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En marzo de 1876, un joven Sigmund Freud llegó a Trieste (hoy Italia) con un único objetivo en mente: encontrar los testículos de las anguilas europeas (Anguilla anguilla). Puede que el reputado padre del psicoanálisis tuviese muchas obsesiones, pero en esta no estaba solo. Lo de definir el sexo de las anguilas era un tema que había fascinado a muchos científicos a lo largo de la historia. Aunque Freud llegó a diseccionar cerca de 400 anguilas, no encontró respuesta ni genitales, y el misterio todavía seguiría vigente durante décadas.
Hoy sabemos que las anguilas sí desarrollan órganos sexuales, pero solo lo hacen cuando llega el momento de la reproducción. Aun así, el ciclo vital de este pez escurridizo sigue siendo un gran desconocido. Por ejemplo, se sabe que las anguilas se reproducen de forma similar a otros peces porque se ha visto en cautividad, pero nunca nadie lo ha observado en estado salvaje. Y se sabe que, cuando llega el momento de madurez indicado, estos animales abandonan sus ríos en Europa para aparearse en pleno Atlántico, en el mar de los Sargazos, pero nadie sabe cómo completan este viaje de miles de kilómetros ni por qué lo inician.
La lista de misterios (o de particularidades sin respuesta) de la anguila es mucho más larga. Algunos ejemplares alcanzan su madurez a los 12 años, otros lo hacen pasados los 30. Y, aunque su vida media es de unos 15 años, algunos superan los 80 (e incluso hay un señor sueco que asegura que tenía una anguila como mascota que llegó a cumplir 155 años). Además, a lo largo de su ciclo vital cambian de forma y color varias veces, desde las larvas y las angulas, que son casi transparentes, hasta las anguilas adultas de piel plateada.
Más allá de su comportamiento y de su vida, su cuerpo también está lleno de atributos extraños. Es un pez sin apenas aletas y tampoco tiene escamas. Respira parcialmente por la piel, lo que le permite arrastrarse durante un tiempo fuera del agua mientras haya humedad suficiente en el suelo. Pero hay un misterio que los supera a todos, un misterio inexplicable que estos días ha vuelto a reclamar atención gracias al vídeo de un conocido youtuber español (no es ningún secreto, es Ibai).
La anguila europea es uno de los peces en mayor peligro de extinción del planeta. Su población ha caído más de un 90% en las últimas décadas. Un animal que antes abundaba, prácticamente ha desaparecido de nuestros ríos. Aun así, su pesca sigue estando permitida, aunque cada vez más controlada, y todavía existen pequeñas comunidades pesqueras autorizadas a capturar cada año miles de alevines de anguila, las preciadas angulas. Mientras la especie desaparece fruto de los obstáculos en los ríos, la fragmentación de su hábitat, el cambio climático y la sobrepesca, hay quien todavía paga mucho por comerse un plato de crías de anguila.
Son, incluso, un indispensable del menú navideño de la familia real española. Pero los números no mienten: por cada 100 angulas que completaban el periplo desde el mar de los Sargazos antes de 1980, hoy apenas llegan cinco.