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Las cinco entradas al Parque Nacional de Yellowstone, que abarca partes de los estados estadounidenses de Wyoming, Montana e Idaho, cerraron ayer lunes temporalmente debido a «fuertes inundaciones, deslizamientos de rocas y condiciones extremadamente peligrosas«, anunciaron. Este suceso ha ocurrido justo al comienzo de la temporada turística de verano. El cierre se mantendrá, como mínimo, hasta el próximo jueves 16 de junio.
«Nuestra prioridad ha sido evacuar la sección norte del parque, donde tenemos múltiples fallos en carreteras y puentes, desprendimientos de tierra y otros problemas. La comunidad de Gardiner está actualmente aislada, y estamos trabajando con el condado y el Estado de Montana para proporcionar el apoyo necesario a los residentes, que actualmente están sin agua y sin electricidad en algunas zonas«, ha declarado el superintendente Cam Sholly.
Sin embargo, todo apunta a que algunas secciones seguirán inoperativas después del 16 de junio, según Sholly: «No sabremos el momento de la reapertura del parque hasta que las aguas de la inundación disminuyan y podamos evaluar los daños en todo el parque. Es probable que la parte norte esté cerrada durante un tiempo considerable».
El Servicio de Parques Nacionales califica de «sin precedentes» las cantidades de lluvia e inundaciones de estos días. La última vez que se clausuró el acceso fue en el verano de 1988 tras unos devastadores incendios forestales.
Al igual que en el caso de las olas de calor, con las inundaciones provocadas por precipitaciones extremas también existe un alto nivel de confianza en cuanto al papel que desempeña el cambio climático. Desde la década de los 1950, las fuertes lluvias son más comunes e intensas en prácticamente todo el planeta debido a los efectos del calentamiento global. Así lo certifican múltiples estudios de atribución realizados durante años.
También el IPCC, en sus últimos informes, refuerza esta conexión. Según el panel de especialistas en cambio climático de la ONU, lo que antes hubiera sido un fenómeno que se da una vez cada diez años, ahora ocurre 1,3 veces cada diez años, y es un 6,7% más húmedo. Con un calentamiento de 2 ºC, esto ocurrirá 1,7 veces cada diez años, y será un 14% más húmedo.
En resumen: muchos eventos extremos, como las precipitaciones extremas, son más comunes e intensos por el cambio climático. No obstante, no todas las inundaciones tienen que ver con el cambio climático. También juegan un papel muy relevante en los destrozos posteriores a unas lluvias otros factores, como una mala planificación urbana, un alcantarillado pobre o una alta densidad de población.