Jane Goodall: adiós a la primatóloga que inspiró a generaciones de niñas y jóvenes 

La máxima conservacionista de la historia falleció a los 91 años. Fue por causas naturales mientras se encontraba en California como parte de su gira de conferencias por Estados Unidos. La periodista Tais Gadea Lara, quien la conoció en cuatro ocasiones, así la recuerda.
Jane Goodall: adiós a la primatóloga que inspiró a generaciones de niñas y jóvenes 
Jane Goodall en 2019. Foto: World Economic Forum / Sandra Blaser.

«¿Se fue tranquila?»

Estaba en una reunión sobre cambio climático cuando tomé el celular y vi semejante cantidad de mensajes. Todos con la misma noticia. Solo envié un mensaje. Con esa pregunta: “¿Se fue tranquila?”.

El “sí” de la respuesta le devolvió cierta serenidad a las lágrimas que intentaba contener en mis ojos. Casi como esa serenidad que ella transmitía en cada charla que exponía, en cada sala a la que ingresaba, en cada libro que escribía. Casi como la serenidad con la que ella respondía a mis apresuradas preguntas mientras caminábamos por los pasillos de Naciones Unidas en Nueva York en 2017, nos metíamos en un ascensor con su equipo, sus asistentes, la seguridad, salíamos del ascensor y seguíamos caminando por otro pasillo. 

La primatóloga y etóloga británica, la primera persona en estudiar a los chimpancés en su hábitat natural, la que vivió concienciando al mundo hasta sus últimos días, la máxima conservacionista de la historia. Jane Goodall falleció este miércoles. Se fue tranquila. Se fue de este mundo al que le dedicó tanta vocación, conocimiento, estudio, experiencia, y amor.

Siempre supe que este día iba a llegar. Y también siempre pensé que debía tener algo escrito preparado. Pero no pude, no quise. Y el día llegó. Y quiero escribir muchas cosas y no sé bien qué escribir sobre todo ello. Cierto es que escribí mucho sobre ella, sobre su trabajo, la entrevisté en cuatro ocasiones, la escuché en distintas ciudades alrededor del mundo. Pero esta vez no quiero escribir sobre eso. Eso lo podrán encontrar en sus libros que hoy se hacen memoria, en sus documentales que hoy adquieren un rango histórico más destacado, en las cientos de entrevistas que ha dado en más de seis décadas.

Cuando vi la multitud de mensajes en mi teléfono, no eran solo sobre la noticia del fallecimiento de Jane. La mayoría iba acompañada de mensajes de apoyo porque sabían lo que Jane significaba para mí. Y pensé en cuántas niñas hoy, cuántas jóvenes, cuántas mujeres, han recibido mensajes similares porque partió una persona que no es un familiar directo, no es un amigo, no es siquiera de un círculo cercano. Y sobre eso me gustaría compartir en los siguientes párrafos. 

Lo que hizo Jane en el comienzo de su carrera fue de otro planeta. Nadie antes se había atrevido a adentrarse en la selva para estudiar el comportamiento de los chimpancés. Los estudios desde un laboratorio estaban hechos por hombres de mucho título académico que hacían relucir su guardapolvo blanco. Jane no tenía nada de eso, pero tenía mucho más. “Buscaba a alguien con una mente despejada e imparcial de la teoría que hiciera el estudio sin otra razón que un verdadero deseo de conocimiento, alguien con una comprensión compasiva de los animales”, fueron las palabras del doctor Louis Leakey, quien la eligió para emprender la aventura. 

Lo demás fue historia, un antes y un después. Jane descubrió que los chimpancés fabricaban herramientas con un determinado propósito (comer termitas) y, al hacerlo, descubrió entonces que el humano no era el único ser en la Tierra capaz de ello.

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