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La migración animal, uno de los fenómenos más fascinantes y esenciales para la salud de los ecosistemas, tampoco se libra de los impactos del cambio climático. El aumento de las temperaturas globales, los eventos meteorológicos extremos y los cambios en los sistemas hídricos están afectando a todas las especies migratorias, alterando sus áreas de distribución, reduciendo sus hábitats y amenazando la prestación de servicios ecosistémicos a aves, mamíferos terrestres y marinos, peces e invertebrados. Frente a esto, se necesitan redes de conservación transfronterizas y un mejor seguimiento para controlar el éxito y responder en tiempo real.
El pasado mes de febrero, 73 especialistas —científicos, gestores de fauna, representantes de agencias intergubernamentales y ONG— se reunieron en Edimburgo para discutir los impactos del cambio climático en las especies migratorias. Las conclusiones de ese taller ven la luz hoy con la publicación de un informe de la Convención sobre la conservación de las especies migratorias de animales silvestres (la CMS en inglés, también conocida como Convenio de Bonn).
Este informe pone algunos ejemplos de los impactos que ya se están registrando. Por ejemplo, en Alaska y el Ártico, la sincronía entre la anidación de aves limícolas y la aparición de los insectos con los que se alimentan sus polluelos se está rompiendo, reduciendo el éxito reproductivo.
Otro de los casos que demuestran la magnitud de la problemática ocurre en los océanos. Allí, especies de ballenas como la ballena franca del Atlántico Norte se ven obligadas por el cambio climático a alterar sus migraciones, tomando peligrosos desvíos de sus rutas habituales; el calentamiento global también ha reducido las presas que constituyen su alimento y ha mermado su capacidad reproductiva.
Los eventos extremos, además, están generando una cascada de consecuencias. En 2023, una ola de calor en el río Amazonas hizo subir la temperatura hasta los 41 ºC, causando la muerte de delfines de río y agravando la pérdida de presas. En el Mediterráneo se proyecta que las olas de calor marinas reduzcan hasta un 70% el hábitat de los rorcuales comunes hacia mediados de siglo, además de recortar el rango de los delfines debido a la pérdida de alimento y al estrés por la contaminación.
También sufren los impactos de las olas de calor –a lo que se suman los ciclones y el aumento del nivel del mar– las praderas marinas, ecosistemas que almacenan casi el 20% del carbono oceánico mundial, refuerzan la resiliencia costera y sostienen pesquerías y especies como los dugongos y o las tortugas marinas.
En el Himalaya, la fauna adaptada al frío, como el ciervo almizclero, los faisanes o la trucha de nieve, se ve empujada a cotas más altas, hacia refugios cada vez más pequeños y fragmentados. Según el informe, en algunos mamíferos pequeños se prevé una pérdida de más del 50% de su área de distribución.
El grupo de especialistas también muestra lo que ocurre en India y Sri Lanka, donde los elefantes asiáticos se encuentran atrapados en lo que llaman “embotellamiento de hábitat”: sus áreas naturales se desplazan hacia el este por el efecto combinado del clima y los usos del suelo, pero la falta de corredores impide que puedan seguir esas rutas, lo que incrementa los conflictos con comunidades humanas.
“Los animales migratorios son el sistema de alerta temprana del planeta, y están en problemas”, señala Amy Fraenkel, secretaria ejecutiva de la Convención. “Desde las mariposas monarca, que desaparecen de nuestros jardines, hasta las ballenas que desvían sus rutas nos están enviando una señal clara: el cambio climático ya está teniendo impactos”, alerta la experta.
Medidas viables para mitigar los impactos
La biodiversidad es un elemento indispensable de la vida, también la humana. Por tanto, protegerla es imperativo para asegurar la habitabilidad y el bienestar de todos los seres del planeta. Los elefantes, que contribuyen a la captura de carbono en las selvas tropicales, y las ballenas, que transportan nutrientes esenciales entre cuencas oceánicas, son dos ejemplos de la importancia de la naturaleza.
Más allá de evidenciar los impactos que está teniendo la alteración del clima sobre los animales migratorios, el taller puso sobre la mesa ejemplos de soluciones viables. Entre ellas destacan la creación de corredores ecológicos terrestres, que permiten a las especies desplazarse frente a los cambios de hábitat, y los sistemas de gestión dinámica en el mar, que ajustan la protección de áreas en función de las rutas migratorias de especies como las ballenas.
Además, se subrayó la importancia de integrar el conocimiento científico con los saberes locales e indígenas para diseñar medidas comunitarias de adaptación, así como de invertir en conservación como vía para reforzar al mismo tiempo la biodiversidad y la mitigación climática.
“El taller reforzó nuestra comprensión sobre cómo gestionar las rutas migratorias y eliminar barreras que impiden a las especies adaptarse”, señala el científico Des Thompson, consejero designado por la CMS para temas de cambio climático. “Necesitamos compartir ejemplos de éxito, especialmente aquellos en los que las comunidades locales e indígenas aportan soluciones”.
«El cambio climático no es un factor aislado, sino un multiplicador de riesgos que agrava todas las demás amenazas que enfrentan las especies migratorias, desde la pérdida de hábitat hasta las capturas incidentales», señala en declaraciones a Climática la investigadora Vanesa Tossenberger, una de las participantes del taller.
Para la experta, vicepresidenta de la Fundacion Cethus (ONG centrada en cetáceos), «si bien la mayor parte de los diagnósticos tienen un tono de urgencia y preocupación, creo que hay también un espacio para un mensaje constructivo: las especies migratorias son embajadoras de la cooperación internacional, porque su supervivencia depende de que los países trabajen juntos». En este sentido, asegura que «cada acción positiva —desde reducir emisiones hasta fortalecer áreas marinas protegidas o mejorar prácticas pesqueras— puede marcar una diferencia real».
A poco más de un mes de la cumbre del clima de Brasil (COP30), este taller y su informe resultante ponen en evidencia una vez más que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son dos crisis ambientales sin precedentes y que requieren de una acción conjunta.





NINGUN ANIMAL, MIGRATORIO O NO, ESTA A SALVO DEL «DEPORTE» DE LA CAZA Y DE SUS «SENSIBLES» DEPORTISTAS.
El Gobierno de Castilla-La Mancha obligado a anular definitivamente el reglamento de caza tras la demanda judicial de Ecologistas en Acción.
El TSJ-CLM declara firme la sentencia que anula el reglamento de caza de Castilla-La Mancha tras la demanda presentada por Ecologistas en Acción.
Se confirma la utilización de procedimientos ilegales de participación en la aprobación del reglamento para favorecer los intereses del sector cinegético.
Ecologistas en Acción reclama que el Gobierno de Castilla-La Mancha asuma responsabilidades por este desaguisado que conlleva que tenga que aplicarse un reglamento que data de 1993 hasta que se apruebe uno nuevo.
El pasado viernes 19 de septiembre de 2025, el Diario Oficial de Castilla-La Mancha publica dos resoluciones que afectan de manera muy significativa al reglamento de caza de Castilla-La Mancha y que traen como causa la demanda interpuesta por Ecologistas en Acción que dio lugar a que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha declarara ilegal el Decreto 15/2022, de 1 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento General de aplicación de la Ley 3/2015, de 5 de marzo, de Caza de Castilla-La Mancha.
Recientemente el TSJ-CLM ha notificado la firmeza de la sentencia, lo que implica que el recurso ante el Tribunal Supremo que anunció el Gobierno regional no ha prosperado, y las consecuencias legales son notorias.
Por un lado, según una de las resoluciones de la Consejería de Desarrollo Sostenible que publica el DOCM, el reglamento de caza de 2022 se anula con plenos efectos jurídicos debido a la firmeza de la sentencia, por lo que el Gobierno regional se ve obligado a mantener en vigor el anterior y desfasado reglamente datado en 1993. Por otra resolución, la Consejería da inicio a un procedimiento para la aprobación de un nuevo reglamento, cuyo periodo de participación e información pública dispone de un periodo de veinte días que vence el 17 de octubre, esto es, una vez iniciada la temporada de caza 2025-26.
Ecologistas en Acción considera que esta firmeza de la sentencia revela el desprecio de la Consejería y del Gobierno regional por la participación pública y el trato de favor que se está dando al lobby cinegético aceptando todas sus propuestas sin pasar por el informe preceptivo del Consejo Regional de Caza, y evitando igualmente el debate de las mismas en el CAMA y la correcta información pública…
EL ALIMOCHE, El limpiador de nuestros ecosistemas.
El alimoche común es una de las cuatro especies de buitres que encontramos en España, un privilegio absoluto porque en muchos países de Europa están extinguidas o sus poblaciones son muy pequeñas y mucho menos diversas.
Hace cuatro años, científicos del CSIC se reencontraron en Pirineos un ejemplar de alimoche, un tipo de buitre, anillado en 1993 y al que habían bautizado Doce.
Doce era, hasta ese momento, el alimoche más longevo del que se tenía constancia: 30 años tenía Doce cuando lo encontraron.
En base a la ruta migratoria de ida y vuelta que los alimoches hacen cada año al Sahel, los científicos pudieron calcular que Doce había recorrido 166.535 kilómetros a lo largo de su vida. Algo así como cuatro vueltas a la Tierra.
Es increíble.
Sin embargo, la suerte de Doce es excepcional. El alimoche común está hoy en peligro de extinción.
Las colisiones, la pérdida de hábitats y recursos alimentarios y una incomprensible persecución por parte de algunas personas, especialmente cazadores, están en el origen del problema: como carroñero de tamaño mediano, el alimoche es especialmente sensible al efecto de los venenos ilegales que están siendo sembrados últimamente en nuestros campos por unos pocos irresponsables.
Poco se habla de todo lo que le debemos al alimoche como limpiadores de nuestros ecosistemas; gracias a su labor, ayudan a reducir la propagación de enfermedades y a prevenir la acumulación de focos infecciosos en el campo.
Ayudar a conservarlos es una tarea diaria porque, no solo se trata de avanzar en la protección de las leyes ambientales, si no de hacer seguimiento para que la ley se cumpla. En SEO/BirdLife a menudo llegamos a los tribunales con muchos casos para evitar que los delitos se queden impunes.
No podemos permitir ni una muerte innecesaria más de un ave tan importante como el alimoche. Para que deje de estar en peligro de extinción necesitamos estar en cada rincón de España defendiéndolo del veneno, de las colisiones, de la caza ilegal y de la pérdida de su hogar.
Ayúdanos a protegerlos. Nos necesitan y los necesitamos.