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Punkis, mujeres lobo, robots, DJs, hechiceros y hasta Karl Marx. Son algunos de los personajes que circulan por Bicicleta o barbarie, el libro que Carlos Rodríguez (Gijón, 1967) quiere editar a través de la plataforma de micromecenazgo Verkami, en un proceso con el que quiere reunir 4.000 euros y que se prolongará hasta el próximo 23 de diciembre.
Carlos no es precisamente un recién llegado al mundo de la movilidad ciclista. Hace una década fue el impulsor en España del proyecto 30 Días en Bici, que invita a pedalear durante todos los días del mes de abril y que, en última instancia, se ha acabado convirtiendo en un enorme contenedor de propuestas y actividades relacionadas con la movilidad sostenible a lo largo y ancho tanto del Estado español como de buena parte de Latinoamérica. Además, está implicado activamente en los distintos movimientos sociales de su ciudad.
«Llevo escribiendo toda la vida, pero fue en el confinamiento cuando tuve un momento de explosión creativa», cuenta Carlos a Climática. «Dado que aquello me pilló sentado al teclado obligatoriamente, escribí casi la mitad del material», detalla. El propósito del proyecto era sencillo: «Hacer feliz a la gente. Sacarles una sonrisa y, al mismo tiempo, hacer pensar», explica. Todo ello, empezando por la portada, obra de Miquel Roja, de Anaideia Comunicaciò. «Miquel capturó perfectamente el ideal incendiario que hay en Bicicleta o Barbarie«, apunta Carlos. «Las dos camaradas levantando una misma bicicleta, sobre el ‘cadáver’ de un coche en llamas. Es todo un símbolo de la necesidad de esta acción colectiva«.
La unión hace la fuerza
El hecho de que el libro se haga realidad gracias a las pequeñas aportaciones es otra de las piezas clave del proyecto. «La comunidad lo es todo», apunta Carlos. «El crowdfunding te permite vivirla desde el primer momento. Y en este caso, tiene un doble sentido. En primer lugar, que cuando este libro salga a la luz, sea también de la gente que lo ha querido, que formen parte de su camino. Y en segundo lugar, conseguir algo de la financiación imprescindible para llevar adelante la campaña 2024 de Días en Bici, en peligro por falta de recursos. «Toda la recaudación irá destinada a la producción y envío del libro y las recompensas, y cualquier superávit será para la campaña», explica.
Sobre el papel, Bicicleta o barbarie consta de 36 textos en los que la bici es «hilo conductor y protagonista, juez y parte», cuenta su autor. El libro contiene «relatos fantásticos, cicloturismo por territorios reales e imaginarios, historia-ficción, reflexiones metaciclistas y metaliterarias desde el sillín y hasta un soneto». Como la propia comunidad ciclista, transversal y heterodoxa. De hecho, el propio título del libro ya avanza parte de su contenido. «Me encanta la frase. Está en la tradición contestataria y a la vez es modernizada a cada instante, colectivamente. En el libro existe un anhelo utópico de cambiar el mundo. Hay mucha ironía y mucha mala leche en él, y una reivindicación de transformación social y urbana urgente«.
Al filo del abismo
La urgencia de ese cambio de paradigma urbano planea durante todas y cada una de las páginas de Bicicleta o barbarie. «Estamos más al borde del abismo que de ningún otro estado», lamenta Carlos. «Pero podemos permitirnos una pizca de optimismo: somos la prehistoria que traerá el futuro». En ese sentido, el libro quiere poner su grano de arena de cara a «generar la conciencia que necesitamos para afrontar el desafío de las fuerzas destructoras de la ciudad».
Esas fuerzas tienen un representante claro: el vehículo privado a motor. O mejor dicho, el abuso del mismo. La DGT cifra en 11.000 los atropellos que se producen cada año en España, de los cuales una abrumadora mayoría, 10.000, tienen lugar en vías urbanas. Según un estudio reciente publicado por la Red de Ciudades que Caminan, al menos el 68% del espacio público está reservado a los coches. Y el problema no son sólo los coches circulando: también el aparcamiento: se estima que un vehículo pasa, de media, el 95% de su vida útil detenido, generalmente ocupando un valioso espacio público.
A ello se suma el acuciante problema de la contaminación ambiental, responsable de millones de muertes cada año. En Europa, la mala calidad del aire provoca entre 300.000 y 400.000 muertes cada año, que en España se traducen en unas 30.000 personas. Una contaminación provocada, en un porcentaje mayoritario, por la combustión de los vehículos motorizados.