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La Amazonia y el Pantanal registran sus peores incendios forestales en dos décadas

En lo que va de año, las emisiones de carbono de los incendios forestales en la Amazonia –la mayor selva tropical del mundo– y el Pantanal –el mayor humedal del planeta– ascienden a 28 y 15 megatoneladas de carbono, respectivamente. La quema de combustibles fósiles está detrás de estos niveles récord.
La Amazonia y el Pantanal registran sus peores incendios forestales en dos décadas
Una zona de palmeras endémicas de El Pantanal, llamada Carandas, arde sin control. Foto: Gustavo Basso (Reuters Connect).

Suramérica está sufriendo un año especialmente devastador respecto a los incendios forestales, sobre todo en los últimos meses. Según el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS), las emisiones han sido sistemáticamente superiores a la media (batiendo incluso récords nacionales y regionales). La mayor parte los fuegos y las emisiones proceden de la Amazonia –la mayor selva tropical del mundo– y el Pantanal –el mayor humedal del planeta–. En ambos puntos, las emisiones de carbono en lo que va de año son las más altas de los 22 años de datos del CAMS, con algo más de 28 y 15 megatoneladas de carbono, respectivamente.

Hasta el 19 de septiembre, el total acumulado de emisiones de dióxido de carbono liberadas por los incendios en Brasil –donde se encuentran parte de las dos zonas afectadas– asciende a 183 megatoneladas, una cifra superior a la media. Solo en septiembre, las emisiones han supuesto 65 megatoneladas de carbono, acorde al servicio europeo Copernicus.

Detrás de incendios y récords de emisiones están los combustibles fósiles y, por ende, el cambio climático. La quema de carbón, el petróleo y el gas calientan la atmósfera, lo que da lugar a unas condiciones más óptimas para que las llamas prendan con más facilidad y sean más difíciles de apagar.

Desde el World Weather Attribution (WWA), el grupo de especialistas conocido por determinar cuánto influye el cambio climático en un evento extremo, advierte de que el calentamiento provocado por los combustibles fósiles está haciendo que estos ecosistemas vitales sean más secos e inflamables.

En agosto, publicaron un estudio cuya conclusión principal es que el cambio climático hacía que las condiciones de calor, sequedad y viento que provocaron los incendios forestales del Pantanal –que implica a tres países: Brasil, Bolivia y Paraguay– en junio fueran un 40% más intensas y entre 4 y 5 veces más probables. Asimismo, en enero sacaron otro estudio donde señalaban que el cambio climático era el principal impulsor de la excepcional sequía de 2023 en la cuenca de la Amazonia.

En Bolivia, la situación es igual de grave. Según el Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus, las emisiones de carbono son las más altas desde que tienen datos, con unas 73 megatoneladas hasta mediados de septiembre. Solo en este mes en curso, las emisiones asciende a algo más de 32 megatoneladas. No obstante, al contrario que en Brasil, las llamas en el Pantanal no han jugado un papel clave, sino que han sido más determinantes los fuegos originados en Santa Cruz.

Desde Copernicus, consideran que la ocurrencia de estos incendios forestales están fuera de lo normal, incluso teniendo en cuenta que julio-septiembre es el periodo en el que normalmente se producen incendios en la región. Así, señalan las temperaturas extremadamente altas, la sequía a largo plazo indicada por la baja humedad del suelo y otros factores climatológicos como principales responsables.

«El transporte de humo ha tenido un impacto mucho más allá de las proximidades de donde han estado ardiendo los incendios, llegando incluso a cruzar el Atlántico. La escala del transporte de humo y los impactos en la calidad del aire son un indicador de la escala e intensidad de los incendios. Es imperativo seguir vigilando estos incendios forestales y sus emisiones para rastrear su impacto en la calidad del aire y la atmósfera», sostiene Mark Parrington, científico principal del Servicio de Vigilancia Atmosférica Copernicus (CAMS).

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