Etiquetas:
África. Parte del sur global. La gran olvidada. Solo recordada cuando hay interés (económico). Un continente con gran potencial y complejidad que, a pesar de las oportunidades que ofrece para mitigar el cambio climático, sufre como ningún otro territorio las consecuencias de lo que no tiene medios para generar: producción en exceso y contaminación.
En este último año, la región se ha enfrentado a inundaciones que han acabado con la vida de más de 800 personas en varios países y han destruido alrededor de 570.000 hectáreas de tierras de cultivo. En la zona del Sahel, esas lluvias llegaron tarde y fueron demasiado cortas. La escasez del agua produjo entonces la falta de alimentos en Burkina Faso, Chad, Malí, Níger y Nigeria.
En África, las consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos como estos, agravados y más probables por el cambio climático, son aún peores por otros factores como los conflictos y la inestabilidad política, la falta de una buena infraestructura y la pobreza. Por todo ello, la problemática global azota a la población africana y a su economía, y no la deja escapar de las garras de otros países.
Porque la mayor amenaza de África no se encuentra en el continente, sino fuera de él. Europa sigue financiando proyectos de petróleo, gas y carbón en la zona y explotando todos los recursos naturales del territorio. Centenares de empresas, sobre todo provenientes de Japón, China y los Estados Unidos, financian proyectos en 48 de los 54 países del continente. Esto, junto a la inseguridad alimentaria y el decrecimiento económico que provoca el cambio climático, aumenta la desigualdad de ingresos entre los países africanos y los del norte global e impide que África deje de ser una mera consumidora y se convierta en productora.
En la contribución del grupo de trabajo 2 al Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se dedica un capítulo entero, el nueve, a evaluar los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad del continente. En esta edición, hay una mayor confianza en los cambios observados y previstos de los riesgos climáticos en la región a nivel regional, nacional y subnacional, provocados en su mayoría por las inundaciones, el aumento del nivel del mar, las olas de calor y el estrés hídrico.
La mortalidad humana por este tipo de fenómenos fue 15 veces superior entre 2010 y 2020 en las zonas más vulnerables. Según se explica en el capítulo, la población del continente africano trabaja de forma desproporcionada en sectores expuestos al clima y, por tanto, expuestos al cambio climático. En cifras, entre el 55 y el 62% de la mano de obra subsahariana trabaja en la agricultura, y el 95% de las tierras de cultivo son de secano. La exposición a riesgos es más elevada en zonas rurales, donde las mujeres se enfrentan a más peligros. En las zonas urbanas, por otro lado, siguen aumentando los asentamientos informales sin servicios básicos.
Las predicciones del panel de especialistas no son buenas: «Se prevé que varios países africanos se enfrenten a riesgos combinados derivados de la reducción de la producción de alimentos en los cultivos, la ganadería y la pesca, el aumento de la mortalidad relacionada con el calor, la pérdida de productividad laboral relacionada con el calor y las inundaciones provocadas por el aumento del nivel del mar, especialmente en África occidental». Asimismo, «se prevé que los glaciares del Rwenzoris y del monte Kenia desaparezcan para 2030, y para 2040 los del Kilimanjaro».
Dejar de exportar errores, el único camino para la supervivencia
Yamina Saheb es una de las autoras que ha contribuido a los recientes informes del IPCC. Es doctora en Ingeniería Energética, graduada en Tecnologías de la Construcción, y tiene un máster en Arquitectura del Paisaje y Economía del Desarrollo. Actualmente, es analista senior de política energética en la OpenExp de París, y anteriormente ha trabajado en la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y en el Centro Común de Investigación (CCI) de la Comisión Europea.
La experta apunta con el dedo a los gobiernos de los países de renta alta por permitir esta situación en los territorios más vulnerables: «Uno de los argumentos de la industria de los combustibles fósiles es que existe una necesidad de energía en los países empobrecidos. Pero la necesidad no es de energía, sino de servicios energéticos. Estos servicios se podrían proporcionar con diferentes fuentes de energía, pero las empresas siguen proporcionándolos con combustibles fósiles por puro interés económico. Y lo seguirán haciendo mientras que los gobiernos las financien».
En su lugar, Saheb cree que se debería trabajar en la construcción de la capacidad técnica adaptada al cambio climático. Donde muchos ven países subdesarrollados y explotados por las naciones ricas, los expertos del IPCC ven oportunidades de desarrollo. «En África, como en todos los territorios en desarrollo, es más fácil de poner en marcha que en nuestros países porque no hay una infraestructura existente. Por tanto, o bien podemos seguir construyendo allí como hemos hecho en los países europeos, cosa que acarrea una dependencia a los combustibles fósiles, o bien dejamos de exportar los errores cometidos en los países occidentales y construimos según las necesidades climáticas».
La autora aplica este teoría al caso de la edificación: si los edificios se construyen con hormigón, se necesitarán energía y recursos para la producción de cemento y, por tanto, se generarán más emisiones y aumentarán las necesidades de refrigeración y calefacción en el territorio, dado que esta argamasa no es un material apto para climas cálidos. En cambio, si se construyen edificios utilizando materiales y conocimiento locales sobre cómo construir ciudades, la energía que se necesitará será mucho, mucho menor.
La falta de financiación entorpece el proceso
«Para ser eficaces, estas opciones deben estar arraigadas en nuestros diversos valores, visiones del mundo y conocimientos, incluidos los conocimientos científicos, los conocimientos indígenas y los conocimientos locales», defienden los autores. «Este enfoque facilitará un desarrollo resiliente al clima y permitirá soluciones localmente apropiadas y socialmente aceptables».
Pero, a pesar de tener claro el camino, Saheb no niega que en el continente haya muchos obstáculos. «Resolver cualquier problema en un país africano es mucho más difícil que resolver exactamente el mismo problema en un país europeo», asegura. Además de la complejidad política, la falta de financiación hace que la comunidad científica carezca de datos con los que trabajar y mitigar los efectos del cambio climático en el territorio. «Para crear bases de datos se necesita capacidad técnica, cosa que no existe en África. Y, si algo que no se puede medir, tampoco se puede mejorar», explica.
Según el informe, África solo recibió el 3,8% de la financiación mundial para investigación relacionada con el clima entre 1990 y 2019. El 78% de la financiación que en principio iba destinada al continente fue a parar a instituciones de la Unión Europea y norteamericanas, y solo el 14,5% a instituciones africanas.
«Las mayores ganancias en bienestar podrían venir de dar prioridad a la reducción del riesgo climático para las comunidades de bajos ingresos y marginadas, incluidas las personas que viven en asentamientos informales», asegura también Christopher Trisos, uno de los autores del informe.
Los problemas de financiación también salpican a la comunidad científica africana. Sin ir más lejos, el IPCC todavía no ha mejorado en cuanto a la inclusión de mujeres y personas del sur global en su panel experto. En la organización, según Saheb, todo es cuestión de acceso y, por tanto, de dinero. Especialistas y organizaciones del norte global tienen el dinero para poder pagar tanto la membresía como el acceso a material científico. Los expertos seleccionados para la redacción del informe provenientes de países de renta baja, sin embargo, no tienen ese privilegio.
«Se ha avanzado mucho hacia un mayor equilibrio entre hombres y mujeres, pero aún no hemos llegado al porcentaje deseado. Y depende de los grupos. Por ejemplo, en el Grupo I, las mujeres y la gente del sur global son los menos representados», explica la autora. «Es un campo dominado por hombres blancos de países ricos porque trabajar a este nivel está fuera del alcance de la mayoría de la gente de los países del global. En el caso de África, el único país que está bien representado es Sudáfrica, pero tiene una economía emergente, así que no representa al resto del continente».
Pero, «más allá del IPCC, tenemos que conseguir más colaboración internacional en que los expertos del sur no sean considerados asistentes para la recopilación de datos, algo que ocurre muy a menudo. Debemos contar con la financiación necesaria para también impartir esta formación. De lo contrario, nunca estrecharemos la brecha», concluye Saheb.
Se crea la ALIANZA CERO DEFORESTACION.
Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Federación de Consumidores y Usuarios (CECU), Greenpeace, Mighty Earth, SEO/BirdLife, WWF, Coordinadora Estatal de Comercio Justo y Carro de Combate han presentado hoy en Madrid la Alianza Cero Deforestación.
Su objetivo es trabajar de manera conjunta contra la deforestación en el mundo, producida por el consumo de materias primas agrícolas, ganaderas y forestales, así como por productos derivados de las misma.
En las últimas décadas la deforestación y la degradación forestal siguen siendo un problema alarmante, lo que contribuye a la actual pérdida de biodiversidad. La expansión agrícola sigue siendo la principal causa —en torno al 80 %— de la deforestación y fragmentación del bosque y la pérdida asociada de biodiversidad forestal, principalmente en las regiones tropicales….
https://www.ecologistasenaccion.org/286952/nace-una-alianza-de-organizaciones-espanolas-para-detener-la-deforestacion-en-el-mundo/
En este momento, la industria de los combustibles fósiles se está reuniendo en la Conferencia Europea del Gas en Viena para trazar cómo » preparar el futuro» del gas y continuar su rastro de destrucción climática global. ¿Cómo puede la industria de los combustibles fósiles hablar sobre el futuro cuando la criminalidad está incorporada en su ADN y las comunidades de todo el mundo sufren los impactos de su comportamiento?
Actualmente, los mayores actores de combustibles fósiles de Europa están celebrando reuniones a puerta cerrada para llegar a acuerdos sucios y trazar su continuo rastro de destrucción climática global a un supuesto «gas a prueba de futuro». Pero de lo que no hablarán es de la frecuencia con la que han sido condenados o acusados de violar la ley.
La semana pasada, Greenpeace Países Bajos publicó «The Fossil Fuel Crime File: Proven Crimes and Credible Allegations» (El archivo de delitos fósiles: crímenes probados y acusaciones creíbles), que recopila una muestra de delitos penales, civiles y administrativos cometidos por la industria de los combustibles fósiles, así como acusaciones creíbles contra ellos, desde 1989 hasta la actualidad.
El expediente del crimen expone el vergonzoso historial de diez de las grandes empresas europeas de combustibles fósiles más poderosas, como Shell, TotalEnergies, Eni, Glencore y otras. Identifica 26 categorías de conductas ilegales: estos casos incluyen casos probados y presuntos de corrupción y soborno, contaminación del aire y el agua, lavado verde e incluso complicidad en crímenes de guerra.
La semana pasada, el último informe del IPCC declaró que la infraestructura actual de combustibles fósiles del mundo es suficiente por sí sola para exceder el límite de calentamiento de 1.5 ° C.
La crisis climática ya está causando estragos, y el peligro al que nos enfrentamos es inconfundible: solo en Malawi, cientos de vidas se han cobrado inundaciones sin precedentes. Además, 2022 ha pasado a la historia como uno de los años más calurosos registrados, marcado por una serie de eventos climáticos extremos que subrayan la urgencia de nuestra situación.
Para tener alguna esperanza de limitar el calentamiento global a 1,5 ° C, el IPCC dice que necesitamos una «reducción rápida y profunda y, en la mayoría de los casos, inmediata de las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero en todos los sectores en esta década». Todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles deben detenerse de inmediato y la infraestructura existente debe eliminarse rápidamente.
La industria de los combustibles fósiles aparentemente se considera por encima de la ley, ha mentido durante décadas sobre el cambio climático y la humanidad ahora está pagando el precio. Queremos que esta industria detenga nuevos proyectos de combustibles fósiles ahora. Queremos que dejen de violar la ley y paguen por sus crímenes contra las personas y el planeta.
Juntos podemos hacer frente a la industria criminal de los combustibles fósiles y hacer que rindan cuentas por el daño que están causando a las personas y a nuestro planeta. Pero, necesitaremos el poder de la gente para presionarlos a cada paso.
Como dice el IPCC, «si actuamos ahora, todavía podemos asegurar un futuro habitable y sostenible para todos»
https://www.facebook.com/login.php?skip_api_login=1&api_key=966242223397117&signed_next=1&next=https:%2F%2Fwww.facebook.com%2Fsharer%2Fsharer.php%3Fu%3Dhttps%253A%252F%252Fact.gp%252F