueno de la Eurocámara y del Consejo Europeo (formado por los países miembros de la UE).
Éste último tiene hasta el 11 de julio para presentar su objeción a la propuesta. No obstante, salvo un enorme giro de los acontecimientos, no habrá rechazo, pues el Consejo necesita el apoyo de, al menos, 20 Estados miembros que representen al menos el 65% de la población de la UE. En el caso de que no haya oposición, el acto delegado sobre taxonomía que considera ‘verdes’ a la nuclear y el gas fósil entrará en vigor y será de aplicación a partir del 1 de enero de 2023.
Según defiende la Comisión, su decisión considera a la energía nuclear y el gas como tecnologías de transición que permitirán facilitar la transición hacia las emisiones netas cero en 2050. Por ello, la energía nuclear cuenta en la propuesta con el sello ‘verde’ hasta 2045 y el gas, hasta 2035. Las actividades económicas relacionadas, a su vez, estarán sujetas a «unos requisitos específicos en condiciones de transparencia», apunta el Parlamento Europeo tras la reunión.
Francia logra su objetivo con la nuclear
Alemania tenía un peso fundamental en la votación de este miércoles, ya que cuenta con el mayor número de asientos en el hemiciclo, 96. La opinión del país sobre la propuesta ya se hizo pública en mayo, cuando los ministerios de Medio Ambiente y Economía mostraban su oposición en un comunicado conjunto. Sin embargo, sí existía un interés por reconocer el papel del gas en la transición energética.
Contrariamente, las circunstancias derivadas de la guerra en Ucrania, que elevó el precio del gas a máximos históricos, favorecían a que Francia, que cuenta con el segundo mayor número de diputados (79), se posicionase en el bando del ‘sí’. Desde que Emmanuel Macron se presentó a las elecciones que lo volvieron a posicionar como presidente del país, la intención de restaurar la energía nuclear era evidente en su campaña.
La oposición la lideraban otros países, entre los que se encontraban Austria, Luxemburgo y España. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera ha declarado en repetidas ocasiones que tanto el gas como la nuclear no son «no son energías verdes ni sostenibles».
Florent Marcellesi, ex diputado del Parlamento Europeo y coportavoz del partido Verdes, se ha mostrado decepcionado con la posición adoptada por la Cámara. «Los lobbys de las energías sucias salen con la suya de la mano de los conservadores, liberales y extrema derecha. Es un gran paso atrás para el Pacto Verde Europeo y la lucha climática. En contra de la opinión de los expertos y las empresas, manda una señal desastrosa a los inversores y nos aleja del Acuerdo de París. Le quita total credibilidad al sello de calidad de la UE para inversiones sostenibles», lamenta.
Marcellesi también ha querido ofrecer sus palabras de apoyo a la causa, y ha asegurado que «la lucha continúa» en referencia a las repetidas palabras de Austria y Luxemburgo de llevar la taxonomía al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
Ante la resolución, decenas de activistas se manifestaban esta mañana frente a la sede de la institución. Dentro, desde la tribuna de invitados, algunos de ellos han descubierto unas camisetas rojas en las que se podía leer la palabra ‘betrayal‘ (traición en inglés).
Sara Bourehiyi, responsable de la campaña “Finanzas sostenibles” de Ecologistas en Acción, ha declarado: “Etiquetar el gas y la energía nuclear como verdes es un resultado nefasto. El propósito era que se creara un instrumento, basado en la ciencia, que garantizase que una inversión calificada como verde contribuyese a la necesaria transición ecológica y a mitigar los efectos del cambio climático. Si un combustible fósil y una energía que deja residuos para millones de años se consideran verdes, ¿qué no lo es?”.