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Durante las últimas décadas, la NASA ha estado rastreando la topografía de la superficie de los océanos. La evidencia científica confirma que el cambio climático ―temperatura del agua más caliente y deshielo de los glaciares― está provocando un aumento del nivel del mar. Desde 1880, a escala global, el aumento ha sido de 20 centímetros. La mitad de este incremento (10 centímetros) ha ocurrido en los últimos veinte años, entre 1993 y 2023. Para 2100, la proyección es alarmante: la subida podría superar los 100 centímetros.
El drama, abstracto y lejano para la mayoría de los países, ya es una realidad en algunas islas, como el caso de Fiyi, país del Pacífico Sur, habitado por un millón de personas. Este archipiélago ha puesto en marcha un «plan de reubicación» para mover las principales ciudades del país lejos de la costa actual. Hay 42 pueblos que serán «trasladados» en los próximos años, según los datos recogidos por el periódico británico The Guardian.
Hasta esta isla se ha trasladado el fotógrafo Nick Brandt, experto en retratar la destrucción del mundo natural, para la tercera entrega de un trabajo en serie titulado The Day May Break, que captura a personas y animales afectados por la degradación ambiental. Las futuras víctimas del aumento del mar, pobladores de Fiji, han aceptado la invitación del artista de sumergirse en las profundidades marinas, sin respirador ni traje de buceo, para reflejar la distopía, no tan lejana, de vivir, literalmente, debajo del agua.
El resultado impacta: la secuencia de fotos incluyen un padre con su hijo jugando al columpio en el fondo del océano o una joven con sus manos apoyadas sobre una mesa sentada en el lecho marino. Nadie flota ni nada. Los fotografiados posan de la misma manera que lo harían en tierra. Representan, al cabo, a miles de personas cuyos hogares se perderán en las próximas décadas a medida que el agua engulle las costas.
«Los habitantes locales de estas fotografías son representantes de muchas personas cuyos hogares, tierras y medios de vida se perderán en las próximas décadas a medida que suba el nivel del agua. La exposición pretende dar la sensación de que la vida transcurre con normalidad, con gente sentada en sillas, sofás, camas y mesas como si esto fuera lo más normal del mundo, cuando obviamente no lo es. Y que estas imágenes se conviertan en un símbolo del futuro aumento del nivel del mar», explica Brandt en diálogo con Climática.
El fotógrafo lamenta que los países más pobres, los que menos contaminan –«los menos responsables del colapso climático», sean los más perjudicados en esta emergencia global. «La sombría ironía es que muchas personas en estos países son las más vulnerables a las calamitosas consecuencias de las costumbres del mundo industrial. Toda la región del Pacífico, de la que forma parte Fiji, contribuye sólo con el 0,03% del total de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero», aclara.
Las fotos se expondrán hasta el 20 julio en la galería Tamara Kreisler Gallery, en Madrid, en el marco de PhotoEspaña 2024. El objetivo de la muestra es interpelar a los espectadores. «Es mejor estar enfadado y activo que enfadado y pasivo. Cada persona debe hacer algo en función de sus propias fortalezas percibidas. Esto es muy importante», afirma.
Y agrega: «Todos debemos convertirnos en buenos antepasados. Necesitamos adoptar una forma de vida que reduzca el impacto ambiental que nuestras acciones tendrán en los miles de millones de niños que aún están por nacer. ¿Podemos demostrar que nos preocupamos por los humanos, los animales y los árboles que nunca viviremos para ver?».
Sobre la producción y realización de las fotos, Brandt cuenta la complejidad del proceso. Se colocó peso sobre las personas y los muebles para evitar que volvieran a flotar a la superficie y evitar así el balanceo hacia adelante y hacia atrás que producen las corrientes oceánicas. El casting tampoco fue sencillo: se necesitaba gente local, buceadores que hubiesen pasado su vida junto al océano, luciendo cómoda, natural y relajada mientras contenían la respiración debajo del agua.
El cuarto y último trabajo de la serie The Day May Break, ya finalizado, capta el viaje de familias refugiadas sirias, de origen rural, que por la escasez de agua deben trasladarse a distintos puntos del país en busca de empleo agrícola disponible.
Brandt reconoce la dificultad que tienen hoy las buenas fotografías de «romper con el ruido» de las redes sociales y de entornos digitales «sobresaturado de imágenes y con capacidad de atención insuficiente». «Yo lo voy a seguir intentando. Después, depende de todos nosotros votar por el tipo de políticos progresistas con visión de futuro que incluyan el colapso climático en su agenda. Es un imperativo moral, ético y, en última instancia, incluso económico. De lo contrario, la raza humana caminará sonámbula hacia el olvido».
Documental «Before You Eat», producido por el Sindicato de Trabajadores Migrantes de Indonesia (SBMI), con el apoyo de Greenpeace Indonesia.
Se centra en los pescadores migrantes del sudeste asiático mientras comparten sus historias de esclavitud moderna en el mar y cuestiones de derechos humanos. Estos delitos se cruzan con frecuencia con problemas de destrucción ambiental, como el aleteo de tiburón y la captura incidental, en la cadena de suministro pesquera mundial.
https://beforeyoueat.id/en-us?utm_campaign=Beyond%20Sea%20Food&utm_medium=email&_hsenc=p2ANqtz-8puA1RyFIDIbRgRFKIu_TJbJ2fGRZnsv3HXKTuZ2WIIZNgC0A6JJJIy3dRN8zYuHa2uV121O6sn_cjGaDRMeZev3y-IA&_hsmi=89312243&utm_content=89312243&utm_source=hs_email