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El Mobile World Congress 2024 cierra este jueves sus puertas en Barcelona. La feria de tecnología móvil más importante a nivel global, que ya hace años que engloba mucho más que los smartphones, arrancó el día 26 con la expectativa de atraer a más de 95.000 asistentes. Sus aproximadamente 2.400 expositores muestran apasionantes avances del desarrollo tecnológico: el despliegue de los teléfonos de quinta generación (5G) con Inteligencia Artificial integrada en los dispositivos, coches voladores, portátiles con pantallas transparentes, el refinamiento de experiencias inmersivas como el metaverso… Pero el desarrollo de la industria del smartphone y del sector tecnológico también conlleva importantes costes sociales, climáticos y ambientales.
Una performance de artivistas de SETEM Catalunya, Ingeniería sin Fronteras y Ecologistas en Acción trajo el pasado lunes a las puertas del recinto ferial del Mobile los impactos menos visibles de esta industria millonaria, como la creciente extracción de recursos minerales vinculados al sector tecnológico en países del sur global, las pésimas condiciones laborales en las fábricas de manufactura asiáticas, o la creciente marea de desechos electrónicos, el flujo de residuos que crece más rápidamente a nivel global. Estos son algunos de los temas que se abordan en la 9ª edición del Mobile Social Congress, un foro celebrado anualmente a la vez que el Mobile para reflexionar sobre la llamada “cara B” de la industria de la telefonía.
Coincidiendo con estos dos congresos paralelos, Climática publica dos artículos con los otros datos de la industria tecnológica: los que alertan sobre los patrones de consumo insostenible, las desigualdades globales, los límites materiales y los impactos ecosociales de un sector que necesita de una creciente cantidad de recursos naturales para satisfacer la demanda de bienes de consumo rápido –tanto materiales como virtuales– que se esfuerza en fomentar.
40 componentes y 85kg de CO₂ para una vida media útil de menos de 3 años
Durante la última década, cada año se han vendido entre 1.300 y 1.500 millones de teléfonos inteligentes nuevos a nivel global. Dicha producción acumulada ha provocado que el número de dispositivos móviles operando a nivel mundial ya haya superado los 15 mil millones, y se espera que llegue a los 18,22 mil millones para el 2025, casi el doble de dispositivos electrónicos que de habitantes en el planeta.
Estos ligeros y optimizados dispositivos tecnológicos que todos llevamos en nuestros bolsillos ocultan un gasto material y energético masivo: se calcula que la fabricación de cada uno de dichos dispositivos requiere de 40 componentes diferentes –la mayoría de los cuales se hallan entre los denominados materiales críticos –y produce una media de 85 kg de CO₂ en su primer año de uso– alrededor del 75% de los cuales originados en su producción. Un impacto ambiental tan grande que, de acuerdo a los cálculos de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), requeriría que nuestros teléfonos móviles tuvieran una vida útil de más de 25 años para compensarlo, pero de acuerdo a dicha Oficina, su vida media real en Europa es de menos de tres años.
La obsolescencia programada y la percibida llenan nuestros cajones y vertederos de “teléfonos desechables”
Detrás de este patrón de consumo insostenible, los expertos mencionan la “obsolescencia percibida o estética”, más allá de la obsolescencia programada. Una caducidad fomentada por el marketing detrás de cada nuevo modelo de dispositivo lanzada al mercado, tal y como Mireia Roura, doctora en economía circular de los aparatos electrónicos por la UPC e impulsora de la plataforma eReuse, explicó en el podcast de Carne Cruda grabado en directo en el marco del Mobile Social Congress. Esto provoca que en Europa, alrededor de 2 de cada 3 teléfonos que se reemplazan aún son funcionales, pero la mayor parte de estos terminan en el cajón sin usarse, reusarse o reutilizarse, de acuerdo a un estudio del Comité Económico y Social de la Unión Europea del año 2019.
Asimismo, la falta de soporte de software, que lleva a incompatibilidades con las actualizaciones, y las dificultades para reparar el hardware son otras de las razones que incitan a los usuarios a optar por cambiar de dispositivo en vez de alargar su vida o sustituir y reparar sus componentes, según mencionaron otros participantes del evento como Aleix Alsina, diseñador interdisciplinario e impulsor de la cooperativa de telecomunicaciones Som Connexió, o Blanca Callén, cofundadora del colectivo Restarters BCN.
Ya hace años que especialistas y organizaciones como Greenpeace alertan que las limitaciones a los reparadores independientes, la falta de recolección adecuada de productos y la escasa reutilización de materiales aceleran tanto la explotación de recursos minerales como el flujo de desechos electrónicos en una cadena de suministro todavía eminentemente lineal, mientras resaltan que una legislación más exigente sería necesaria para forzar a los productores a cambiar sus prácticas, que contribuyen a la aceleración de la triple crisis planetaria –climática, de biodiversidad y de contaminación y residuos– que vivimos.
¿Dónde están la sostenibilidad y la circularidad en el MWC2024? Compromisos y silencios del sector
Los propios organizadores del Mobile World Congress reconocen que la industria está lejos de cumplir con sus objetivos de sostenibilidad acordados con las Naciones Unidas. Una creciente conciencia social sobre estos impactos ecosociales ha llevado a las grandes tecnológicas a contraer mayores compromisos de sostenibilidad y acelerar la adopción de ciertas medidas de circularidad. Por ejemplo, lanzando algunos programas de autorreparación, facilitando el reacondicionamiento de modelos, proporcionando soporte de software durante períodos de tiempo más largos o dando incentivos a los consumidores para devolver sus viejos dispositivos.
Algunos ejemplos son el Plan de Economía Circular lanzado por Telefónica en 2022, según el cual la compañía española se compromete, entre otras medidas, a reutilizar, revender o reciclar el 100% de sus equipos de red y renovar y reutilizar el 90% de los equipos fijos (routers y decodificadores) recogidos de los clientes para el próximo 2025, mientras que Nokia se ha fijado el objetivo de ser circular en un 95% en toda su cadena de valor –incluidas sus propias operaciones, la fabricación de fabricación y recuperación de productos– en 2030, según recoge el informe The Mobile Economy 2023, elaborado por GSMA.
Aun así, ni la sostenibilidad ni la circularidad se hallan entre los seis grandes temas del congreso. De las 335 sesiones programadas durante los cuatro días del Mobile World Congress 2024, únicamente un panel de 40 minutos de duración está dedicado específicamente a la circularidad y la transformación digital sostenible, mientras que el discurso alrededor de la sostenibilidad del sector se centra en cuestiones relacionadas con innovación en el almacenamiento de energía renovable, movilidad “verde e inteligente”, inversión verde o innovación en IA para aumentar el impacto en la acción climática, tal como se puede ver al filtrar con la palabra “sustainability” en el programa del congreso.
Por su parte, este jueves 29 el otro Mobile acogerá una tarde de cinefórum, presentaciones de libro y mesas redondas para abordar el impacto de la minería de minerales críticos como el litio en los pueblos indígenas de países como Chile; los derechos de los trabajadores en las fábricas de montaje de China; o la inteligencia artificial desde una perspectiva de justicia social y ambiental, entre otros.
En el siguiente artículo profundizaremos en las cifras sobre el uso de materiales críticos, el gasto de energía y la huella climática y de residuos del sector. Asimismo, exploraremos alternativas circulares a dicha industria, centradas en el derecho a reparar.
«Un impacto ambiental tan grande que, de acuerdo a los cálculos de la Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), requeriría que nuestros teléfonos móviles tuvieran una vida útil de más de 25 años para compensarlo, pero de acuerdo a dicha Oficina, su vida media real en Europa es de menos de tres años».
Con esto está dicho todo; pero como decía Eduardo Galeano: «Vamos directos al desastre; pero ¡joder! en que coches, y «con que móviles»….
Yo quisiera ser tan civilizado como los animales. El rey de la Creación, el «más sabio», no tenemos remedio.