De la DANA de València a la reconstrucción del Yasuní

Tres representantes de la sociedad civil estuvieron de gira por España para dar a conocer la situación que atraviesa el Parque Nacional Yasuní, en Ecuador, más de un año después de que el pueblo dijese no a la extracción de petróleo y sí a proteger una de las zonas con más biodiversidad del planeta.
De la DANA de València a la reconstrucción del Yasuní
Foto: un momento de la charla organizada por Entrepobles.

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Por Toni Martínez.

El pasado 29 de octubre, tres mujeres de Ecuador dejaban la ciudad de València en avión tras dar una charla ante diferentes asociaciones y entidades sobre las luchas sociales y la defensa del territorio. Sólo unas horas después la naturaleza se desbordaba a las puertas de València.

Las tres mujeres que dieron esa charla fueron Ene Nemquino, vicepresidenta de la nacionalidad waoraní del Ecuador- NAWE, Dayuma Nango, vicepresidenta de la asociación de mujeres waroni del Ecuador – AMWAE y Manai Prado, miembro fundadora del colectivo YASunidos y coorganizadora de la campaña Sí al Yanusí. Esos días predana estuvieron de gira por España para dar a conocer la situación que atraviesa esa zona del Ecuador más de un año después de que el pueblo dijese no a la extracción de petróleo y sí a proteger una de las zonas con más biodiversidad del planeta.

Vinieron a hablar entre iguales, y así lo expresaron: “tenemos luchas similares a kilómetros de distancia, por la defensa de los recursos naturales y contra todo aquello que significa su extracción y sobreexplotación. 

Las activistas denunciaron que, pese a que se ganó el referéndum, “el Gobierno nos sigue pisoteando”. “La petrolera nos ha hecho mucho daño en nuestro territorio, las mujeres están con índice alto de cáncer, los niños desnutridos, hay enfermedades de la piel, hongos a la gente que viven cerca de la petrolera”, explicó Dayuma Nango.

Y es que las heridas siguen abiertas y ahora la discusión se centra en cómo debe ser el desmantelamiento de la infraestructura petrolera. Según datos de Petroecuador, la explotación de crudo del Bloque 43 representó el 12% de su producción. El año pasado, el Gobierno cerró 10 pozos y en abril empezará el abandono de 48 pozos que corresponden al 2025.

Para los habitantes de esas tierras, el ritmo no es suficiente. Por eso plantearon dos exigencias. 

Por un lado, el Gobierno de Ecuador creó el Comité Ejecutorio de la Voluntad Popular, pero las activistas denuncian que “lo creó solo entre los ministros y la empresa; la exigencia es que, al menos, la nacionalidad waoraní sea miembro de este comité y que ya que se abre sean parte las organizaciones sociales”.

La segunda tiene que ver con la forma en la que se producirá el desmantelamiento. A grandes rasgos, hay tres pasos para culminar el proceso: el cierre, el taponamiento y el abandono. El cierre es que dejen de funcionar las bombas, el taponamiento es inyectar cemento en los pozos petroleros para que en un futuro no salga el crudo, y el tercero es el abandono, que es el término técnico para decir que van a reparar el territorio. Lo que propone el Gobierno de Ecuador es demorarse cinco años en los dos primeros pasos, cerrar y taponar. En el bloque 43 existen 263 pozos. Plantean siete años más en el abandono. Es decir, en total 12 años. 

Para Manai Prado, “ese tiempo es ilógico y queremos que se reduzca a cinco años para hacer todo. Petroecuador alega seguridad, pero en cinco años es suficiente. Nuestra exigencia por tanto es que se demore menos tiempo, pero que la reparación y la restauración la hagan las comunidades que habitan en la zona que conocen el territorio y van a saber cómo reforestar, también pensando en que los animales regresen en un futuro”. 

Asimismo, pidieron asesoría técnica “para estar vigilantes a cómo el Gobierno está haciendo el cierre, sobre todo en la parte más complicada de la ingeniería de petróleo y por el tema de seguridad”.

Sus palabras fueron escuchadas por diferentes colectivos y entidades sociales valencianas convocadas por la organización Entrepobles. En un espacio común compartieron opiniones, esperanzas y alguna que otra desilusión. La tarde se alargó mientras la noche caía sobre la ciudad. Al día siguiente abandonaron València, justo en el momento en que la DANA comenzaba a rebosar el caudal del barranco del Poyo. Mientras el avión que les llevaba de vuelta a Ecuador despegaba, la fuerza de la naturaleza nos recordaba que es mala idea ponerse en su contra.

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