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El sector militar mundial fue responsable de alrededor del 6% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) en 2023. El español, en concreto, contaminó tanto como lo hacen 2,9 millones de automóviles. El parangón muestra la magnitud del impacto en la atmósfera tanto de las Fuerzas Armadas como de las empresas armamentísticas.
Esta contaminación, apuntan en el informe Malos humos militares: la huella de carbono del sector militar en España, elaborado por Centre Delàs d’Estudis per la Pau y Ecologistes en Acció, es creciente por el aumento en el gasto militar que están aplicando todos los países de la OTAN.
También, aclaran en el estudio, el cálculo es aproximado, ya que los Estados no están obligados a informar al respecto. En la actualidad, esta demanda es voluntaria, tal y como se aprobó en el Protocolo de la COP de París de 2015.
Los ejércitos y la industria militar representan el 6% de las emisiones mundiales de CO2
En 2023, con datos del informe referido, las emisiones GEI mundiales fueron de 37.550 millones de toneladas de CO2 equivalente (tCO2e). El sector energético es el máximo responsable (con un 26% del total), seguido de la industria (11%) y por detrás ya está el sector militar (6%), por encima incluso de la aviación (2%).
El sector militar, por tanto, emitió 2.253 millones de tCO2e en 2023. En el estudio señalan que este cálculo se hace solo contando las emisiones de ejércitos estacionarios en sus instalaciones, bases militares, campos de entrenamiento, maniobras y prácticas de tiro, más los residuos que generan.
“Y sin tener en cuenta las emisiones de las Fuerzas Armadas que intervienen directamente en guerras. Por ejemplo, se estima que en la guerra de Ucrania entre 2022 y 2024 se ha emitido una huella de carbono a la atmósfera de 2.700 millones de tCO2e”, agregan.
La contaminación de las Fuerzas Armadas españolas ha aumentado un 46% en cuatro años
En el estudio destacan que para evaluar la huella de carbono “es necesario contemplar todas las fases del ciclo de producción, desde la extracción de materias primas necesarias para la fabricación de las armas y equipos militares, hasta la utilización de esas armas y la gestión de los residuos que todo ello genera”.
En el caso de España, y siempre con las limitaciones provocadas por la falta de transparencia en la materia, los autores parten del informe Under the Radar: Europe’s military sectors dodge scrutiny under European Green Deal, publicado por la Izquierda del Parlamento Europeo en 2021 –que da información sobre las emisiones GEI militares de España– para hacer una extrapolación con la situación actual.
Así, cifran en 2,8 millones de tCO2e las emisiones de las Fuerzas Armadas de España en 2019, y de 4 millones en 2023, es decir, un aumento del 46%. Si se suman las emisiones de las empresas, el total del sector militar es de 4,97 millones de tCO2e.
Desde el Centre Delàs destacan que de las 400 empresas armamentísticas que, según el Ministerio de Defensa, hay en España, disponen de datos de 126, y solo nueve de éstas informan de sus emisiones y de su huella de carbono. Por tanto, de nuevo, es grande la dificultad para hacer el cálculo.
Aun así, queda claro que la que lidera las emisiones es Navantia, con 567.899 toneladas de dióxido de carbono en 2023. Es la huella ecológica más alta de la industria militar española, reiteran, “y tiene su explicación en que la producción de los astilleros navales militares necesita de materiales sujetos a un valor añadido de seguridad y resistencia que no precisan los buques civiles, y que en su extracción y producción necesitan de mucha más energía que otros sectores militares o civiles”.
Más gasto en defensa, más emisiones del sector militar
Los investigadores hacen una correlación lógica entre las emisiones del sector militar en España y el presupuesto del Ministerio de Defensa, que fue de 14.453 millones de euros en 2023 (el 1,13% del PIB).
Como existe el compromiso del Gobierno, acordado en la Cumbre de la OTAN de 2022 en Madrid, de alcanzar el 2% del PIB en 2029, “en ese año, el presupuesto debería alcanzar la cifra de 25.582 millones, y representaría un incremento del 56,5% respecto al presupuesto de 2023. Si se aplica ese mismo incremento a las emisiones GEI de las Fuerzas Armadas, entonces las emisiones podrían alcanzar los 6.336.226 tCO2e en 2029”, sostienen.
Algo similar sucedería en otros países de la OTAN, que también aumentarán su gasto militar. De hecho, en el informe El clima bajo fuego cruzado: cómo el objetivo del 2% de gasto militar de la OTAN contribuye al colapso climático (también del Centre Delàs) estimaban que el gasto militar de los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte había aumentado en 100.000 millones de dólares en dos años.
MANIFIESTO «ARAGON POR LA PAZ.
NI INDUSTRIA, NI OBJETIVO MILITAR»
La propuesta de implantar un «Hub de Defensa» en Aragón, anunciada por el Ayuntamiento de Zaragoza, la Diputación General de Aragón y la delegación del Gobierno en Aragón, se gestó en la opacidad y sin transparencia ni el conocimiento de la población, para ser presentada en Madrid el pasado mes de diciembre como un gran proyecto empresarial de colaboración público privada. Desde entonces es objeto de una intensa campaña de propaganda institucional que, bajo el pretexto del empleo y desarrollo económico, pretende convertir a la sociedad aragonesa en cómplice de una industria letal.
Esa propaganda oculta que la industria armamentística perpetúa la violencia y el sufrimiento de la población civil, que constituye el 90% de las víctimas de los conflictos armados. En la actualidad existen 56 guerras, la máxima violencia desde la II guerra mundial. En 2023 los conflictos ocasionaron 162.000 muertes y 95 millones de personas refugiadas o víctimas de desplazamientos internos.
La industria de armas, bajo los eufemismos de industria de defensa o tecnología de seguridad, destinada al comercio de armas no solo crea y perpetúa conflictos armados en diversas partes del mundo, sino que también desvía recursos vitales y nos convierte en objetivo militar frente a posibles acciones de represalia en caso de conflictos militares reales.
El dinero público debería destinarse a la educación, la salud, la erradicación de la pobreza y la protección del medio ambiente. Las exigencias de la OTAN y EEUU de incrementar los gastos de los países miembros de la OTAN, como el nuestro, en defensa y seguridad hasta el 5% del PIB tendrán su contrapartida en la reducción del gasto social. El secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte ya señaló el camino: “en términos generales, gastar más en defensa significa gastar menos en otras prioridades”. En Aragón, las instituciones están desmontando la cooperación y solidaridad, en lugar de priorizar un enfoque de paz para contribuir a la resolución de los desafíos y conflictos que presenta el escenario internacional. El Presidente aragonés, Jorge Azcón, aseguró que su gobierno iba a poner una “alfombra roja y una autopista en la tramitación administrativa para una empresa que es señera en la industria de la defensa”, refiriéndose a las empresas de armamento como las del anunciado Hub militar y la empresa INSTALAZA. Esta última ya se ha beneficiado de una declaración de interés autonómico para el proyecto de la nueva planta industrial y van a recalificar los terrenos de los que dispone en el centro de la ciudad a pesar de que en los mismos no hay actividad industrial propiamente dicha. El negocio está servido….
Leer Manifiesto completo y adhesiones:
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSemNGZ2egGoAyAb2elGZkioK-4LYimB_Zc-Tn7ksR7hfPSO7Q/viewform