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Las catástrofes climáticas de 2022: pérdidas de miles de millones de euros, muertes y desplazamientos

Este año, el planeta ha sufrido muchas y grandes catástrofes climáticas que han puesto en peligro la integridad de varios países y de su población. Un nuevo informe de la organización Christian Aid identifica las diez más destructivas y las pérdidas que conllevaron cada una de ellas: al menos 3.000 millones de dólares.
Las catástrofes climáticas de 2022: pérdidas de miles de millones de euros, muertes y desplazamientos
Foto: Dibakar Roy / Unsplash

Se acerca fin de año y, como siempre en estas fechas, quienes se lo puedan permitir brindarán por los buenos momentos de este 2022 y por los que están por venir. Sin embargo, en algunos lugares no podrán olvidarse de todo lo malo. De los momentos que marcaron vidas y tuvieron un coste demasiado alto en todos los sentidos.

Como es habitual por estas fechas, la organización Christian Aid ha publicado su informe Counting the cost 2022: a year of climate breakdown, en el que se identifican las 20 catástrofes climáticas más destructivas del año y, entre ellas, las diez más costosas en cuanto a pérdidas financieras: cada una tuvo costó al menos 3.000 millones de dólares. Y es importante dar énfasis en el ‘al menos’: la cifra solo es una estimación de las pérdidas aseguradas, por lo que, como afirma la publicación, es probable que los costes sean aún mayores.

Ningún rincón del planeta se ha librado este 2022 de los eventos extremos impulsados por el cambio climático. Algunos países vivieron alguna catástrofe de forma repentina y por poco tiempo. Otros llevan viviendo desde hace meses una constante pesadilla. La tormenta Eunice, por ejemplo, solo duró seis días de febrero, pero afectó a Bélgica, Alemania, Irlanda, Países Bajos, Polonia y Reino Unido. Acabó con la vida de 16 personas y tuvo un coste económico de más de 4.300 millones de dólares.

Por otro lado, Europa murió de sed de junio a septiembre por un episodio de sequía que dejó unas pérdidas de más de 20.000 millones de dólares. Brasil y China llevan todo el año viviendo la misma situación: la falta de agua les ha costado 4.000 y 8.400 millones de dólares, respectivamente. Por el contrario, las inundaciones (que el cambio climático triplicó) en Pakistán acabaron con la vida de más de 1.700 personas, desplazaron a otras 7 millones y causaron daños económicos por valor de 30.000 millones de dólares.

Más allá del coste financiero: muertes, hambre y otras amenazas

«Tener diez desastres climáticos distintos en el último año con esas pérdidas muestra el coste financiero de la inacción ante la crisis climática. Más allá de las cifras en dólares están las millones de historias de pérdidas y sufrimiento humano. Si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, las pérdidas humanas y financieras no harán sino aumentar», sostiene el director general de Christian Aid, Patrick Watt.

Porque el coste, evidentemente, no ha sido solamente económico. Los fenómenos meteorológicos extremos causaron graves sufrimientos humanos por la inseguridad alimentaria, la sequía, los desplazamientos masivos y la pérdida de vidas humanas.

«El cambio climático ya está socavando la seguridad alimentaria mundial, exacerbando los efectos de la COVID-19 y de las crisis geopolítica, energética y del costo de vida. La creciente frecuencia de olas de calor ha provocado que unos 98 millones de personas más que sufrirán inseguridad alimentaria moderada o grave en 2020 en comparación con la 1981-2010, según un reciente informe de Lancet Countdown. Debido a la mayor frecuencia e intensidad de fenómenos extremos en 2022, es probable que las repercusiones en la seguridad alimentaria sean aún mayores», explica Shouro Dasgupta, investigador del Instituto Europeo de Economía y Medio Ambiente RFF-CMCC y profesor de la Università Ca’ Foscari Venezia.

Los costes financieros suelen ser más elevados en los países ricos porque sus propiedades tienen mayor valor y pueden permitirse un seguro. Debido a la dificultad de obtener uno, solo se cubrieron 5.600 millones de dólares del total de pérdidas. Sin embargo, los «fenómenos meteorológicos extremos más devastadores de 2022 afectaron a las naciones más pobres, que han contribuido poco a provocar la crisis climática y son los que tienen menos amortiguadores con los que para hacer frente a las crisis».

A finales de noviembre, en la COP27, se logró llegar a un acuerdo histórico: un fondo para pérdidas y daños. Esta medida llegaba en forma de alivio para los países más vulnerables a los efectos del cambio climático. Pero todavía se desconocen los detalles sobre el quién, el cómo y el cuándo de esa ayuda financiera.

Christian Aid ha aprovechado la publicación de este informe para subrayar la importancia del fondo acordado y para hacer un llamamiento a los líderes mundiales para que decidan de una vez por todas cómo se gestionará el fondo y consigan que el dinero fluya hacia él.

«Muchas de las personas del sur global que sufren estas catástrofes no pueden permitirse un seguro que cubra sus pérdidas, y a menudo no pueden confiar en que el Estado actúe como red de seguridad. El hecho de que no hayan hecho casi nada para provocar la emergencia climática es por lo que es tan injusto que se les deje sufrir sin ayuda. Debemos ver que esto cambia en 2023″, concluye Nushrat Chowdhury, asesora de Christian Aid sobre políticas de justicia climática en Bangladesh.

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