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¿De qué se habrá alimentado el cerdo con el que se produce la carne que después se compra en el supermercado? Parece un trabalenguas, pero es una pregunta a la que algunas empresas no quieren responder.
Ya se sabe que el pienso que comen los animales proviene de la soja, y que la soja proviene de mayoritariamente de Brasil y conlleva un gran riesgo de deforestación de biomas tan importantes como la Amazonia y El Cerrado. En el caso de España, el año pasado se importaron desde Brasil casi 4 millones de toneladas de este producto con las que se alimentan a un ganado que después se convierte en embutidos, panceta, jamón o pechugas.
Un nuevo informe de la organización Mighty Earth ha analizado qué grandes supermercados siguen comercializando productos que pueden estar vinculados a la deforestación. En total son siete, los principales del país: Carrefour, Mercadona, Alcampo, Lidl Supermercados, El Corte Inglés, Grupo Día y Aldi.
De los supermercados analizados, solo Aldi, Carrefour y Lidl han publicado que tienen una política global libre de deforestación y conversión (DCF) que incluye la soja, «aunque se encontró poca evidencia de que esto se haga en la práctica», asegura la publicación.
Los siete minoristas coinciden en algo: ninguno publica datos sobre su huella de soja ni sobre el impacto en la deforestación y la conversión de ecosistemas de la soja destinada a la alimentación animal a pesar de que los supermercados representan el 50% de las ventas de carne procesada en el país.
El informe, además, ha investigado las principales empresas españolas de alimentación animal, proveedoras de productos a la marca Carrefour: ElPozo, Costa Food, Grupo Fuertes y Compañías Campofrío-Valls. Sin embargo, ninguna de ellas «publica información sobre el posible riesgo de deforestación debido a la soja presente en sus productos cárnicos, a pesar de que se abastecen principalmente de los dos grandes importadores de soja con riesgo de deforestación en España: Bunge y Cargill». Estas dos multinacionales representan el 65% de la exposición de España al riesgo de deforestación en Brasil.
Mighty Earth mandó un cuestionario a los siete supermercados y a tres empresas proveedoras de carne preguntando por sus medidas para combatir la deforestación, sus mecanismos de transparencia y su relación con Bunge y Cargill. Carrefour contestó informando que, como parte de la coalición forestal del Foro de Bienes de Consumo, la compañía apoya la introducción de requisitos más estrictos para los comerciantes de soja.
Por su parte, Aldi España envió una carta trasladando sus compromisos globales en materia de deforestación. También indicaba las acciones de Aldi Nord (de la que es filial) en Europa en relación con la trazabilidad de las materias primas destinadas a la alimentación animal, en concreto la soja.
El puerto de Barcelona es la gran puerta de entrada
Esos 4 millones de toneladas de soja tuvieron que entrar por algún sitio a España. Según el informe, 1.370.821 toneladas lo hicieron por el puerto de Barcelona en 2022. Representa alrededor del 50% del tráfico de soja en el país.
«Tanto Bunge como Cargill cuentan con plantas de trituración en este puerto clave y es uno de los principales puntos de suministro para la industria de piensos en Cataluña y Aragón, donde empresas como Vall Companys o Costa Foods, entre otras, tienen gran presencia», señala el informe. Y el puerto de Cartagena no se queda tan atrás: en 2022 se importaron por sus muelles 895.641 toneladas de soja de parte de Bunge, responsable de abastecer la industria de piensos de Murcia y empresas como Cefusa.
Un reglamento contra la deforestación insuficiente
El Consejo de la Unión Europea y la Comisión Europea alcanzaron el 6 de diciembre del año pasado un acuerdo sobre el nuevo reglamento destinado a minimizar el riesgo de deforestación de los bosques asociado a los productos que se comercializan en la Unión Europea.
La que se celebra como la primera ley que lucha contra la deforestación global deja grandes áreas desprotegidas, conocidas como «otras tierras boscosas», que representan casi mil millones de hectáreas en todo el mundo. Entre estas otras tierras, está El Cerrado que, a diferencia de la Amazonia, está empeorando su estado: las tasas de deforestación casi se duplicaron en un 46% en 2022.
«El Reglamento de la UE sobre deforestación (EUDR) aplicable a partir del 30 de diciembre de 2024, ha confirmado que la soja vinculada a la deforestación y la degradación forestal que se haya producido después del 31 de diciembre de 2020 no se aceptará en el mercado de la Unión Europea, explica el informe. A falta de medio año para que el EUDR sea exigible, existe un alto riesgo de incumplimiento por parte de los traders, las empresas cárnicas y los siete supermercados investigados».
Es un alivio saber que a estas empresas no se las puede acusar de racismo ni senofobia.