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Hace unos días saltaba la noticia de que la extensión del hielo marino antártico registraba un nuevo mínimo histórico: ha quedado reducido a 1,91 millones de kilómetros cuadrados, según los datos del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve de Estados Unidos. Esto es un decrecimiento de 0,01 millón de kilómetros cuadrados en 12 días, desde que se anunció el anterior récord.
Que noticias como esta nos afecten a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia se debe a los bucles de retroalimentación. Así es como se conoce a los procesos que pueden amplificar o disminuir los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Ahora, un nuevo estudio fruto de la colaboración entre científicos estadounidenses y europeos, publicado el pasado viernes en la revista científica One Earth, ha cifrado en 41 el total de bucles de retroalimentación biogeofísicos existentes-20 físicos, que afectan principalmente a sistemas abióticos, y 21 biológicos, que implican de algún modo a la biosfera-. En ellos, se incluyen siete bucles de retroalimentación negativa (de equilibrio), siete inciertos, y 27 que agravan el cambio climático.
Los últimos son los que claramente más preocupan a la comunidad científica. La pérdida de permasfrost, capas de hielo y bosques son un problema grave. Más allá de eso, el análisis asegura que algunos de ellos, cruciales también para entender al planeta, no se contemplan en los modelos climáticos actuales, así como tampoco se contemplan los puntos de inflexión y sus posibles consecuencias graves combinadas.
Puede haber más bucles de retroalimentación
La lista de bucles de retroalimentación no es definitiva, puede aumentar. «Como algunos bucles se descubrieron hace relativamente poco tiempo, esperamos que en un futuro próximo se describan otros bucles de retroalimentación, especialmente en la categoría biológica, donde son posibles muchas interacciones complejas. Dado que la mayoría de los bucles de retroalimentación que hemos identificado son positivos, parece probable que muchas retroalimentaciones desconocidas también lo sean», pronostica el estudio.
Algunos de ellos incluso podrían llegar a hacerse más fuertes, creando así lo que se conocen como «cascadas climáticas», en las que el efecto neto de las retroalimentaciones que se refuerzan es mayor que la suma de sus efectos individuales en las condiciones actuales.
Urgen cambios transformadores y justos
En consecuencia a los bucles todavía por conocer, los autores de la publicación explican que esto podría significar que el presupuesto de carbono restante se ha sobrestimado y, que por tanto, «las vías de mitigación propuestas podrían ser inadecuadas y podría ser necesario alcanzar las emisiones netas cero (humanas) más rápidamente de lo previsto».
Por ello, los investigadores hacen un llamamiento al cambio: así como los bucles encadenan consecuencias, su entendimiento también tiene que encadenar varias disciplinas. Los sistemas económicos y sociales son factores claves que, estudiados, ayudarían a entender cómo suceden estos bucles y si hay más o menos probabilidades de que sucedan.
Sin embargo, no toda la responsabilidad reside en la comunidad científica. Los políticos también deben poner de su parte. Como recuerda el estudio, «se necesitan cambios transformadores y socialmente justos en la energía y el transporte mundiales, la contaminación atmosférica de corta duración, la producción de alimentos, la preservación de la naturaleza y la economía internacional, junto con políticas demográficas basadas en la educación y la igualdad, para abordar este inmenso problema tanto a corto como a largo plazo». Estas medidas, defienden, se deben aplicar sobre todo en las regiones menos ricas, donde los efectos de los bucles de retroalimentación son especialmente peligrosos.
«Es demasiado tarde para evitar por completo el dolor del cambio climático, pero si tomamos pronto medidas significativas y priorizamos las necesidades básicas humanas y la justicia social, aún podría ser posible limitar el daño», concluye William Ripple, investigador de la Universidad estatal de Oregón y director del estudio.
Y mientras el planeta está en Jake, los Rusos persisten en la guerra y los otros no se quedan atrás. El verdadero mal es la codicia y el poder. El cambio tiene que empezar por varios frentes o habremos destruido nuestro único hogar.
[…] ecosistémico, que nos puede llevar a un colapso ecológico. Hay mucha información sobre los bucles de retroalimentación, los puntos sin retorno, las reacciones en cadena… pero quisiéramos pararnos un […]