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«Excelencias, he venido hasta aquí para alertar de una terrible verdad que la ciencia lleva tiempo señalando: el cambio climático mata. Solo el año pasado mató a más de 300.000 personas y acaba de contribuir a la muerte de más de 220 de mis compatriotas en España. Un desastre que según las primeras investigaciones hubiese sido menos probable y menos intenso sin la influencia del cambio climático». Así arrancó este martes su discurso del presidente de España, Pedro Sánchez, ante el plenario de la COP29 que se celebra en Bakú, Azerbaiyán.
Durante su intervención, el líder socialista ha cargado contra los negacionistas y retardistas: «Estamos viendo a gobiernos titubear» e «incluso negar la evidencia, darse la vuelta y caminar hacia atrás volviendo al petróleo, a los vehículos de combustión y a la desregulación solo para que los ricos sigan siendo más ricos aun sabiendo que esa fórmula nos llevará a todos al desastre». «No podemos permitirlo», ha añadido.
En ese momento, empezó a señalar su receta para hacer frente a la crisis climática: «Tenemos que innovar, descarbonizar, emplear nuevos materiales y procesos, impulsar la circularidad, adaptar nuestras ciudades, campos e infraestructuras para que sean más resilientes a las nuevas realidades del cambio climático». Para llevar a cabo todo esto, dice Sánchez: «No se necesitan medidas drásticas, no tenemos que renunciar a la abundancia ni volver a la edad de piedra: tenemos que transformarnos, cambiar la forma en que nos movemos, generamos riqueza y nos relacionamos con el planeta».
Tras esto, ha mostrado su preferencia a un modelo más basado en el Green New Deal que en el decrecimiento: «No se trata de decrecer, sino de crecer de una manera distinta, más sostenible y, por tanto, más responsable». Y ha puesto como ejemplo España, defendiendo que es un país que ha convertido «la transición ecológica en una fuente de modernización y prosperidad». Y posteriormente comentó: «Les ruego que no hagan caso a quienes dicen que la transición ecológica es incompatible con el bienestar de las naciones o que es mala para las clases medias y trabajadoras».
Durante su discurso, el presidente del Gobierno español no ofreció ningún nuevo objetivo de reducción de emisiones para las próximas décadas, sino que se limitó a recordar la meta de la neutralidad climática para 2050. «El planeta nos está dando señales cada vez más claras: si no actuamos, en el futuro cercano nuestros países sufrirán cada vez más sequías, más lluvias torrenciales, más olas de calor, más incendios, más enfermedades… Muchos sectores económicos colapsarán«, señalaba Sánchez ante varios de sus homólogos desplazados ante la cumbre.
Hacia el final del discurso, Pedro Sánchez volvió a hacer mención a la situación en Valencia tras las lluvias e inundaciones para pedir más acción climática: «En este momento solo hay una cosa tan importante como ayudar a las víctimas de la tragedia en Valencia y es evitar que se produzca de nuevo. Evitar que los desastres naturales se repitan y multipliquen». Un llamado con el que quiere implicar a todas las naciones ya que, defiende, «de poco servirá si solo lo hacemos unos y no todos porque el planeta tiene una sola atmósfera y todos sus patrones climáticos están interconectados».
El presidente Pedro Sánchez terminó su intervención en este segundo día de la COP29 recordando el Acuerdo de París: «Como uno de los países más vulnerables al cambio climático pido que actuemos, que dejemos de arrastrar los pies y de negar la ciencia, que cumplamos la promesa que hicimos a la humanidad hace siete años».
Sí, Pedro sí, hay que renunciar a la abundancia de bienes materiales.
Consumir para satisfacer nuestras necesidades no para satisfacer la codicia y la inconsciencia del ser humano que están acabando con la Madre de la que depende nuestra vida, el Planeta Tierra.
A lo que no debemos renunciar es a la abundancia de clima sano y por tanto de salud, a los valores y a los ideales del ser humano, que se han perdido, y que son la fuente de la alegría y de la energía positiva. ¡Que mayor riqueza que ésta!.
Hemos entrado en la época del año en la que la gente compra y consume más. Las campañas del Black Friday ya están en marcha, y las empresas están tratando de superarse unas a otras para llamar nuestra atención con ofertas y ahorros ruidosos.
Al mismo tiempo, el planeta pide ayuda a gritos. Debido a la forma en que los humanos explotan la naturaleza, actualmente se está produciendo una sexta extinción masiva. La última tuvo lugar hace 65 millones de años, cuando desaparecieron los dinosaurios.
El planeta está en una emergencia. Alrededor de un millón de especies animales y vegetales están en peligro de extinción, y la tasa de extinción actual es entre diez y varios cientos de veces mayor que el promedio de los últimos 10 millones de años.
La extinción masiva actual amenaza con alterar todo el ecosistema del que dependemos los humanos y todas las demás especies de la Tierra para sobrevivir.
Las campañas de las empresas este año no deben ahogar el grito del planeta.
Para preservar la biodiversidad y detener la gran extinción masiva, debemos, entre otras cosas:
✅ Proteger el 30 por ciento de la tierra y el mar para 2030, de modo que la biodiversidad que queda pueda tener la oportunidad de recuperarse.
✅ Transición hacia una silvicultura y agricultura sostenible que proteja e incremente la biodiversidad.
✅ Los políticos deben dar a los consumidores mayores oportunidades para comprar de forma más sostenible y poner fin a nuestro consumo excesivo. Deben trabajar para reducir la cantidad que consumimos colectivamente y promover el reciclaje, el intercambio y la reparación. Esto reducirá la presión sobre las materias primas y reducirá las emisiones de CO2.
✅ Los gobiernos deben dejar de poner los intereses corporativos en primer lugar con las ganancias y encontrar formas sostenibles de producir y consumir alimentos y otros productos que hoy agotan nuestra naturaleza.
✅ Los gobiernos deben aumentar sus ambiciones y crear acuerdos sólidos que nos ayuden a frenar el calentamiento global a 1,5 grados y a reducir significativamente nuestras emisiones de CO2.
Como organización ambiental independiente, no aceptamos un centavo de empresas o autoridades, por lo que podemos hablar libremente en nombre de la naturaleza.
Espero que convirtáis este Black Friday en un Green Friday con nosotros.
Sune Scheller
Gerente de Campaña en Greenpeace en Dinamarca
La nueva de Ley de Montes de Andalucía propicia la privatización de montes públicos.
Ecologistas en Acción ha presentado 90 alegaciones al anteproyecto de Ley de Montes de Andalucía que ha elaborado la Junta de Andalucía.
Este anteproyecto de ley incluye artículos muy alarmantes que propiciarán la descatalogación y privatización de los montes públicos en Andalucía.
La Consejería de Sostenibilidad y Medio Ambiente ha redactado un texto claramente productivista, que contempla a los montes como mero marco de actividades económicas, obviando su importantísimo valor ecológico y los servicios ecosistemas que propicia: fijan CO2, evitan la erosión, generan paisajes de alto valor, mejoran la cantidad y calidad de agua y albergan una importante biodiversidad. Esta ley es una clara regresión sobre la actual Ley Forestal, que data de 1992. Un ejemplo es la eliminación del artículo 27 de la actual ley, que determina que “Los montes de dominio público tendrán la consideración a efectos urbanísticos de suelo no urbanizable de especial protección”. Con la nueva ley se podrán urbanizar.
Lo más preocupante es la reducción de la protección que tienen los montes públicos y las facilidades que se dan para su descatalogación y privatización, y para los cambios de uso de los terrenos forestales a agrícolas o urbanizables.
Ecologistas en Acción ha propuesto que la ley recoja que todos los montes de propiedad pública se declaren de dominio público, lo que implica que sean inalienables, imprescriptibles e inembargables.
El anteproyecto permite el cambio encubierto del uso forestal del suelo para actividades agrícolas, incluso en montes quemados. Así, se permiten “Plantaciones de árboles o arbustos no forestales, como almendros, cerezos o pistachos, entre otros”, o, incluso, se permiten que se talen árboles para “el laboreo del suelo” en terrenos forestales. Para colmo de los despropósitos, se autorizarán estas actuaciones de cambio de usos del suelo por silencio administrativo. Con no contestar la administración en plazo a una solicitud de cultivo de un monte, se dará por aprobada. Una auténtica barbaridad.
Esta apisonadora de desregulación ambiental en que se ha convertido la Junta de Andalucía y la cada vez más descolorida “revolución verde” del presidente Moreno, se plasma una vez más en la prevalencia que da este anteproyecto de ley a los planes urbanísticos sobre la protección de los montes públicos, y los planes forestales, sobre los de ordenación de recursos naturales de los espacios naturales, que quedarán al albur de decisiones políticas que aprueben Junta y ayuntamientos para favorecer proyectos urbanísticos y descatalogaciones de montes públicos