Lo que pasa en Doñana no se queda en Doñana (y los patos lo saben)

Un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) concluye que el mal estado de las marismas del espacio natural afecta negativamente a las poblaciones de gansos y patos que llegan desde distintas partes del mundo.
Lo que pasa en Doñana no se queda en Doñana (y los patos lo saben)
Invernada de aves acuáticas en Doñana. Foto: Miguel de Felipe.

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En las últimas décadas, pero especialmente en los últimos años, ha quedado patente que Doñana ya no es lo que era. Las actividades humanas y el cambio climático han llevado a las marismas del espacio natural a un punto crítico que afecta más allá de la comunidad de aves acuáticas que invernan allí, como acaba de demostrar un equipo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).

El estudio, publicado este martes, desvela que el mal estado de Doñana no solo afecta negativamente a las especies residentes, sino también a las poblaciones de gansos y patos de todo el Paleártico Occidental, la región ecológica que incluye Europa, África del Norte y parte de Asia occidental.

“Nuestros resultados ponen de manifiesto que la conservación de Doñana no es una cuestión de interés regional o nacional. Cuando Doñana está mal, las consecuencias resuenan en toda Europa”, cuenta Miguel de Felipe, investigador de la EBD y autor principal del estudio. Y es que, como recuerda el equipo científico, no existe en el sur de Europa y África ningún otro humedal capaz de acomodar y alimentar a cientos de miles de aves en la época invernal. 

La investigación, publicada en la revista científica Global Change Biology tras más de dos años de trabajo, integra 38 años de censos locales e internacionales, datos ambientales y análisis funcionales para evaluar cómo los cambios ambientales a escala local afectan a las poblaciones biogeográficas de anátidas (patos y gansos). Para ello, utilizaron datos del International Waterbird Census (un programa de monitorización global que recoge información sobre aves acuáticas en distintos humedales europeos de forma anual), así como observaciones históricas de aves de las oficinas de anillamiento de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, de la ICTS Doñana y de la SEOBird Life y con datos de imágenes satélite y datos meteorológicos de 432 humedales.

Doñana está experimentando un deterioro sin precedentes: desde hace más de 60 años, a Doñana se la ha privado de los cauces que la alimentaban. También lagunas permanentes se secan debido a la sobreexplotación del acuífero, a la que se une la sequía”, denuncia el especialista en un hilo de Twitter (ahora X).

La investigación revela que 9 de las 15 especies analizadas han experimentado declives en los últimos 40 años asociados con la pérdida de áreas inundadas en la marisma del Parque Nacional de Doñana. Esta transformación ha alterado significativamente la comunidad de aves invernantes: mientras que en en los años 80 predominaban especies como el ánsar común (Anser anser), el pato silbón (Mareca penelope) y la cerceta común (Anas crecca) –estrechamente vinculadas a un buen nivel de inundación y alta productividad vegetal en la marisma–, en la actualidad, las especies más abundantes son el pato cuchara (Spatula clypeata) y el pato rabudo (Anas acuta). Esto último se debe, no obstante, al aumento de las temperaturas y la reducción de las lluvias otoñales en el norte de África, que han llevado a que un mayor número de estas aves invernen en Doñana cada año a pesar de su estado, lo que también les influye.

Los resultados del estudio muestran que el estado de Doñana es uno de los factores que determinan cómo fluctúan las poblaciones de aves acuáticas migratorias de un año a otro. Al igual que una ola de calor durante el periodo de cría en Centroeuropa incide de forma directa en el número de pollos que sobrevivirán ese año, las condiciones que estas aves encuentran en invierno en Doñana afecta a su supervivencia o éxito reproductor futuros.

“Cuando Doñana se encuentra en malas condiciones, las aves que invernan aquí regresan debilitadas a sus lugares de cría en Europa, lo que provoca una disminución en las poblaciones debido a un menor éxito reproductivo y mayores tasas de mortalidad en la primavera siguiente.”, detalla Miguel de Felipe.

Hoy, el escaso número de aves (comparado con años atrás) que siguen buscando refugio durante el invierno en Doñana han cambiado como hábitat las marismas por los arrozales. Aun así, los autores de la investigación subrayan que este tipo ecosistemas manejados por el ser humano (ya sean arrozales, piscifactorías o salinas, muchas veces inundados de forma artificial) no logran compensar los efectos que la degradación de la marisma natural de Doñana tiene sobre las aves acuáticas.

La situación es urgente. Por suerte, aún no hemos de lamentar la extinción local de ninguna de las especies estudiadas”, apunta el investigador Miguel de Felipe. El autor insiste en la importancia de los esfuerzos internacionales coordinados para la conservación de especies migratorias, pues «de nada sirve proteger a las aves acuáticas en Países Bajos, Alemania o Suecia si después mueren en invierno en Doñana».

El equipo científico de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) también ha creado un mapa interactivo (solo disponible desde ordenadores) en el que se puede consultar el estado de inundación histórico y actual de la marisma de Doñana a partir de imágenes satélite Landsat.

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