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El nivel del mar sigue subiendo en Gran Canaria, con consecuencias para la población local y sus infraestructuras. Las grandes olas ya han provocado inundaciones en la isla y, el último gran episodio, en abril de este mismo año, acabó por engullir el barrio marinero de San Cristóbal, en Las Palmas de Gran Canaria, anegando viviendas y destrozando todo lo que había a su paso.
Los especialistas ya alertan de que la costa norte de la isla será la más afectada por el incremento del nivel del mar como consecuencia del cambio climático: “La subida del nivel del mar progresiva les va a generar problemas, porque de aquí al final de siglo tendrán que tener actuaciones bastante drásticas”, explicaba Aridane González, experto e investigador del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de Gran Canaria, en declaraciones a la cadena COPE tras las inundaciones.
Ante estos fenómenos extremos, cada vez más virulentos y periódicos, el Consejo Insular de la Energía del Cabildo de Gran Canaria ha puesto en marcha el proyecto LIFE COSTAdapta, presentado en la La Uni Climática V por María del Mar Caro Ruiz, trabajadora del Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
Como explica esta Ingeniera ambiental, coordinadora técnica del proyecto, LIFE COSTAdapta tiene como objetivo disminuir los impactos de la subida del nivel del mar en la costa canaria, una de las más vulnerables ante los efectos climáticos: “En las Islas Canarias tenemos hasta un incremento de 500 veces la frecuencia de inundaciones por incremento del nivel del mar”, explica. Todo ello en un territorio en el que el litoral cuenta con una alta concentración poblacional y de actividades económicas como turismo o agricultura.
Ante esto, LIFE COSTAdapta presenta una metodología innovadora para tratar de reducir los impactos del cambio climático en el archipiélago: “El objetivo es diseñar y ensayar un sistema innovador y progresivo de arrecife-charcos de marea (Tidal pool-reef), que utilice, parcialmente, la técnica tradicional de construcción de charcos de marea, elementos comunes en las Islas Canarias y el resto de la Macaronesia”, explican en su web.

De esta manera, se evita optar por las denominadas “medidas duras” como muros de contención, diques o rompeolas y otras llamadas “híbridas” como la creación de paseos marítimos, los cuales requieren de un espacio que a Gran Canaria no le sobra. Ante esto, el proyecto, “busca incrementar la protección natural de la costa sin afectar a su uso local, tan arraigado en Canarias, y al mismo tiempo, busca contribuir a la conservación de la economía turística en la región”.
Asimismo, según explican los promotores, el sistema de arrecife-charcos y su disfrute “favorece la sostenibilidad económica local, que no solo brinda una solución frente a posibles inundaciones, sino que también contribuye a mantener el uso social de la región y favorece la estabilidad de la costa”.
El objetivo, narra María del Mar Caro, es “disipar la energía” del oleaje para que este llegue a la costa con menor poder: “De esta forma, conseguimos que la playa sea un elemento de protección en sí mismo”, sostiene, a la vez que, añade, se disminuye la superficie de inundación y permite crear nuevos hábitats en los que puede proliferar la biodiversidad.
En la actualidad, el proyecto se está desarrollando en el barrio de San Felipe, en el municipio de Santa María de Guía, y tendrá una duración de siete años, hasta 2030. Para ello, cuenta con un presupuesto total de 3.409.864 de euros, de los cuales un 60% está financiado por la Unión Europea. Además, cuenta con el apoyo de otros siete socios: la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC); Universidad de Cantabria (UC); INGECID, Investigación y Desarrollo de Proyectos; Raley Estudios Costeros SCP; ECOncrete AQUA; Fundación Canaria para el Reciclaje y Desarrollo Sostenible (FCR) y Fundación Finnova.
Si quieres disfrutar de la ponencia íntegra de María del Mar Caro Ruiz en La Uni Climática V, matricúlate antes del 31 de agosto y disfruta de una suscripción gratuita de dos meses a Filmin.
Canarias no necesita tanto turismo para que se aprovechen los cuatro de siempre, lo que si necesita es inversión en bienestar social, hay niños que pasan hambre, la vivienda y la cesta de la compra, precisamente por causa del turismo, están por las nubes, es una de las Comunidades donde hay más suicidios. Necesita potenciar y hacer valorar los productos autóctonos.
Mejor plátanos que bananas.
Los grandes cosecheros canarios tiran a la basura 2,2 millones de kilos de plátanos con precios que no cubren los costos de producción.
La Plataforma por un Precio Justo y Auténtico para el Agricultor denuncia la gestión de ASPROCAN, la falta de transparencia y las medidas adoptadas que están contribuyendo al deterioro de la economía de los agricultores con medidas de comercialización que han resultado desastrosas para los cosecheros.
Medidas adoptadas como la práctica conocida como la «pica», a pesar de esta drástica reducción de la oferta, los precios obtenidos por los agricultores no lograron cubrir los costos de producción dejando a muchos de ellos en una situación financiera insostenible.
Otro factor que agrava la crisis es la competencia de la banana importada que se comercializa a precios significativamente más bajos que el plátano canario.
Además la banana importada no está sujeta a las mismas regulaciones estrictas que el plátano canario lo que genera una disparidad en las condiciones de competencia.
(A.Ramirez – Canarias Semanal)