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A unos días de que arranque la COP16 –la conferencia bianual sobre biodiversidad que se celebra en Cali (Colombia)–, tan solo 33 de 196 países han enviado sus planes de acción para revertir la destrucción de los ecosistemas. Un mal comienzo de una cumbre clave para revertir la crisis de biodiversidad, que ya ha provocado una reducción del 73% del tamaño de las poblaciones de fauna silvestre en los últimos 50 años.
La COP16 es la primera después de la aprobación, hace dos años, del Marco Global de Kunming-Montreal, el primer gran acuerdo internacional para actuar contra la pérdida de biodiversidad. Como sucede en las cumbres sobre cambio climático, los Estados parte debían enviar antes de la reunión sus Planes de Acción Nacionales sobre Biodiversidad, lo que permite evaluar el grado de cumplimiento del acuerdo de 2022. Sin embargo, 170 no lo han hecho. España, en cambio, sí ha sido uno de la que ha cumplido con el plazo. “Muchos países no han presentado nada, unos porque carecen de ambición y otros porque carecen de apoyo, países en desarrollo donde los ministerios de Medio Ambiente tienen muy pocos recursos”, explica Laura Moreno, responsable de Especies de WWF España.
Respecto al plan enviado por el Gobierno español, Moreno lamenta la falta de concreción: “Hace falta un plan más ambicioso”. La experta alerta sobre la posible descoordinación entre Estado y comunidades autónomas y entre diversos ministerios. Reclama un “plan de gobierno”, ya que muchos de los objetivos sobre biodiversidad escapan a las competencias del Ministerio de Transición Ecológica. “Por ejemplo, en el tema alimentario debería haber un plan conjunto del Ministerio de Transición Ecológica y el de Agricultura”, argumenta.
Además de la revisión de los planes nacionales, uno de los ejes de la COP16 será la financiación. En Montreal (Canadá) se acordó movilizar cada año 200.000 millones de dólares para protección de la biodiversidad, pero la representante de WWF considera que las aportaciones de los Estados no serán suficientes y pide “revertir los subsidios perversos que perjudican a la biodiversidad”.
Simon Counsell, investigador de Survival Internacional, lamenta que “solo uno de los 22 proyectos aprobados hasta ahora [en el marco del acuerdo de Montreal] está directamente relacionado con la protección de territorios indígenas”, pese al importante rol de los pueblos indígenas en la protección de ecosistemas.
Otro de los retos de la COP de Cali será integrar la lucha climática y de biodiversidad. Según un estudio elaborado por el Centro Alemán de Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv) y la Universidad Martin Luther de Halle-Wittenberg, en 2050 el cambio climático podría convertirse en el principal motor de la extinción de especies. “Debería haber planes conjuntos entre estos convenios” –reclama Laura Moreno– y “potenciar la restauración de bosques, manglares y humedales. Tienen un papel crucial en la crisis climática”.
Colombia, el país anfitrión
El Gobierno colombiano de Gustavo Petro ha puesto toda su energía en el éxito de la cumbre, que pretende utilizar como escaparate de sus esfuerzos en materia ambiental. Linda González, coordinadora del Área de Selvas y Biodiversidad de la asociación colombiana CENSAT, reconoce que “el Gobierno ha incorporado la agenda ambiental”, pero recuerda que “la cartera ambiental no llega al 1% del presupuesto nacional” de Colombia, uno de los países con más variedad de especies del mundo.
Aunque la aprobación del Marco Global Kunming-Montreal fue ampliamente recibida como un avance, el cumplimiento de sus objetivos está en el aire. Grandes economías como Estados Unidos ni siquiera son parte del Convenio de Río de 1992. Además, la Comisión Europea ha anunciado que atrasará la aplicación del reglamento contra la deforestación que prohibirá la entrada en el mercado europeo de ciertas materias primas vinculadas a la destrucción forestal, un precedente que arroja dudas sobre el compromiso del bloque europeo con los objetivos de la COP16.
Durante los próximos 10 días, el Ejecutivo de Gustavo Petro tendrá la responsabilidad de dinamizar las negociaciones para conseguir un acuerdo internacional ambicioso, que haga realidad las promesas de Montreal y pongan freno a una crisis que la comunidad científica ya denomina como la Sexta Extinción.
* Se ha actualizado la cifra de países de 25 a 33.