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Esta semana España podría experimentar temperaturas excepcionalmente altas para ser el mes de abril. Es esta parte de la oración la que es de extrañar: que en plena primavera los termómetros marquen un calor más propio de los meses de verano. Algo que se debe, según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) a «la entrada progresiva de una masa de aire muy cálido y seco, de origen africano» que, «junto con las condiciones de estabilidad atmosférica y fuerte insolación, provocarán un progresivo y marcado ascenso de las temperaturas».
Así, el mapa de la Península se tiñe de rojo durante los próximos días: más de 30 ºC en varias zonas durante jueves y viernes e incluso 40 ºC en el Guadalquivir. «Con las temperaturas que se esperan, es bastante probable que se batan muchos récords de temperaturas para el mes de abril y que seguramente este episodio sea el más intenso que se ha vivido en España en un mes de abril», explica Rubén del Campo, portavoz de la AEMET. «Estas temperaturas desde luego no son normales para estas fechas».
La de esta semana no solo será una simple masa de aire abrasadora por un cielo despejado y un sol que brilla con más intensidad; hay más detrás de eso. Sin un estudio de atribución, el experto no se aventura a afirmar que este episodio de calor sea consecuencia del cambio climático. Sin embargo, explica que «este se manifiesta principalmente en un aumento de las temperaturas medias. Cuando esta media sube, el que se produzcan récords relacionados con el calor es mucho más probable. Lo que estamos observando es que estos episodios de altas temperaturas son ahora más probables, más intensos y aparecen más temprano que hace unas décadas».
Para el mes de abril, la AEMET señala que la temperatura media normal de esta semana suele estar entorno a los 13 ºC aproximadamente. Pero, en el pico de este episodio cálido, que tendrá lugar el jueves y viernes, la temperatura podrá estar de 8 a 10 ºC por encima del valor medio normal.
¿Primera ola de calor de 2023?
¿Se trata, entonces, de una ola de calor en plena primavera? Del Campo explica que, en términos estrictos, no. «Para hablar de olas de calor y distinguirlas de los episodios cálidos, en AEMET seguimos tres criterios: tendría que acontecer durante tres días consecutivos; suceder en al menos el 10% del territorio de España; y las temperaturas máximas tendrían que estar entre el 5% de las más altas que habitualmente se alcanzan en julio y agosto. Eso no va a suceder en esta ocasión, aunque va a ser un episodio muy extremo para la época». El meteorólogo alerta, aun así, de que, desde 2011, las olas de calor son el doble de frecuentes en España en comparación con décadas pasadas.
Como recuerda el World Weather Attribution (WWA), equipo especializada en estudios de atribución, actualmente toda ola de calor es ahora más fuerte y/o común debido al cambio climático provocado por las actividades humanas: «Las temperaturas antes consideradas extremas ahora son poco frecuentes, y las que antes eran prácticamente imposibles son la nueva definición de extremas«, apuntan.
No es solo la generalización de este calor sin precedentes, sino las probabilidades de que episodios así sucedan año tras año a medida que aumenta el calentamiento global. Dominic Royé, doctor en Geografía Física e Investigador en Clima y Salud medioambiental en la Fundación para la Investigación del Clima (FIC), compartió el viernes pasado a través de sus redes sociales unos gráficos donde se muestran los promedios de los futuros extremos de las máximas en abril para mediados y finales de siglo. Desde el promedio histórico hacia ese periodo, todas las ciudades analizadas verían sus temperaturas aumentar más de 3 ºC y hasta los 6ºC.
Aunque esta semana no se categorice como una ola de calor –por lo que muchas especialistas piden revisar el umbral que determina qué lo es–, «la masa de aire cálido que va a sobrevolar España es seguramente la más cálida que ha sobrevolado el país en abril en los últimos 43 años. Y, analizando las predicciones para los próximos días y comparándolas con datos históricos, probablemente entre el 25 y 30 de abril sucedan los días más cálidos para estas mismas fechas desde al menos 1950. Si las predicciones se cumplen, se tratará de uno de los episodios más intensos de calor vividos en abril», asegura del Campo.
Alta probabilidad de incendios
Las precipitaciones no han llegado a los niveles medios de un mes de abril, el valor medio nacional desde el pasado 1 de octubre de 2022 hasta el 18 de abril de 2023 se cifra en 337 mm, lo que representa alrededor de un 23% menos. La sequía que está arrastrando el país supone también una probabilidad más alta de incendios. Según las previsiones de la Agencia, a partir del miércoles, el riesgo va a ser muy alto o extremo en la mayor parte de la Península porque, además de las altas temperaturas y la baja humedad, la falta de precipitaciones provoca una mayor materia vegetal seca.
Otro factor que preocupa es el aumento de climas áridos en España. Se conoce como clima árido aquel en el que, a lo largo del año, la evaporación que se produce supera la precipitación y, por tanto, la disponibilidad de recursos hídricos es menor para los ecosistemas y para los cultivos. Este tipo de ambiente «se ha duplicado en extensión en España desde los años 50: ha pasado de un 6,5% de superficie a un 13% aproximadamente. Es más, se siguen extendiendo y se estima que una extensión equivalente a la provincia de Málaga se convierte en árida en España alrededor de cada cinco años».
España no es la única que experimenta mayores temperaturas. La semana pasada contábamos en Climática el último informe anual del Servicio de Cambio Climático de Copernicus, en el que se sitúa a Europa como el continente que más rápido se calienta. Solo en 2022, el territorio registró temperaturas el doble de la media mundial.
El nuevo análisis de CarbonBrief, por su parte, muestra que la cantidad de personas que experimentan eventos de calor alto de todos los tiempos ha aumentado drásticamente en las últimas tres décadas. Solo en 2022, aproximadamente 380 millones de personas experimentaron la temperatura horaria más alta jamás registrada. El 4% de la superficie del planeta registró temperaturas récord.