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«El Mar Menor es un microcosmos del Antropoceno. Todos los problemas medioambientales que hemos provocado se pueden resumir en él», explica Isabelle Carbonell, directora de la película A Mirror of the Cosmos. Esta mezcla de documental y ficción sobre los problemas de conservación del ecosistema murciano acaba de recibir una Mención Especial en el festival Another Way de Madrid.
La primera vez que Carbonell ―estadounidense de orígenes belgas y uruguayos y residente en Francia― acudió a Murcia fue para rodar la floración anual de las medusas en la laguna en 2019. Ese año fue bastante menor de lo habitual y se quedó sin nada que rodar… hasta que se encontró con uno de los colapsos del Mar Menor, con peces y otras especies muriendo por exceso de oxígeno o falta de él.
«Al observar los problemas ambientales del Mar Menor en su conjunto vi algunas interconexiones increíbles entre temas muy distintos», explica Carbonell a Climática. «Uno de los ‘puntos fuertes’ de la zona es lo denso y estratificado que es todo: el Mar Menor está justo al lado del Mediterráneo y rodeado de campos agrícolas, justo bajando la colina de antiguos pozos mineros. Muchos lugares alrededor del mundo tienen los mismos problemas, pero se extienden a una distancia mayor y no están tan densamente entrelazados en el tiempo y el espacio. Pasé 4 meses filmando allí y sentí que apenas había arañado la superficie».
Su regreso se convirtió en A Mirror of the Cosmos, un «documental de ciencia-ficción». Ni completamente ficticio, ni 100% documental, une las experiencias reales de vecinos, agricultores o ambientalistas de la zona con especulaciones sobre las posibles soluciones para el Mar Menor. También las de los turistas, en los que de alguna manera Carbonell, en su condición de extranjera, se ve reflejada.
«Así llega mucha gente a lugares hermosos: para ser turistas. El turismo es escapar de la realidad. Cuanto más tiempo pasaba alrededor del Mar Menor, más me llamaba la atención el particular espectáculo del turismo que allí se produce», explica la cineasta. «Por momentos me sentí como si estuviera caminando en un espejismo: la imagen proyectada de lo que se suponía que era el Mar Menor, versus lo que realmente era. Este espejismo se rompió la mañana en que todos se despertaron con todos los peces muriendo en la playa».
La película de Carbonell no es, curiosamente, un caso único. En 2022 se estrenó en Sofía volverá, de Joaquín Lisón, producida por la murciana InDirect Films, que también mezcló elementos de ficción y documental. El punto de partida buscaba ser chocante: la historia de una niña del municipio de Los Alcázares que se convierte en «refugiada climática» tras tener que marcharse en por el colapso de 2019. Pero se dividía en dos partes para dejar un halo de esperanza: la segunda parte presentaba a Sofía, la protagonista, regresando como adulta en 2056 y encontrando un ecosistema sano.
«Queríamos trabajar sobre las utopías posibles», explica Lisón a Climática. «Somos una productora pequeñita y hacemos cine muy de urgencia. Las dos semanas del colapso de 2019 estuvimos rodando, pero no pudimos producir la película hasta dos años después, por temas económicos y por la pandemia. Queríamos hablar del Mar Menor como patrimonio emocional y nos gusta mostrar nuestro entorno, nuestro territorio. Y nadie quiere analizar su territorio como una distopía, sino en positivo. Cuando uno es habitante de un lugar, no puede aceptar que se vuelve inhabitable».
Sofía volverá explica el concepto del refugiado climático, también la paradoja de Murcia como un territorio que expulsa a sus pescadores y familias mientras recibe inmigrantes de otros continentes para trabajar en la huerta. No es una excepción en la producción de InDirect, que lleva desde 2016 retratando diferentes problemáticas de la zona, la última el documental ¿Dónde está mi acequia?, sobre la desaparición de la agricultura tradicional, su sustitución por la intensiva y los problemas ecológicos y económicos derivados.
Lisón no se arrepiente de haberle dado un enfoque positivo porque cree que en el interín «sí que se ha mejorado. La ILP del Mar Menor surge de todo lo que pasó en 2019, desde 2022 es un ecosistema con personalidad jurídica. Los vecinos salieron a la calle y hubo un movimiento a nivel no ya solo local, sino también de toda España. Se recogieron 500.000 firmas en plena pandemia. Y con repercusión en el extranjero».
«Los cambios no pasan con la velocidad adecuada», admite el cineasta. «Estamos en un momento de urgencia climática y todo va muy despacio. Yo ruedo como un vecino de aquí, porque vivo a 50 kilómetros del Mar Menor, mi casa está muy cerca del campo de Cartagena», explica. «Y desde ahí veo como crece la agroindustria. Si no se regula eso, no avanzaremos. El medio ambiente no aguanta tanta presión».
Sobre la decisión de ficcionar su película, mientras otras son documentales más tradicionales, insiste en la idea de «transmitir emociones más que datos, aunque estos tengan que estar también. Para muchos pescadores y vecinos de la zona, la muerte lenta del Mar Menor es una cuestión emocional, algo que les duele. Eso llega mejor desde una historia, desde una ficción basada en hechos muy reales».
Isabelle Carbonell, por su parte, afirma que no cree en la distinción estricta entre documental y ficción. «John Grierson acuñó por primera vez el término ’documental’ alrededor de 1926 y lo definió como ‘un tratamiento creativo de la actualidad’. Me gusta mucho esta idea», explica. Y añade: «Me interesaba hacer una película sobre un ecosistema en su conjunto, descentrando al ser humano. Cuando lo humano no es la única historia, los enfoques especulativos o surrealistas ayudan a tender puentes hacia otras formas de conocimiento».
En 2019 Carbonell no rodó soluciones «porque entonces no las había, pero ahora sí se ven algunas. Todos los temas de la película siguen siendo problemas hoy. Hubo otra gran muerte de peces después del famoso evento de 2019. Ahora, partes del mar se están volviendo blancas y muertas, y la ‘mancha blanca’ se está extendiendo. Si se toman ciertas medidas para los problemas, entonces tal vez el ecosistema pueda recuperarse, pero pronto mostrará todos las señales de un colapso. Al igual que en otras partes de la Tierra. ¿Qué se necesita para que quienes están en posiciones de poder actúen?».