logo Climática - La Marea

Juan Carlos García (@JC.Oceans): «No somos tan conscientes del papel fundamental que tiene el océano»

El oceanógrafo y divulgador intenta transmitir a sus más de un millón de seguidores en redes sociales la importancia del océano y los impactos que sufre.
Juan Carlos García (@JC.Oceans): «No somos tan conscientes del papel fundamental que tiene el océano»
Juan Carlos García (@JC.Oceans) antes de participar en el IOFT. Foto: Eduardo Robaina.

El océano es el mayor tesoro de nuestro planeta. Nos da vida proporcionando el oxígeno que respiramos y hace de escudo para que la temperatura global sea mucho menor de lo que sería realmente debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. A cambio, lo que le damos son residuos, más calor del que puede asumir e indiferencia.

Empezar a conocer la importancia del océano es una de las claves para reducir la presión a la que está sometida. Con ese objetivo en mente empezó a divulgar Juan Carlos García, conocido en redes sociales como JC.Oceans. Graduado en Ciencias Marinas y máster en Oceanografía, dedica sus días a educar y mostrar el valor del océano y la vida que alberga a las más de un millón de personas que le siguen en Tik Tok y a las más de 100 mil que lo hacen en Instragram.

Nacido en Barcelona, desde hace unos años reside en Gran Canaria. Lo normal es verle debajo del agua mostrando lo que allí se esconde, pero recientemente ha participado en el cierre de gira nacional del International Ocean Film Tour que tuvo en Maspalomas, en el sur de la isla. Aprovechamos la ocasión para charlar con él sobre la importancia de la educación ambiental, de los muchos impactos que amenazan al océano y sobre la necesidad de acción urgente.

¿Qué le inspira en su día a día y en su labor de divulgación?

Yo me crié viendo documentales de la BBC. De pequeño flipaba con ellos. ¿Sabes lo típico de que te quedas en casa enfermo y te pones a ver los dibujos? Pues yo miraba los documentales a ver qué era lo que encontraba. Me crié con Jacques Cousteau, National Geographic… 

Y, sinceramente, cuando me fui a las redes sociales no vi ese perfil de alguien que hablara del océano, así que dije: ¿por qué no soy yo la persona que transmite ese conocimiento? Y así empecé. 

Un pilar básico de la comunicación ambiental es la educación. ¿En quién piensa a la hora de transmitir un mensaje? ¿Cuál es su público objetivo?

Sobre todo la gente joven, creo que es el público más importante. Es la que tiene que tener este mensaje claro para construir. Pero no solo hay que enfocar todos nuestros esfuerzos en la gente joven, sino también en la gente que ya tiene las herramientas actuales para actuar. Ahora mismo, mi público principalmente tiene entre 15 y 40 años.

Cuando divulga, ¿busca ser un ejemplo a seguir?

No, la verdad es que no. Me dejo llevar. Mi objetivo es educar sobre el conocimiento del océano y su importancia. Hay que transmitir todo eso a las personas porque, al final, tanto tú como yo estamos vivos porque respiramos oxígeno. ¿Y quién sabe que dos tercios de ese oxígeno es producido por el mar? Tal vez no somos tan conscientes del papel fundamental que tiene el océano. La idea es que llegue ese mensaje, el de proteger el mar para el futuro tanto de la biodiversidad como el nuestro.

Siente bastante predilección por los tiburones, ¿por qué?

Primero de todo, hay que decir que son animales muy salvajes. No van a venir y los vas a acariciar como a un perrito. 

Son animales que han adquirido mucha fama negativa, sobre todo por Spielberg. Desde que hizo la película Tiburón se creó esta tremenda fama de que el tiburón es un asesino, que si tú te ibas en el océano y veías una aleta te ibas a quedar sin pierna, así que huye y corre por tu vida. 

Pero hay un dato muy impactante. En un año, 12 personas mueren por ataques de tiburón –como dije antes, no podemos obviar que son animales salvajes que están en su entorno–, pero hay 100 millones de tiburones asesinados todos los años por la pesca, sobre todo por la sobrepesca dedicada a la venta de la aleta de tiburón.

Al final, son animales que, cuando tú entras en conexión con ellos, te acercas e interactúas, ves curiosidad. Son animales con mucha intriga y te sorprenden, por eso me gustan. 

Ha pasado de la teoría de los libros a conocer en persona los ecosistemas, las especies y sus múltiples problemáticas. ¿Ha cambiado su forma de pensar o ver el océano respecto a cuando estudiaba?

Me ha impactado para bien y para mal. Antes veía el océano como un lugar superbonito y me ha impactado realmente encontrarme con esa fauna, esa biodiversidad. Recientemente he vuelto de Komodo [Indonesia] y he flipado con los grandes arrecifes de coral, con toda la vida que albergan. Pero también me ha chocado el impacto que tenemos nosotros como sociedad y como humanos. 

Puedes estar buceando en un sebadal [fondo marino compuesto por algas marinas] verde con un montón de biodiversidad donde hay tortugas y, de repente, te encuentras ahí una tubería que está sacando una basura increíble, contaminando todo el ambiente. Y como sabes lo que está pasando ahí y qué efecto tiene, te impacta muchísimo más en el sentido negativo. Por eso es importante divulgar y dar a conocer todo esto. 

Cuando hablamos del mar en clave medioambiental, el debate se suele centrar en los plásticos, ya que visualmente es una imagen muy potente. Pero el océano arrastra muchos otros problemas, como el aumento de las temperaturas o la acidificación de las aguas. ¿Considera más difícil comunicar estos temas?

Tienes toda la razón, es mucho más complicado. Porque, primero, el plástico es algo que ves, es visual y es presente. Pero cuando hablas del aumento de las temperaturas a nivel global, primero de todo estás hablando de una escala de años larga, no estamos hablando de hoy; que sí, que hoy se ven los efectos, pero cuando haces un cálculo, extrapolas a la larga. Entonces tienes el típico pensamiento de decir «bueno, ya pasará, no me va a pasar hoy». Pero realmente está sucediendo cada día.

Como comunicador que está en contacto con mucha gente, ¿qué percepción cree que tiene la gente acerca de proteger el mar creando, por ejemplo, reservas marinas? ¿Detecta ese interés o preocupación?

Cuando lo dices, sí; pero si no lo dices, no. Si haces una propuesta superbonita, la gente la va a recibir bien, seguro. ¿Quién no quiere proteger el ecosistema? Pero no son medidas que se estén tomando de forma agresiva, por así decirlo. Son temas que cuando tú se los propones a las administraciones públicas se quedan ahí olvidados, no les dan ese impulso que realmente necesitan. 

Es por ello que considero que no hay suficiente concienciación a día de hoy para proteger el océano a nivel, sobre todo, administrativo; no al menos para los objetivos que queremos alcanzar, porque sí que hay medidas que se implementan cada día un poquito más, pero no al nivel que nosotros querríamos.

¿Y a nivel ciudadano?

Sí, la gente se preocupa, pero es lo que te digo: me preocupo por el cambio climático, sé que está ahí, soy consciente de ello, pero ¿qué hago yo al respecto? Pues bueno, al final vives tu día a día como puedes. Tampoco te vas a ir todos los días a luchar por el mar, ni te vas a poner a recoger playas. 

Nació en Barcelona pero desde hace años vive en Gran Canaria. ¿Considera compatible la protección de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático con el actual turismo de masas de las islas?

Es complicado, es complicado. La presión turística que tienen las islas es extrema, y vemos que en muchos aspectos no está preparada.

Salió un estudio que decía que Canarias es, por cápita, una de las comunidades autónomas de España que más CO2 emite. Y dices «ostras, qué raro, aquí tampoco hay tanta economía como por ejemplo en Madrid o Barcelona». Pero claro, tienes que tener en cuenta todos los aviones que entran y las emisiones que se generan. Al final, también hay que tener en cuenta que el modelo económico actual de Canarias se basa en el turismo. Tampoco puedes dejar a la gente en la calle sin trabajo y sin comer, pero sí que puedes empezar a implementar una estrategia para cambiar esto, avanzar hacia un turismo menor y de mayor calidad, o en otras formas alternativas de economía.

Pronto, el océano puede sumar un nuevo mal: la minería submarina. ¿Cómo puede afectar a los mares?

No soy ningún experto en esta problemática. Sí que he tenido contacto con científicos que han hecho campañas de estudio de estos minerales. Principalmente, se está preparando el planeta a nivel económico y mundial para controlar grandes recursos que querrán extraer en un futuro, porque ahora mismo no hay tecnología para mandar a 4.000 metros una perforadora que nos extraiga nódulos de manganeso, por ejemplo, que es una de las principales cosas que buscan.

Cuando se haga esto –ya están en ello–, va a suponer un impacto grande, porque al final estás deteriorando un fondo marino que, además, nosotros no conocemos. Porque aquí en la playa tú te tiras al agua y ves lo que hay porque lo tienes al alcance, pero no sabes realmente qué hay a 4.000 metros de profundidad si no se hace una buena investigación. Creo que el impacto que tiene es bastante desconocido.

Una de las claves para avanzar en la protección y la conservación de los océanos es mejorar la cultura oceánica de la sociedad.

Al final, las acciones que más hablan son las que nosotros hacemos y repercuten en nuestro círculo. Por ejemplo, si yo estoy con mi grupo de amigos y veo una lata en el suelo y la recojo, es muy seguro que a todos esos colegas les impacte mucho más que si yo hago un vídeo que tal vez puede alcanzar a miles de personas. Porque si ves a tu amigo del alma recogiendo algo te va a impactar.

El mayor altavoz que tenemos es que cada individuo sea un representante de lo que cree y que sea él quien crea realmente en estos conceptos. Cada uno tiene que tener su propio mensaje y su propia repercusión.

Cuando hablamos de los problemas que atraviesa la biodiversidad terrestre uno de ellos es el de las especies invasoras. ¿Suponen también un problema para la biodiversidad marina? ¿Qué ejemplos hay?

En Canarias tenemos varios ejemplos. Piensa que el aumento de las temperaturas lo que está haciendo es un fenómeno de tropicalización, es decir, que cada vez tenemos temperaturas más elevadas, y especies que antes vivían en el trópico ahora están subiendo de latitud porque encuentran condiciones hábiles. Y no hablo solo de peces o cetáceos, también de algas. Las algas invasoras son las que más impacto tienen porque cuando una alga encuentra un lugar idóneo para ella en el que, por ejemplo, no tiene competencia natural o no hay peces que se la coman porque no la reconocen, prolifera en masa. Eso se ve mucho, por ejemplo, en el sebadal que hay en Tenerife, en Abades.

¿Qué es para usted el océano?

Para mí es desconexión y vida. Es un lugar donde encuentro relajación. Es como ir a recargar las pilas. ¿Sabes esa actividad que todos tenemos que te sube el ánimo? Pues el mar es eso.

¿A qué hubiera dedicado su tiempo si no existieran las redes sociales?

A la investigación seguro que no [ríe], no me gustó nada. Aparte de las redes también soy empresario, he montado algunos negocios y sigo en ello, ahora con marketing digital. Así que si no hubiera en redes sociales también estaría jodido. Mi otra opción hubiese sido ser explorador del mar.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

Artículos relacionados

COMENTARIOS

  1. Ni tampoco entendemos el papel fundamental de los ríos.
    Hay demasiada gente con «dos dedos de frente» que creen que el agua de los ríos debe ser totalmente aprovechada para el regadío y otros usos, incluso para campos de golf, todo menos «derrochar» una sóla gota en el mar.
    Así en España, y con la «sabiduría» del caudillo, grandes infraestructuras, todo a lo grande, menos la cabeza, se anegaron valiosos ecosistemas, la rica biodiversidad de las riveras de los ríos, hermosos y prósperos valles, montañas, pueblos, comarcas.
    Cuando ésto parecía algo del pasado, ya superado, con la sequía producida por el cambio climático, es decir, por la inconsciencia humana, parece que quieren volver a incurrir en los mismos errores.
    Cuando de cualquier manera se agrede a la naturaleza está claro que se la debilita y ésto es ni más ni menos la respuesta que nos da, el gravísimo problema que tenemos hoy y que lo hemos creado nosotros mismos con nuestra inconsciencia.

    CHD licita el estudio para anegar aún más valles en el Órbigo.
    La ampliación del estudio de regulación del Órbigo buscará recursos por hasta 200hm3 y estudiará la integración de las presas de la Rial y los Morales en las alternativas que desarrolle.
    Publicitado eufemísticamente como “estudio de alternativas a las presas de La Rial y los Morales”, la Confederación Hidrográfica del Duero ha licitado (BOE 17 de noviembre) la “ampliación y actualización del estudio de regulación de la cuenca del Órbigo y sus afluentes”, con el que buscará recursos por hasta 200hm3 en la cuenca del Órbigo, a fin de liberar los que desde Riaño abastecen al Páramo Bajo para redirigirlos a los regadíos de Payuelos y otras provincias.
    Confederación campa por sus respetos en su propuesta pantanera, desarrollando inescrupulosamente estudios justificativos de sus propios intereses con cargo al erario público. Se reincide en el engaño social respecto al objetivo de este estudio igual que se hizo con el estudio de viabilidad económica y financiera (desfavorable), que fue ocultado durante años a fin de colar la Rial y los Morales en el Plan Hidrológico”.
    Desde sus inicios, la regulación adicional del Órbigo ha sido objeto de una fuerte oposición por parte de los pueblos afectados y los ecologistas. Tras 14 años desde su “estudio de inicio”, a la Confederación Hidrográfica del Duero no le cuadran las cifras en cuanto a su coste material, coste de mantenimiento, coste energético de llenado, ni recurso circulante,… Además, leyes como la del Clima y su “Estrategia Nacional del Agua”, delatan el carácter decimonónico e injustificable de estas políticas regulatorias respecto a las gravísimas crisis ambiental y climática desatadas y la estrategia a implementar para hacerles frente. Desde la asociación conservacionista advierten una “administración absolutamente desleal y ajena a los principios éticos mínimos que deben dar servicio a la ciudadanía. Estos proyectos y los que vendrán asociados al nuevo estudio, no se corresponden ni están justificados por el interés general, se están desarrollado sin la higiene y trazabilidad deseable en la toma de decisiones administrativas y constituyen un espurio ejercicio de despotismo, en el que la realización de presas se convierte en el objetivo de la gestión y planificación de cuenca, sustituyendo a la preservación del buen estado de las aguas legalmente establecido.”
    https://www.ecologistasenaccion.org/304318/chd-licita-el-estudio-para-anegar-aun-mas-valles-en-el-orbigo/

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.