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150.000 pelos por cada centímetro cuadrado de piel. La nutria marina puede presumir de tener el pelaje más denso de todos los mamíferos, aunque eso casi le cuesta la extinción. Hoy, tras regresar del abismo de la desaparición gracias a la prohibición de su caza, la especie vuelve a pasear su gruesa pelambrera por las costas del Pacífico. Y su regreso está sirviendo también para salvar un ecosistema clave de la desaparición.
En las aguas poco profundas y los suelos esponjosos de turba de las marismas salinas, crían y se refugian muchas de las criaturas que pueblan los mares. Estos viveros oceánicos están en riesgo por la subida del nivel del mar, el aumento de la erosión, la mala gestión de los territorios costeros, la contaminación y el cambio climático. Pero en las marismas de la bahía de Monterrey, en Estados Unidos, el futuro es hoy un poco menos oscuro gracias al retorno de la nutria marina.
Codiciada por su piel, la especie fue cazada casi hasta la extinción. A principios del siglo XX, apenas quedaban 1.000 ejemplares de este mamífero único de la costa pacífica de Norteamérica, desde Alaska hasta Baja California, en México. Las políticas de conservación de las últimas décadas han propiciado su recuperación y, con ella, ha regresado la salud a las marismas de la bahía de Monterrey.
En un artículo publicado este año en Nature, el ecólogo Johan S. Eklöf, de la Universidad de Estocolmo, describe cómo la predilección de la nutria por los cangrejos ha reducido los números de esta especie, lo que a su vez ha permitido la recuperación del espárrago marino, una planta que protege y refuerza la estructura de las marismas y de cuyas raíces se alimentan los cangrejos. Es decir, el regreso de la nutria devolvió la estabilidad al ecosistema y lo hizo más resistente a la erosión.
Breve radiografía de la nutria marina
La nutria marina (Enhydra lutris) es un mamífero de la familia de los mustélidos, a la que también pertenecen las comadrejas o los tejones. Es una especie única en su género y, a pesar de su recuperación en los últimos años, todavía está considerada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Se estima que actualmente hay unos 130.000 ejemplares en libertad, casi todos en Norteamérica, aunque existen pequeñas poblaciones en las islas Kuriles y en la península de Kamchatka, en Rusia.
La nutria marina es considerada un mamífero marino y está especialmente adaptada a vivir en el agua. No tiene una gruesa capa de grasa como las focas o las ballenas, pero soporta el frío gracias a sus 150.000 pelos por centímetro cuadrado. Esta capa protectora es tan importante que pasan buena parte del día limpiándola para mantener su impermeabilidad.
La obsesión (humana) con su pelaje casi extingue la especie y puso en marcha efectos en cascada sobre los ecosistemas costeros del Pacífico. Porque la nutria marina es, ante todo, una especie clave, una de esas especies con una capacidad de influencia sobre los ecosistemas que habita mucho más significativa de lo que su tamaño y su número podrían sugerir. Los cangrejos y los espárragos marinos de la bahía de Monterrey pueden probarlo.