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Es momento de celebrarlo, de poner en valor los esfuerzos realizados por el sector de la educación ambiental -más de 300 expertas- que, a lo largo de la peor situación posible, durante los meses duros del confinamiento provocado por la pandemia de la COVID-19, elaboraron un Plan de Acción de Educación Ambiental para los próximos cinco años. El pasado diciembre se iba a aprobar en las IV Jornadas de Estatales de Educación Ambiental pero las condiciones de salud lo desaconsejaban y finalmente se aplazó.
La educación ambiental siempre se ha caracterizado por ser modélica y ejemplarizante, tanto en su comportamiento como en sus formas, y en este caso, debemos seguir siéndolo, mostrando un comportamiento prudente. La educación ambiental también se ha definido por su autoexigencia, siguiendo criterios científicos basados en la evidencia y es el momento de ser coherentes con los mismos ante la situación de salud que actualmente estamos viviendo.
Con todo, desde los Ministerios de Transición Ecológica y el Educación se daba a conocer el Programa de trabajo para este año. Un programa dotado presupuestariamente, y aquí vienen las luces y las sombras. Esta dotación inicial es de más de 50 Millones de euros, pero solo 488.000 son de aplicación directa. En un momento muy preocupante para el sector de la educación ambiental, que apenas sobrevive y que necesita ayudas como se han ofrecido a otros sectores para que el espacio de los equipamiento no sea ocupado por empresas que se dedican a otros asuntos y utilizan la educación ambiental como herramienta para el greenwashing. El resto de los 50 millones de euros son para inversiones ya consolidadas y dirigidas a la educación formal.
Este programa de trabajo era una excelente oportunidad para rescatar la educación ambiental, imprescindible para lograr las exigencias de la ciencia en un tiempos de urgencia y de cambios sistémicos. Pero, además, lo es para transformar las formas de vida hacia espacios adaptados a los cambios que el clima y la biodiversidad nos obligan.
El cambio climático sigue aumentando sus consecuencias, altas temperaturas, fenómenos meterológicos adversos… El IPCC exige medidas urgente. Queda claro que la educación ambiental, como instrumento para implicar a la ciudadanía, para generar una transformación social colectiva, debe estar dirigida para adultos, para los que toman decisiones, para políticos y empresarios. Estos deben de ser los destinatarios de la educación ambiental de hoy.
Es momento de reclamar una educación ambiental en la que prescindir de ella es, como mínimo, irresponsable. Se necesita una educación ambiental con recursos económicos y humanos capaces de establecer contextos participativos, abiertos y transformadores para la crisis ecosocial. Para ello, la educación ambiental en los dos últimos años se visto obligada, como toda la sociedad, a incorporar nuevas metodologías aprovechando elementos culturales y tecnológicos para la transformación.
Solo falta desear que este 2022 se llene de proyectos de educación ambiental para la ciudadanía.
Carta abierta a l@s jóvenes .
Ecologistas en Acción La Ribera (País Valenciá)
L@s jóvenes sois la clave del cambio, la fuerza imprescindible para decantar la balanza hacia el lado de la vida, la esperanza para salvar el clima…
40 años de marear la perdiz y 24 COP¿no son suficientes?…
…Por nuestra parte, l@s ecologistas hemos luchado por el clima, pero siempre en minoría y no hemos podido siquiera frenar el calentamiento. Sólo ahora, con la movilización de l@s jóvenes, las cosas pueden empezar a cambiar porque sin tener la culpa de nada l@s jóvenes sois quienes más vais a sufrir las consecuencias durante las próximas décadas, cuando estallen todos los problemas con la mayor violencia. De manera que, si queréis un futuro digno o simplemente un futuro, no tenéis más remedio que movilizaros y luchar por él.
Y no queda mucho tiempo ya, los científicos calculan que sólo disponemos de otros 10 años para limitar la subida de temperaturas a 1’5 ºC, reduciendo las emisiones de CO2 un 7’6 % cada año. Y reducir es algo que choca frontalmente con este modelo económico, así que va a ser necesaria mucha más presión ciudadana sobre los gobiernos para vencer la terrible influencia de las grandes compañías y conseguir un acuerdo efectivo, parecido al de Montreal.
Pero no podemos ni debemos esperar a que las soluciones vengan desde arriba, porque es dudoso y porque ya hemos perdido 40 años, durante los cuales podía haberse resuelto mucho más fácilmente el problema, ahora tenemos que aplicar dichas soluciones. Cada persona consciente debe minimizar el uso de los automóviles, pasarse a la bici y el tren, ahorrar energía y recursos, aprovechar la energía solar, huir del consumismo y del usar y tirar, fomentar las 4R, preferir los productos ecológicos y de proximidad, cuidar los ecosistemas, plantar árboles autóctonos, etc. etc.
La carrera para salvar los océanos empieza en el cole.
Si tienes hijas, nietos, sobrinas… o eres profe, te animamos a participar en el programa educativo que estamos llevando a cabo en colegios durante el curso 2021-2022, para conseguir la protección de nuestros océanos. Se tratan de carreras solidarias por unos mares libres de basura, acompañadas de material didáctico para que se comprenda su valor ya desde las aulas.
https://es.greenpeace.org/es/que-puedes-hacer-tu/coles-por-greenpeace/?utm_term=boton&utm_campaign=Oceanos&utm_medium=email&_hsmi=203363936&_hsenc=p2ANqtz–K_z2kKhmEfw-nrEHiIWRHaVkANxZtpo1nl7ECyY6CHIOM5LHtbN-FBNB6V_9pUVRUrNGzIu0hXEN2iUEicB9oQOY80A&utm_content=NewsFirmasOceanos&utm_source=newsletter-socios