Abel Vázquez y los datos en abierto a favor de la ciudadanía: «En cuanto generan polémica, desaparecen o se bloquea su acceso»

Abel Vázquez tiene un hobby curioso: busca datos en abierto, los analiza, porque siempre se puede rascar algo interesante, dice. Aunque vive en Alicante desde hace algunos años, este profesional dedicado a los datos geoespaciales no se olvida de su ciudad natal, Madrid. En sus discos duros reposan miles de documentos con información al alcance de casi cualquiera, si bien la Administración no siempre hace fácil su hallazgo. Lo último que ha hecho ha sido liberar en su perfil de Twitter (ahora X) las últimas copias de datos de árboles en la ciudad, de mayo de 2023, inaccesibles actualmente debido a la opacidad del Consistorio madrileño, según denuncia.

¿Qué le llevó a publicar en abierto sus datos de árboles y alcorques de Madrid?

Vi en X que algunas personas se sorprendieran de que este dato no estuviera publicado, pero yo lo almacenaba en un disco duro, al menos el que estaba disponible para su consulta en mayo de 2023, que son los que compartí. Cuando lo comprobé, no solo había desaparecido el dato como tal por parte del Ayuntamiento, sino también los servidores que hay detrás de la estructura digital en la que se almacenaba. Es decir, el Ayuntamiento de Madrid ha desmantelado toda esa fuente de información.

¿Cómo llegó a esa conclusión?

Sé que hay una normativa europea que, desde 2015, obliga a las ciudades como Madrid a realizar, mantener y publicar anualmente un inventario de todos los árboles del municipio. Allá por 2016 me puse a investigar y conseguí estos datos al completo. Te decían la especie, subespecie, cuándo se plantó, la última poda, si sufría alguna enfermedad, si está plantado en un alcorque, cuánto mide o cómo de grande es su copa. El Ayuntamiento de Madrid ha decidido que no son datos que merezcamos saber los ciudadanos, aunque lo tendrá, porque está obligado a ello, pero es inaccesible para la ciudadanía.

Cuando lo volví a intentar hace unos días, tan solo di con la encuesta de infraestructuras de entidades locales que también están obligadas a hacer los ayuntamientos. Ahí también aparecen los árboles, pero sin ningún dato asociado, solo la ubicación y la especie. Por eso es tan complicado saber, por ejemplo, si se taló un árbol de hace 80 años y en su lugar se ha plantado uno nuevo.

¿Cualquier persona interesada tiene fácil el acceso a los datos de la Administración? 

No, es algo que no me paro ni a pensarlo. Se les llena la boca con la Ley de Transparencia y al final nos tratan como niños pequeños, que nos ponen dos caramelitos para ser felices y la información importante y relevante, que genera debate y participación ciudadana, es difícil de conseguir o, en este caso, imposible. Por ejemplo, en Madrid tampoco puedes acceder de manera fácil y correcta a los datos de las terrazas de hostelería, porque es otro asunto que crea mucho debate.

¿Cree que debe ser la ciudadanía la encargada de recopilar estos datos y ponerlos al servicio del común?

No debería ser la encargada, debería ser quien se lo exigiera a la Administración pública. Lo que no puede ser es que sean estas entidades las que nos deriven una de sus obligaciones. Además, la ciudadanía puede recoger los datos, pero son las instituciones quienes los tienen.

¿Hasta qué punto considera que este tipo de acciones por parte de la ciudadanía puede influir en las decisiones políticas?

La participación ciudadana empieza por la información a disposición del ciudadano, y eso es lo que hace que se ejecuten las medidas que realmente son necesarias, así que estas acciones son muy influyentes. Con los datos en general, la gente puede conocer las cosas que están pasando cerca de su casa, en su ciudad. Tener conocimiento de lo que hay, de lo que no, de cómo lo hay, de lo que se necesita, es realmente crucial para que la ciudadanía pueda demandar medidas que favorezcan sus intereses.

Cada vez son más las personas que se suman a la denominada ciencia ciudadana. ¿Por qué cree que sucede esto?

Creo que es una reacción natural a la opacidad, y porque los seres humanos somos seres políticos, interactuamos con una ciudad la gran mayoría, y compartimos inquietudes. La gente ya no se aguanta. Ha tomado la conciencia de que los ayuntamientos y juntas de distrito deben estar al servicio del ciudadano y no al contrario.

¿De esta forma se pueden ‘controlar’ las instituciones?

Es una forma de auditarlas, y esa es la principal razón de que haya tantos problemas con el open data. En cuanto unos datos son considerados polémicos, desaparecen o se bloquea su acceso, aunque la Administración esté obligada por ley a publicarlos, como es el caso de los árboles en Madrid.

¿Cómo ayudaría a la ciudadanía tener estos datos a su disposición para, por ejemplo, denunciar la tala de algún árbol?

Cuando voy a Madrid paso mucho por Conde de Casal. La rotonda estaba llena de palmeras que han arrancado. Lo hicieron a plena luz del día, y allí mismo las cortaron en trozos. De esta manera, sin datos en abierto, la ciudadanía no tiene ninguna forma de demostrar en estos momentos que ahí había un árbol, porque no hay ningún dato que lo atestigüe. No tienes nada en lo que basar tu queja, así que, si reclamas al Ayuntamiento, tiene vía libre para responderte que estás equivocado.

En su mensaje citó a una periodista experta en datos, Marta Peirano; a otro periodista especializado en la información local madrileña, Diego Casado; y al secretario general de Movilidad Sostenible del Ministerio de Transportes, Álvaro F. Heredia. ¿Por qué eligió a estas personas?

Vi que un periodista había tuiteado algo relacionado y que se había intercambiado algún mensaje con el secretario general. Y con Marta Peirano había trabajado en un especial sobre incendios que se publicó en elDiario.es, al que llamamos La próxima España negra. Pensé que estaría bien compartir el dato que yo tenía con estas personas capaces de hacer cosas. ¿Surtirá efecto? Yo creo que no. Mi única intención era decir que yo tenía esa información por si alguien quería utilizarla y procesarla. Gracias a ello, si ahora alguien se va a Conde de Casal, podrá demostrar que ahí había palmeras.

Además, se trata de un dato con el que se pueden sacar muchas conclusiones. Podríamos mirar si hay barrios en los que han desaparecido más o menos árboles que en otros o si se respeta la regla de ver tres árboles desde tu ventana, tener 30 árboles a menos de cinco minutos andando y un parque a menos de 300 metros. 

También podríamos valorar si la existencia o no de árboles en los barrios está relacionada con la renta, el fracaso escolar, el acceso a ayudas o el precio de la vivienda. Esas correlaciones a veces son causales. Incluso podríamos estudiar si la existencia de árboles está relacionada con temas de salud.

¿Qué respuesta suele encontrar ante este tipo de publicaciones de datos?

Yo no me dedico a publicar datos, así que la respuesta es muy variada. A veces encuentro algo chulo y lo publico con gran resonancia en las redes sociales. Algunas cosas sí tienen su impacto, pero otras tienen un impacto relativo. Por ejemplo, dio de qué hablar un estudio que publiqué de cuánto ahorraría la ciudad de Madrid si cambiara la tecnología de las farolas analógicas y las pasara a LED. Ahorraría varios millones del año, una barbaridad de dinero que debería estar a disposición de la ciudadanía y no tirándolo al aire.

Actualización: 16h