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Los 150 países reunidos en Roma alcanzaron en la noche del jueves al viernes el primer plan global para financiar la conservación de la naturaleza tras tres días de intensas negociaciones en el marco de una COP16 de biodiversidad que tuvo que suspender el pasado mes de noviembre en Colombia por falta de quórum.
«Es un día histórico para la biodiversidad. En la #COP16Resumed logramos la adopción del primer plan global para financiar la conservación de la vida en el planeta», así se expresaba la presidenta de la Conferencia, Susana Muhamad, cuando se supo que se aprobaba la última de las versiones propuestas.
La segunda parte de la COP16 se ha celebrado esta semana en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en la ciudad italiana. Según las delegaciones, el acuerdo sobre la financiación de la protección de la naturaleza era la pieza clave de la reunión con el objetivo del poder implementar el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal.
Este histórico acuerdo, firmado en 2022, establece 23 objetivos para cumplir de aquí a 2030, como proteger un 30% de la superficie terrestre y marina o destinar 200.000 millones de dólares a conservar la biodiversidad, de los cuales 30.000 serían ayudas de los países desarrollados a los que tienen menos recursos (frente a unos 15.000 millones de 2022).
Según la presidenta de la COP16, en manos de Colomvbia, tras el acuerdo alcanzado este jueves «la implementación del Marco Global Biodiversidad ahora tiene ruta clara y recursos para hacerse realidad».
El compromiso, encabezado por la Unión Europea, Canadá y Japón –en ausencia de Estados Unidos, que no ha acudido a Roma– permite liberar recursos económicos en un plan de trabajo de cinco años para los países en desarrollo y así reducir la degradación de la biodiversidad.
La COP16 consiguió ya el pasado martes la puesta en marcha del llamado Fondo Cali, un mecanismo financiero destinado a la protección de la biodiversidad que involucra de manera directa al sector privado, que ahora podrá canalizar contribuciones para compensar el uso de información genética obtenida de forma digital.
«Como siempre en este tipo de negociaciones, la ambición ha sido a la baja, pero tal y como está el mundo últimamente yo me quedo con la parte increíblemente positiva de que ahora, por fin, tenemos una hoja de ruta clara para conservar y restaurar la biodiversidad, y los recursos económicos para llevarla a cabo», señala en declaraciones al SMC España Alicia Pérez-Porro, bióloga marina y responsable de interacción política y relaciones institucionales en el CREAF.