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“No te me derritas por aquí. Vete a la sombrita y ahora te llamo”, le dice una guía turística a un cliente que acaba de llegar. Es mediodía de un lunes de julio con alerta por altas temperaturas y en la Puerta del Sol de Madrid abundan los turistas y gente de paso. Las pocas personas que permanecen en la plaza se concentran en la única franja de sombra que se puede encontrar a esas horas. Pero hay a quienes no les queda otro remedio que aguantar bajo el sol, como los que se enfundan en disfraces de muñecos y pasean por el centro de la plaza hasta que alguien se hace una foto con ellos. “Hace mucho calor, pero es lo que nos toca. Hay que llevar el pan a casa”, cuenta el hombre bajo el traje de conejo.
Aunque muchos tienen la impresión de que este verano ha sido más “fresquito” que los anteriores, este agosto ha sido el más caluroso en España desde que hay registros y no parece que la situación vaya a mejorar en un futuro próximo. Las proyecciones climáticas prevén un incremento de las temperaturas máximas diarias en España de unos 0,4 ºC por década hasta 2050 y olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, según advierte el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
Junto a los grados del termómetro, se incrementarán también los consiguientes efectos del calor en la salud, que van desde un peor descanso hasta el riesgo de muerte. Sólo en el verano de 2023 se estima que hubo más de 2.800 muertes relacionadas con las altas temperaturas, según los datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). Desde que comenzaron los registros en 2015, agosto de 2023 ha sido el segundo mes con más muertes derivadas del calor después de julio de 2022.
Medir el número real de muertes por calor es complicado porque la mayoría no se producen por golpes de calor sino porque este agrava enfermedades preexistentes. De hecho, según expertos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), probablemente se está subestimando la cifra real de muertes por calor y la falta de datos homogéneos sobre este fenómeno es generalizada.
El problema de las muertes por calor está golpeando especialmente a los países del sur de Europa, entre ellos España, que fue el cuarto con más muertes relacionadas con esta causa por cada millón de habitantes en 2023. Ese mismo año, Palencia fue la provincia con más muertes relacionadas con las altas temperaturas por cada 100.000 habitantes. En las provincias más pobladas, como Madrid y Barcelona, la tasa de muertes es menor. Sin embargo, la capital concentra el mayor número de fallecimientos, con casi el doble de decesos que la siguiente provincia en esta lista.
La importancia de diseñar ciudades que mitiguen los efectos de las temperaturas extremas
En ciudades como Madrid, se estima que un 4% de las muertes por altas temperaturas ocurridas en verano se deben al fenómeno de la isla de calor urbana. Así se denomina a la diferencia de temperatura entre una zona urbana y las zonas rurales de su alrededor, que puede alcanzar hasta los 8 ºC más en la ciudad debido al exceso de asfaltado y la falta de árboles. Es un ejemplo de la capacidad del diseño urbano para modificar las condiciones climáticas, haciendo más intensos los episodios de temperaturas extremas, como con las islas de calor. Pero el efecto puede ser el contrario y que el diseño urbano ayude a mitigar esos episodios.
No hay una sola vía para conseguirlo, las opciones van desde los tejados hasta los anillos verdes. Pero hay una iniciativa que destaca porque “de ser necesario, se puede implementar de un mes para otro”, apunta la bióloga y coordinadora de adaptación urbana al cambio climático en Greenpeace, Elvira Jiménez. En los últimos años varias ciudades del mundo han comenzado a habilitar espacios interiores y exteriores en los que las personas pueden encontrar confort térmico ante eventos meteorológicos extremos como las olas de calor. Son los llamados refugios climáticos.
No está claro cuándo surgió el concepto, pero en 2017 París puso en marcha un plan para habilitar refugios por toda la ciudad y en España ciudades como Barcelona, Bilbao o Murcia están diseñando su propia red de refugios. En Madrid la iniciativa todavía se hace esperar.
En 2022, Más Madrid llevó la propuesta al Gobierno de la Comunidad, pero fue rechazada con los votos de PP y Vox. Dos años después, el Ayuntamiento de Madrid anunciaba entre sus medidas para proteger a la población del calor este verano el uso de espacios culturales como refugio. La propuesta fue criticada porque incluía espacios de pago como los cines, aunque tenían descuentos en las horas de más calor.
Además de ser gratuitos, los expertos señalan que los refugios climáticos deben cumplir una serie de requisitos. “Lo que se ve ahora son ciudadanos que están empezando a llamar refugio climático a espacios que son más frescos pero que no tienen agua o sitios donde sentarse. No basta con que la temperatura sea más agradable que en la calle para poder decir que algo es un refugio climático”, advierte Ana Terra, investigadora especializada en adaptación urbana al cambio climático en el Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3).
Tras esa iniciativa del ayuntamiento, en junio de 2024 el PSOE y Más Madrid llevaron al Pleno una nueva propuesta de red de refugios climáticos en la capital. De nuevo, fue rechazada con los votos de PP y Vox. Un mes después de este rechazo se ha publicado en el Boletín Oficial del Ayuntamiento de Madrid un listado de posibles refugios climáticos como parte del nuevo protocolo ante olas de calor, CalorMad. La lista es de “carácter informativo” con las “instalaciones distribuidas en los distintos distritos que se podrían utilizar como refugio climático”.
De los 282 refugios que propone el ayuntamiento, la mayoría serían centros de mayores (66) o centros culturales (59) y deportivos (41). La disponibilidad sería total en casi todos, es decir, en cualquier momento que el centro esté abierto estaría disponible para que los ciudadanos se refugiasen del calor, aunque los horarios de apertura varían. Además, estarían ubicados sobre todo en los distritos exteriores de la M-30, con Ciudad Lineal como la zona con más centros disponibles (32), según ha podido analizar Maldita.es. En la siguiente tabla puedes encontrar los datos de los espacios que hay en tu zona.
En septiembre de 2024, los centros aún no han empezado a funcionar como refugios climáticos y aunque algunos conocían el plan de CalorMad, no sabían que ya estaba publicado el listado, según hemos comprobado desde Maldita.es preguntando a algunos de los establecimientos. Mientras la iniciativa entra o no en funcionamiento hay quienes han preferido no esperar. Desde iniciativas privadas, como el refugio habilitado en el Círculo de Bellas Artes, hasta proyectos ciudadanos como Reverdeciendo Jardines, que surge en 2017 en el barrio madrileño de Puerta del Ángel.
“Comenzó con cuatro o cinco vecinos y vecinas del barrio que nos propusimos mejorar las zonas verdes próximas a nuestras viviendas. El método principal fue simple: sacar los tiestos de nuestras casas y cuidarlos en los jardines”, explica Jesús González, vecino y miembro de la plataforma. Hace un par de años parte de sus esfuerzos se centraron en el “no-parque”, un descampado sucio y desaprovechado en el que vieron muchas posibilidades de crear un espacio agradable para los vecinos.
“Nuestro objetivo, debido a las circunstancias climáticas extremas que estamos sufriendo en la ciudad, es convertir todo el área en un refugio climático”, cuenta Jesús. Para ello, están en proceso de mejorar el arbolado, añadir parterres con plantas y sitios para sentarse. No son los únicos: hay iniciativas vecinales similares en la zona de Lavapiés, Carabanchel y Usera. En este último, en torno a junio de 2024 comenzó a funcionar un proyecto de la Asociación Realidades para ofrecer un refugio climático a personas sin hogar.
Es un servicio de apoyo a los equipos de Madrid en Calle que atienden los distritos de Usera, Villaverde, Carabanchel y Vallecas para que puedan derivar a su centro de día, situado en la sede de la Asociación en Usera, a las personas que estén soportando una ola de calor en la calle. “La idea es facilitar de una manera lo más fácil y rápida posible esa derivación, de forma que haga un registro básico de la persona en el centro, se le dé una parte de los servicios y que cuando acabe la ola de calor pueda darse de baja o bien usarlo de forma normal”, explica el responsable del centro, Bosco García.
La idea y las propuestas ya están ahí, los vecinos se implican, pero no pueden sustituir el papel de las instituciones. “Al final son iniciativas privadas que no están conectadas entre sí. Desde un ayuntamiento, para empezar, tienes acceso a las instalaciones municipales que son muchos espacios a tu disposición para crear esa red, aunque luego se puedan sumar espacios de carácter privado. Y eso en la ciudad de Madrid se está echando en falta”, concluye Elvira Jiménez.
Este reportaje, desarrollado gracias al apoyo de Journalismfund Europe, forma parte de una investigación internacional en la que han colaborado Maldita.es (España), Mensagem de Lisboa (Portugal) y Slow News (Italia).
En el reportaje original de Maldita.es, el titular es: ‘Calor extremo en Madrid: los ciudadanos crean refugios climáticos ante la escasa acción institucional’.
El proyecto se centra en analizar las soluciones que están aplicando tres ciudades europeas para reducir el impacto del aumento de las temperaturas en la salud de la población. En total, son tres reportajes profundidad sobre el problema compartido de las altas temperaturas en Madrid, Lisboa y Milán. Los puedes leer todos aquí.