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Palacios de Jamuz quedará ya para siempre como símbolo de una de las peores olas de incendios que se recuerdan en la península Ibérica. El pueblo leonés, engullido por las llamas entre el 14 y el 15 de agosto, fue el epicentro del fuego más extenso del siglo y probablemente de la historia reciente de España (a falta de datos definitivos). Y es que aunque incendios forestales hay todos los estíos, en particular en las zonas más propensas a ellos como el noroeste peninsular, lo de este verano no tiene mucho de normal. Los datos no mienten.
A 31 de agosto, se habían registrado 6.328 incendios, casi 1.000 menos que la media de la última década. Sin embargo, la superficie afectada triplica la media. El porqué está en el protagonismo que este verano han tenido los megaincendios: ha habido 60 fuegos de gran extensión frente a los 18 que suelen registrarse cada año y la superficie media afectada por siniestro ha sido de 6.100 hectáreas, mientras la media de la última década es de 1.500, según datos del Ministerio de Transición Ecológica. Además, de los 10 incendios más grandes de este siglo, ocho han ocurrido en 2025, incluyendo los mayores registrados en Castilla y León, Galicia y Extremadura, señalan desde Greenpeace.
Las causas detrás de los números son muchas, desde la despoblación rural y el abandono del territorio hasta la falta de medidas de prevención y de gestión forestal. Pero la huella del cambio climático también está clara: un estudio rápido de atribución publicado por la World Weater Attribution concluyó que en el clima actual, que se ha calentado 1,3 °C desde la época preindustrial, las condiciones extremas que alimentaron los incendios de este verano ocurrirán una vez cada 15 años. Los investigadores señalan que, en comparación con un clima 1,3 °C más frío, la probabilidad de que sucedan es 40 veces mayor y la intensidad es un 30% más alta.
Y esto no es algo exclusivo de la península Ibérica. Un estudio internacional ha concluido, tras analizar más de 3.200 grandes incendios desde principios de siglo, que a partir de 2010 los incendios son más severos y afectan a áreas más extensas, sobre todo en las regiones áridas y en las boreales. Ese año, señalan los investigadores, marca un punto de inflexión en la aceleración del cambio climático, con más calor, más sequías y más eventos extremos. Las regiones del planeta que tienden a sufrir incendios de mayores magnitudes son el oeste de Norteamérica, el sureste de Australia, el norte de Sudamérica, el sur de Asia y la región centro-este del norte de Siberia.
Incendios más severos, recuperación más lenta
«Con los resultados vemos, por un lado, que los ecosistemas cada vez están sufriendo incendios más graves y, por otro, que tardan más en recuperarse”, señala Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) y uno de los autores del estudio publicado en Nature Ecology & Evolution.
Los bosques tardan normalmente 4 años en recuperarse tras un incendio, pero en las regiones analizadas en el estudio los bosques necesitaron entre 4 y 5 meses extra para recuperar la densidad de la vegetación y otros 3 o 4 meses más para recuperar la capa superior del bosque, el llamado dosel. Por último, necesitan entre 3 y 4 años más para recuperar la productividad primaria bruta, que es la energía total generada por las plantas mediante la fotosíntesis.
Esto es así por diferentes motivos, tanto climáticos como relacionados con el propio incendio. Por un lado, la recuperación de un bosque depende de la tasa de supervivencia de las semillas y de la disponibilidad de recursos como el agua. Así, cuanto más seco y caluroso es un ecosistema, menor es la supervivencia y mayor la escasez hídrica, por lo que más lenta avanza la recuperación. Pero es que además el estudio descubrió que la gravedad del incendio es más determinante que el clima a la hora de ralentizar el crecimiento del bosque.
La investigación señala que los incendios más intensos destruyen no solo las copas, sino también las semillas, los brotes y buena parte del suelo orgánico. “Esto reduce mucho la capacidad de regeneración natural”, explica Peñuelas. Los efectos se notan más en los bosques de crecimiento más lento, como los boreales con coníferas de hoja perenne, mientras que en los bosques de suelo húmedo la regeneración avanza algo más rápido. “Este es uno de los motivos por los que los ecosistemas tropicales se recuperan antes”, añade el investigador del CREAF.
El estudio también alerta de que muchos modelos climáticos actuales no tienen en cuenta los cambios en el tiempo de recuperación de los bosques, lo que puede provocar una infraestimación de su impacto a largo plazo. Teniendo en cuenta que otras investigaciones señalan que la incidencia global de los incendios de gran escala aumentará un 14% para finales de la década y hasta un 50% para 2100, los autores hacen un llamamiento urgente a implementar medidas de restauración ecológica para acelerar la regeneración forestal y preservar el papel de los bosques en la lucha contra el cambio climático.





Muchas veces no son necesarios mega-incendios para empobrecer y destruir parajes:
Presentan un diagnóstico de la situación de la Red Natura 2000 gallega y denuncian el grave deterioro que sufre por la negligencia de las administraciones.
Ecologistas en Acción presenta su primer informe sobre el estado de la Red Natura 2000 en Galicia, que en esta primera parte del estudio ambiental abarca la provincia de Pontevedra.
El informe evalúa cuatro zonas de Pontevedra de gran valor ambiental: el complejo intermareal de A Ramallosa y el sistema fluvial Ulla-Deza, como zonas de especial conservación ya incluidas en la Red Natura 2000, y los sistemas montañosos de la Serra da Groba y la Serra do Suído, como zonas de alto valor natural sin figuras de protección.
En las conclusiones del estudio, la organización ambiental denuncia el grave deterioro ambiental que sufre la Red Natura debido a la negligencia de la administración regional gallega. Ambas zonas Natura 2000 evaluadas carecen de los planes de gestión específicos necesarios para controlar y regular el impacto de la actividad humana. Ecologistas en Acción también exige la designación inmediata de la Serra de A Groba y la Serra de O Suído como Lugares de Importancia Comunitaria (LIC), paso previo a su plena inclusión en la Red Natura 2000. La organización advierte que su exclusión actual constituye una grave infracción técnica y legal que vulnera las Directivas Europeas de Conservación de la Naturaleza…
Grave riesgo de contaminación de los acuíferos por los incendios.
Ecologistas en Acción solicita a los organismos competentes la evaluación, control y supervisión de las aguas durante el tiempo que perdure el proceso de contaminación provocada por los recientes incendios forestales en la provincia de León.
Tras los devastadores incendios del pasado mes de agosto en la provincia de León una de las mayores preocupaciones medioambientales es la contaminación de los acuíferos en las zonas calcinadas que modifican sustancialmente las características originales del agua y ponen en riesgo la calidad de estas para consumo humano.
Estudios realizados por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), dependiente del CSIC y varios Colegios profesionales de ingeniería Forestal, coinciden en que tras un incendio las cenizas que elevan el pH del agua alterando su equilibrio químico y los residuos de la combustión que contienen metales pesados (Antimonio, Arsénico, Mercurio, Plomo, Cadmio, Cromo, etc.), nitratos e hidrocarburos aromáticos policíclicos, como el cancerígeno benzopireno, arrastrados por la lluvia, se infiltran en el subsuelo contaminando durante largo tiempo los acuíferos subterráneos ubicados en las zonas quemadas.
A esto se suma la pérdida de vegetación, que reduce la evapotranspiración y la infiltración de agua produciendo la ralentización de la recarga natural de los acuíferos afectados.
Dada la magnitud de estos incendios y la previsible contaminación de los acuíferos Ecologistas en Acción de la provincia de León ha remitido sendos escritos a la Dirección General de Minas, responsable de la concesión y gestión de las Aguas Minerales y a la Confederación Hidrográfica del Duero como Organismo competente en materia de aguas, solicitando que se evalúe y supervise el estado, actual y futuro, de los acuíferos de las zonas afectadas por los incendios, implementando un riguroso cumplimiento de la normativa vigente.
Cabe recordar que la Dirección General de Minas es el Organismo autonómico competente para Declarar las aguas de un acuífero como Mineral Natural o Minero Medicinal destinadas a la producción y comercialización de agua embotellada y que para obtener la citada Declaración las aguas deben cumplir unas estrictas condiciones fisicoquímicas…
Las organizaciones ambientales consideran inadmisible el aprovechamiento de la madera en los perímetros de los incendios.
SEO/BirdLife, ADENEX, Ecologistas en Acción, Ecologistas Extremadura, GRUS, AMUS y SEZ denuncian graves consecuencias si se aplican algunas de las medidas de urgencia aprobadas por la Junta de Extremadura en las zonas de los incendios de Caminomorisco y Jarilla.
El aprovechamiento de la madera supone que se talen todos los árboles dentro de los perímetros de los incendios lo que supondría un atentado ecológico sin precedentes.
Instan a la Junta de Extremadura a que ponga en marcha la redacción de planes de restauración forestal de los territorios afectados.
Aprovechamiento de la madera quemada
En concreto, se solicita la inmediata revisión y modificación de las regulaciones que permiten y autorizan la tala y el aprovechamiento económico de la madera quemada dentro de los perímetros de los incendios de Caminomorisco y Jarilla. La situación real tras los incendios, indica que una parte muy importante del arbolado afectado, especialmente en el incendio de Jarilla, es perfectamente viable al estar compuesto por especies de frondosas (robles y castaños principalmente) más resistentes, adaptadas al fuego, y que únicamente han sufrido solo daños superficiales. Talar todo ese arbolado vivo sería un atentado ecológico de mayores proporciones que el propio incendio, agravando el impacto negativo producido, y no obedece a ningún criterio técnico. En este sentido, las organizaciones ambientales consideran que los planes de actuación aprobados deberían haberse basado en informes detallados sobre el estado de las masas forestales afectadas que respalden técnicamente la puesta en marcha de las medidas aprobadas.
Solo aquellos aprovechamientos forestales con plan de gestión forestal aprobado y cumplido, tendrían derecho a una indemnización por pérdidas, tramitada con los correspondientes procedimientos administrativos y exclusivamente por los árboles realmente quemados sin posibilidad de regeneración. Generar perspectivas económicas derivadas de los incendios es muy peligroso. Esta posibilidad de corta y aprovechamiento, reducida únicamente al arbolado quemado realmente sin posibilidad de regeneración, solo debería habilitarse para la propia administración y los recursos económicos obtenidos deberían emplearse exclusivamente en apoyar los planes de recuperación y reforestación de los bosques quemados.
Las organizaciones consideran que no atender la necesaria corrección de estos aspectos de las medidas aprobadas, daría a entender que el fin que se persigue no es otro que favorecer un mayor beneficio económico derivado de la situación y no la necesaria prudencia para regular sin generar expectativas que puedan aumentar los riesgos de incendios intencionados en el futuro.
—Actuaciones agresivas sin evaluación…
—Cultivos productivos en suelo forestal…
—De nuevo sin planes de repoblación y restauración de los bosques quemados…
—Consejo Asesor de Medio Ambiente inoperativo…
https://www.ecologistasenaccion.org/348724/las-organizaciones-ambientales-consideran-inadmisible-el-aprovechamiento-de-la-madera-en-los-perimetros-de-l