¿Una forma de combatir el cambio climático? Reducir las plazas de aparcamiento

Hacerlo podría propiciar un parque de vivienda más denso y transportes públicos más accesibles.
Los aparcamientos pavimentados contribuyen al efecto «isla de calor urbano», el asfalto y el hormigón usados para construirlos absorben y reemiten calor en mayor medida que el entorno natural. Foto: Pixabay

Por Siri Chilukuri. Artículo publicado originalmente en inglés por Grist y traducido por Rida da Costa para Climática. Este reportaje ha contado con el apoyo del Economic Hardship Reporting Project (Proyecto de Información sobre Dificultades Económicas).

Inicialmente, los aparcamientos se crearon para atajar el caos en las calles. Pero el cambio climático ha dado la vuelta a esa dinámica.

Desde la década de 1920, una norma urbanística poco conocida que regula las plazas mínimas de aparcamiento ha configurado en buena medida el estilo de vida estadounidense. Hasta no hace mucho, en las grandes ciudades, cualquier tipo de edificio —ya fueran pisos, bancos o centros comerciales— debía reservar una cantidad determinada de plazas de aparcamiento para albergar a los posibles visitantes. 

Sin embargo, el transporte supone casi un tercio de las emisiones de carbono en EE.UU. y los coches representan una parte importante de esas emisiones. El país intenta recortar drásticamente las emisiones de carbono, pero reducir la dependencia de los combustibles fósiles también implicará un replanteamiento de las formas de transporte y el espacio público, sobre todo en las ciudades.

A principios de este mes, la ciudad de Austin, Texas, se convirtió en la última comunidad en eliminar la imposición de las plazas mínimas de aparcamiento, y es ahora la ciudad más grande de EE.UU. que lo ha hecho. 

«Si queremos que la mitad de los desplazamientos se hagan en un medio de transporte alternativo al coche, como ciudad no podemos, en mi opinión, obligar a que cada casa o comercio tenga al menos una plaza de aparcamiento para cada residente o cliente», declaró Zohaib Qadri, el concejal de Austin que presentó la medida.

La voluntad de reducir la dependencia del coche fue un gran impulso para la iniciativa en Austin, según Qadri, que espera que esta medida contribuya también a lograr una ciudad más sostenible.

«El cambio climático ya está aquí», afirmó Qadri. «Y sólo vamos a empeorarlo aferrándonos a los hábitos de transporte insostenibles y poco respetuosos con el medioambiente propios del siglo XX.»

La eliminación de esta ley aparentemente inocua podría allanar el camino para que las ciudades construyan parques de vivienda más densos, incrementen la oferta de transporte público y reduzcan las emisiones de carbono, según Donald Shoup, ingeniero y profesor de planificación urbana en la UCLA. 

«No se trata sólo de hacer frente a la crisis de la vivienda y el cambio climático, sino también a la congestión del tráfico, la contaminación atmosférica local y el elevado precio de todo ello, salvo del aparcamiento», afirma Shoup. 

El cambio climático y la contaminación atmosférica son consecuencias especialmente caras, ya que se calcula que ambas cuestan a Estados Unidos miles de millones de dólares al año. La construcción de plazas de aparcamiento, por su parte, puede costar decenas de miles de dólares, y una estimación sitúa esa cifra en casi 30.000 dólares por plaza.

«Aunque el cambio climático no supusiera un problema, eliminar la imposición de un número mínimo de plazas de aparcamiento es buena idea. Pero, además de ser una buena idea a nivel local, ayudará a todo el planeta», aseguró.

En los últimos años, ciudades como Anchorage, Richmond y Raleigh, y también estados como California, han eliminado el requisito de plazas mínimas de aparcamiento. 

Los aparcamientos pavimentados no sólo ocupan un espacio valioso, sino que contribuyen al efecto «isla de calor urbano», por el que las ciudades suelen experimentar temperaturas más altas que las zonas rurales. El asfalto y el hormigón usados para construir aparcamientos absorben y reemiten calor en mayor medida que el entorno natural. Esto ha ocurrido en medio de un verano de temperaturas récord, lo que significa que los aparcamientos no sólo contribuyen al problema general del cambio climático, sino que también empeoran sus consecuencias a corto plazo.

Conviene advertir que eliminar las plazas mínimas de aparcamiento no significa que todas vayan a desaparecer de la noche a la mañana, sino que los aparcamientos construidos fuera de la vía pública no tendrán que ofrecer una cantidad mínima de plazas. Según Tony Jordan, presidente de la Parking Reform Network (Red de Reforma del Aparcamiento), esta norma no es sólo obsoleta, sino que impide avanzar en el debate de cómo hacer más denso el actual parque de vivienda, una necesidad urgente en la mayor parte de Estados Unidos. 

«Imaginemos que, a lo largo de los últimos cincuenta años, se hubiesen construido todos esos aparcamientos, pero tuviéramos también otros diez pisos más en cada edificio de cada ciudad», apuntó Jordan. «Tendríamos una abundancia de vivienda, es decir, son muchos pisos que se habrían construido si no lo hubiésemos impedido.» 

Según Jordan, siempre que el aparcamiento ha prevalecido sobre otros usos del suelo, se ha debido a una decisión consciente, aunque sea el resultado de confiar en una política consolidada desde hace décadas para evitar la toma de decisiones activa sobre el espacio público. 

«Las ciudades sólo tienen que desempeñar un papel activo en la gestión de lo que les pertenece: la calle y la acera.»

Es probable que los efectos más importantes de la supresión de las plazas mínimas de aparcamiento no se vean de inmediato, pues las ciudades tardarán algún tiempo en aumentar su parque de vivienda o la inversión en alternativas de transporte con bajas emisiones de carbono, pero la derogación de esa norma representa un paso importante en la construcción de ciudades más respetuosas con el medio ambiente

«Austin es la misma ciudad que era hace dos semanas», en palabras Jordan. «Pasará bastante tiempo hasta que coseche los beneficios de la reforma de la normativa de aparcamiento. Podríamos decir que se limita a eliminar los palos en las ruedas de otras reformas.»

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