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Disfrutó de un segundo de fama hace más de 200 años. Sus retratos a lápiz todavía se conservan en los cuadernos de dos de los naturalistas más famosos del mundo. Pero hoy está tan sola que ni siquiera internet se acuerda de ella: una escueta línea en Wikipedia la da por extinta y en los foros de naturalistas aficionados tampoco hay registros ni menciones. Sin embargo, Pradosia argentea es real y está viva, aunque también es una de las especies de árboles más solitarias del mundo. Su historia merece ser contada.
Este árbol de flores verde claro y frutas moradas endémico de Perú tuvo que ser descubierto dos veces. La primera, en 1802, cuando los naturalistas europeos Alexander von Humboldt y Aimé Bonpland recorrieron el territorio del que es endémica, al norte del río Marañón, en la cuenca alta del Amazonia. En aquel entonces, Pradosia argentea crecía sin problemas en la zona, compartiendo espacio con muchas otras especies del bosque seco. Humboldt la dibujó, apuntó unos cuantos datos y siguió su ruta, obsesionado con descubrir las maravillas de Sudamérica a ojos de los europeos.
Pasaron los años, la presión humana aumentó en la zona, los campos y los pastos se expandieron y Pradosia argentea se fue quedando aislada. Tras varios intentos infructuosos de encontrarla en estado salvaje, en 1998 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la declaró extinta. Nadie se molestó en preguntarle su opinión. Poco después, la botánica peruana Blanca León revisó la literatura científica y se dio cuenta de que era imposible saber el estado real de la especie: no había datos actualizados sobre ella. Así empezó la historia de su segundo descubrimiento.
En 2018, tras una década de trabajos de campo, el equipo de otro científico peruano, José Luis Marcelo Peña, la encontró. Pradiosa argentea seguía creciendo en la misma zona en la que Humboldt y Bonpland la habían visto dos siglos antes, pero su situación era muy delicada. A día de hoy solo se han identificado 47 ejemplares de este árbol de tronco delgado, que no supera los 5 metros de altura y que incluso las comunidades locales habían ignorado hasta ahora (no se conoce ningún uso concreto de esta especie).
Así, en 2018 Pradiosa argentea dejó de estar extinta, pero siguió estando muy sola. Como ella, unas 17.500 especies de árboles están en peligro de extinción en todo el planeta. Y, también como ella, 440 tienen menos de 50 ejemplares en libertad.