logo Climática - La Marea

Oso polar: el rey del pop (ártico) caído en desgracia

¿Conocemos realmente la biodiversidad que nos rodea? La flora y la fauna son claves para la vida, por ello, cada 15 días hablaremos de una especie para saber más sobre ella.
Oso polar: el rey del pop (ártico) caído en desgracia
Foto: oso polar.

Svalbard es uno de los pocos territorios del planeta donde es (casi) obligatorio tener un arma de fuego. Cualquiera que quiera pasearse lejos de los núcleos poblados de estas islas árticas debe llevar consigo algo con lo que asustar a los osos polares. Preferiblemente, un rifle. El archipiélago noruego es uno de los últimos reinos de este gran carnívoro: allí viven algo más de 3.000 osos, frente a 2.596 humanos, según el último censo. Pero esta abundancia es solo relativa. A nivel mundial, su situación es delicada.

A pesar de las recomendaciones del Gobierno de Svalbard, los ataques de osos polares a humanos son poco habituales. Entre 1870 y 2014, solo hay 73 casos confirmados. Sin embargo, los riesgos parecen haberse multiplicado en las últimas décadas a medida que el hábitat natural de los osos polares, el hielo, ha ido desapareciendo. Por eso, estos mamíferos –los carnívoros terrestres más grandes del planeta– se ven obligados a acercarse a las poblaciones humanas en busca de alimento.

Al igual que el resto de osos, los polares son omnívoros. Sin embargo, su dieta se compone casi en exclusiva de carne de foca (aunque también cazan belugas, narvales o renos, roban huevos de todo tipo de aves y comen carroña). Para capturar a sus presas favoritas, necesitan el hielo marino. Acechan a las focas camuflados en el escenario blanco e intentan atraparlas antes de que se escabullan por sus agujeros de vuelta a las aguas gélidas del Ártico. Además, utilizan la superficie helada del océano para moverse, descansar, aparearse y, en ocasiones, construir guaridas donde tener a sus crías.

Un icono pop venido a menos

La desaparición del hielo polar por causa del calentamiento global es, hoy por hoy, la mayor amenaza para la supervivencia del oso polar (que se ve afectado también por la actividad minera y petrolera, la contaminación y la expansión urbana). Actualmente, existen alrededor de 26.000 ejemplares repartidos en 19 subpoblaciones de Canadá, Groenlandia, Noruega, Rusia y Estados Unidos (Alaska). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) considera a la especie como vulnerable.

Lo delicado de su situación le sirvió al oso polar para convertirse, brevemente, en una estrella del pop climático. En la última década del siglo XX, varios informes científicos llamaron la atención sobre el estado de la especie y la publicidad de Coca-Cola humanizó su imagen (como otros grandes depredadores, el oso polar fue habitualmente considerado una alimaña). Después llegaron las portadas en Time o National Geographic, las campañas ecologistas y hasta dos premios Oscar para el documental Una verdad incómoda, que presenta una animación de un oso nadando en el océano en dirección a un pequeño trozo de hielo.

Duró poco. El icono se convirtió en cliché y empezaron las críticas. Que si la situación del oso polar no era tan grave. Que si convertía los riesgos del calentamiento global en algo remoto y lejano. Que si no comunicaba bien la emergencia climática. Incluso los negacionistas lo transformaron en un meme. Claro que, de todo este marketing, el oso nunca quiso saber nada. Puede que haya compartido ascenso al estrellato -y caída- con algunos mitos del pop, pero eso no ha impedido que su reino helado haya seguido derritiéndose sin que nadie haya hecho nada para evitarlo.

Si te gusta este artículo, apóyanos con una donación.

Artículos relacionados

COMENTARIOS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.