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El actual modelo agroindustrial español «está exportando cada año miles de millones de litros de agua en forma de frutas y verduras, principalmente desde provincias mediterráneas donde la escasez hídrica es cada vez más grave», denuncia Greenpeace. El informe España, el frutero de Europa, presentado este jueves por la organización ecologista, revela que la cantidad de agua exportada en 2024 duplicó el consumo total de los hogares españoles, y denuncia el impacto social y ambiental «de un sistema dominado por grandes corporaciones y fondos de inversión».
Según el informe, la huella hídrica de las exportaciones agrícolas en 2024 alcanzó 4.613 hectómetros cúbicos (hm³), más del doble de los 2.212 hm³ que consumieron todos los hogares españoles ese mismo año, cifra aproximada a la mitad del caudal anual del río Ebro, el más caudaloso del país. La Comunidad Valenciana, Andalucía, Cataluña y la Región de Murcia encabezan la lista de «exportadores de agua» a Alemania, Francia, Italia o Reino Unido.
Esta investigación ve la luz a pocos días de la inauguración de Fruit Attraction en Madrid, la principal feria europea del sector hortofrutícola, y del comienzo del nuevo año hidrológico (1 de octubre).
La ONG detalla que la producción de frutas requiere mucha más agua que la de hortalizas. Si bien las exportaciones fueron similares —5.690 millones de kilos de frutas frente a 5.183 millones de hortalizas—, las frutas concentran el 66% de la huella hídrica total, frente al 18% de las hortalizas. El 16% restante corresponde a otros productos como frutos secos, también de alta demanda hídrica.
Desde la organización han explicado que el cálculo de la huella hídrica se ha llevado a cabo combinando el agua de riego (huella azul), el agua de lluvia (huella verde) y el agua necesaria para diluir contaminantes de fertilizantes (huella gris), con las cifras oficiales de exportación.
Los principales destinos de estas exportaciones son Alemania (25,1% del total, con 1.156 hm³), Francia (18%, 829 hm³), Italia (10,6%, 489 hm³) y Reino Unido (7,6%, 352 hm³). Solo Alemania importa el equivalente a algo más de la mitad del agua que consumen todos los hogares españoles en un año.
Greenpeace ha advertido de que este modelo agroexportador pone en riesgo la sostenibilidad de las zonas agrícolas españolas, especialmente en un contexto de sequías cada vez más prolongadas y desertificación creciente.
“El problema no es el regadío, sino las grandes macroexplotaciones agrícolas de regadío, sustentadas en muchas ocasiones por fondos de inversión, que acaparan el agua y expulsan a los pequeños y medianos agricultores, generando un problema medioambiental y social”, señala Julio Barea, responsable de la campaña de Agua de Greenpeace. Según Sara del Río, responsable del informe, «la investigación ha requerido de personas expertas en huella hídrica así como de un elaborado trabajo de análisis de datos, lo que nos permite hablar de unos resultados robustos. A pesar de lo preocupante de los datos, hemos hecho un esfuerzo por que estos fueran conservadores. La situación que describen puede ser aún peor».
Ante esta problemática, la organización ecologista ha demandado, entre otros puntos, reconocer el agua como derecho humano, limitar la agricultura intensiva y frenar nuevos regadíos, priorizar la agricultura familiar y sostenible, cumplir la Directiva de Nitratos y garantizar transparencia en la gestión hídrica.




