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Las lluvias de las últimas semanas han supuesto el fin de la fase de emergencia por sequía en Catalunya. El Govern ha anunciado este jueves (y a cinco días de las elecciones) que el plan especial se levanta después de poco más de tres meses de restricciones tras el aumento del nivel de agua en los embalses del sistema Ter Llobregat, el principal, que ahora mismo se sitúa en un 24,1% con más de 150 hectómetros cúbicos. «Aunque la sequía no ha terminado», ha clarificado la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, que ha comparecido junto el conseller de Acción Climática, David Mascort, después de la Comisión Interdepartamental de Sequía del Ejecutivo catalán.
El Govern ya avisó que no iba a alargar las restricciones «más de lo necesario». Por ello, con esta decisión, las medidas sobre el consumo de agua se suavizan para los más de seis millones de catalanes que residen en los 202 municipios del área metropolitana de Barcelona y Girona, y se retrocede a la fase de excepcionalidad.
«Es una fase que nos permite ganar tiempo y tener más margen de maniobra para continuar ahorrando agua sin aplicar medidas más restrictivas», ha declarado Mascort. Este estado permitirá disponer de una dotación de agua por habitante y día de 230 litros (en la fase de emergencia era de 200 litros), aunque sí se mantendrán las limitaciones para el uso del agua agrícola, industrial y ganadero. Asimismo, en situación de excepcionalidad, se sigue sin permitir el llenado de piscinas privadas de uso individual o unifamiliar y el riego en superficies deportivas.
No sucederá lo mismo –al menos no por ahora– para los ayuntamientos de la comarca del Alt Empordà, que se abastecen del embalse de Darnius-Boadella, que actualmente se encuentra en fase de emergencia II con un 16% de su capacidad. Los habitantes de esta zona deberán esperar un tiempo hasta vivir la flexibilización de las restricciones.
En todo caso, Mascort ha confiado en que próximamente pueda pasar a fase I de emergencia esta zona del norte de la Costa Brava, en la que también se instalarán este verano 12 desalinizadoras móviles. En esta línea, el conseller ha detallado que mantienen el proyecto de la desalinizadora flotante del Puerto de Barcelona, anunciada antes del frente de lluvias y que inicialmente debía empezar a funcionar en otoño.
Mascort ha dicho que, pese a la mejoría, la máquina estará «a punto» por si debe entrar en funcionamiento más adelante, teniendo en cuenta que las dos nuevas desalinizadoras de Foix y Tordera II aún no están licitadas y que entrarían en funcionamiento entre 2028 y 2029.
Excepcionalidad al menos hasta final de año
La previsión es que, por las últimas luvias y el deshielo, los pantanos de este sistema sigan aumentado hasta alcanzar al final de esta semana los 160 hectómetros cúbicos, según el conseller.
Mascort ha defendido que el Ter Llobregat regresa al escenario de excepcionalidad en el que estaba el verano pasado pero «más preparado», pues hace un año el 60% del agua del área metropolitana de Barcelona procedía de los pantanos y hoy en día es el 50%, por el incremento del agua regenerada.
En paralelo, el consumo general ha caído de media un 10%, se ha congratulado el conseller, que en todo caso ha llamado a la ciudadanía a mantener este esfuerzo pese a la mejoría de la situación.
Mascort ha asegurado que, con estos datos, el sistema Ter Llobregat puede mantenerse en la excepcionalidad al menos hasta final del presente año, teniendo en cuenta un hipotético escenario de «lluvias mínimas históricas» durante este periodo.
Si en cambio en otoño las lluvias son más generosas de lo habitual, como ha ocurrido de momento en la primavera, la fase de excepcionalidad se podría alargar todavía más.
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