Marta Victoria, experta en sistemas energéticos y renovables: «El riesgo es que el vacío de información oficial sobre el apagón perjudique la transición energética»

La profesora asociada en la Universidad Técnica de Dinamarca analiza el funcionamiento del sistema eléctrico, las posibles causas del apagón del 28 de abril y las soluciones para que no vuelva a pasar.
Marta Victoria, experta en sistemas energéticos y renovables: «El riesgo es que el vacío de información oficial sobre el apagón perjudique la transición energética»
Foto: Marta Victoria Pérez.

Desde que se recuperaron las comunicaciones tras el apagón sufrido en la península Ibérica el pasado 28 de abril, el teléfono de Marta Victoria Pérez no ha dejado de sonar. No es de extrañar: conoce bien el sistema eléctrico y las energías renovables, y sabe cómo construir redes energéticas más resilientes. Lo que no sabe, como la mayoría de nosotros, es qué pasó el mediodía del 28 abril para que todo el sistema eléctrico de la península se viniese abajo (aunque sí imagina varias cosas que pueden haber pasado).

Marta Victoria es profesora asociada en la Universidad Técnica de Dinamarca (DTU, por sus siglas en danés), en Copenhague, y mantiene una vinculación con la Universidad de Aarhus, también en el país nórdico. Su investigación se centra en el modelado de sistemas energéticos con alta penetración de renovables, y especialmente en energía solar fotovoltaica y en resiliencia ante eventos extremos. En la actualidad lidera varios proyectos europeos sobre transición energética, agrivoltaica y comunidades energéticas, y codesarrolla el modelo de datos abiertos del sistema energético europeo PyPSA-Eur.

Desde el día siguiente al apagón, muchos mensajes se han dirigido a buscar un culpable: las renovables, la nuclear… Pero, ¿hay realmente un culpable?

Tenemos que ser muy cautos porque todavía no tenemos un informe oficial de qué ha ocurrido. Sin saber exactamente qué ha ocurrido es difícil buscar el culpable. Pero, además de ser cautos, empezamos a entender que lo que ha ocurrido ha sido un fallo en cascada en el que tampoco está claro que podamos señalar a una tecnología como culpable. Parece que tendremos que hacer que todas las tecnologías funcionen mejor en conjunto y, si lo que ha fallado tiene que ver con la gestión del sistema, con su reacción cuando algo se sale del equilibrio, solucionarlo.

Imagino que cada tecnología de generación eléctrica tendrá sus pros y sus contras.

Y cada tecnología tiene también su capacidad de contribuir a recuperar el equilibrio cuando este se rompe. Incluso cuando sepamos la secuencia de fallos en cadena que provocaron el apagón, creo que será importante no señalar a la primera tecnología que falló, porque los sistemas se diseñan y se operan para ser robustos si ocurre un fallo. Tendremos que entender más bien por qué hubo un fallo sistémico, por qué la cadena de acontecimientos desembocó en un apagón.

Han pasado casi 15 días [esta entrevista se hizo el 9 de mayo] y no tenemos informe oficial, pero, con la información que maneja, ¿qué pudo haber pasado?

Sabemos que fue una cascada de eventos. Hubo una primera pérdida de generación y, unos segundos más tarde, otras dos, pero no sabemos si están relacionadas o no. Esto es importante, porque si las tres ocurrieron de forma aleatoria sin relación entre sí estaríamos ante una situación muy poco probable para la cual el sistema no está diseñado. Si están relacionadas, sin embargo, es importante entender por qué se producen y por qué el sistema falla a la hora de recuperar el equilibrio y acaba entrando en barrena y apagándose por completo.

Si se trata de un fallo de diseño, tendremos que mejorarlo para que no vuelva a pasar. Sabemos que los sistemas con alta penetración de energías renovables, incluso mayor que la que existe en el sistema de España, pueden operar perfectamente.

¿Por qué no tenemos todavía la información de qué ha pasado? ¿Es algo tan difícil de saber?

La razón principal es que estamos ante una sucesión de eventos que tiene cierta complejidad técnica. Esto requiere de un análisis detallado de lo que pasó y las medidas que se tomaron en muchos puntos distintos. Es Red Eléctrica, como operadora del sistema, la que tiene acceso a todas estas informaciones.

Otra de las razones, creo, es que algunos de los posibles escenarios podrían señalar a algunos actores del sistema eléctrico que no reaccionaron como debían, como las compañías eléctricas. Entiendo que Red Eléctrica quiere ser cauta y solo publicar información cuando esté segura.

Dicho esto, creo que todo esto es un poco incompatible con la necesidad que tiene la sociedad de entender qué ha pasado después de un evento de tanta magnitud. Red Eléctrica tiene que asegurarse de que es capaz de entender qué ha ocurrido, pero también debería ser rápida en explicarlo. Tardar tanto no contribuye a acallar el ruido ni las explicaciones parciales que algunos determinados grupos de presión están ofreciendo, como quienes defienden unas tecnologías por encima de otras.

El riesgo es que el vacío de información oficial perjudique la transición energética, aunque sepamos que es algo que tenemos que acelerar porque es bueno en muchos sentidos para nuestro país.

Generadores síncronos y asíncronos, inercia, cero energético… De un día para otro hemos tenido que familiarizarnos con conceptos técnicos de los que la mayoría de nosotros no habíamos oído hablar. ¿Puede darnos las claves sencillas de cómo funciona el sistema eléctrico?

En el sistema eléctrico siempre tiene que haber la misma cantidad de energía generada que de energía consumida. Eso tiene que ser así en cada instante. Y una medida de que esto es así es la frecuencia a la que oscila la red eléctrica y a la que nos llega la corriente a nuestras casas, que en España y Europa es de 50 hercios.

Si ocurre algo, como que por ejemplo que baje la producción porque un generador se estropea y tiene que parar o que baje la demanda porque una fábrica que consume mucha electricidad tiene un problema y para, se produce un desequilibrio y se nota en la frecuencia.

Así, cuando hay una subida o una bajada de frecuencia, se activan una serie de mecanismos del sistema eléctrico para recuperar el equilibrio. Si baja la generación, rápidamente se enciende otro generador para volver a recuperar el equilibrio. Así lleva funcionando décadas.

¿Qué margen de desequilibrio puede tolerar el sistema?

En general, los sistemas eléctricos se dimensionan para lo que se conoce como el fallo N-1. Es algo un poco técnico, pero quiere decir que están preparados para que, si el generador más grande falla de golpe, el resto puedan seguir funcionando. En España, el fallo más grande que puede ocurrir es que una central nuclear tenga que parar de repente.

Esto ha ocurrido muchas veces y es deseable que así sea, por cuestiones de seguridad. Por eso no terminamos de entender muy bien qué ha pasado, porque si el fallo que se produjo no era más grande que esto, el sistema debería haber reaccionado bien volviendo al equilibrio.

Otro concepto del que se ha hablado mucho es de la inercia.

Muchos de los generadores que funcionan en el sistema eléctrico tienen turbinas, unas masas que están rotando. Si algo falla y se paran, siguen girando durante un breve espacio de tiempo. A veces, se hace la analogía de la bicicleta: si vas moviéndote y dejas de pedalear, sigues moviéndote. Esa inercia le da al sistema eléctrico unos segundos para tomar acciones y volver al equilibrio.

Los generadores fotovoltaicos se conectan a la red mediante un sistema electrónico, no están girando y no tienen inercia. Pero podrían tenerla. Hay una cosa que se llama inercia emulada, que se consigue con baterías y un inversor adecuado, que permite a las plantas fotovoltaicas tener una especie de inercia y responder a caídas de la frecuencia.

En España, la regulación técnica no exige a las plantas fotovoltaicas tener esta capacidad, pero yo creo que es algo que veremos implementado con rapidez.

En este sistema eléctrico tan complejo, ¿qué desafíos plantea integrar a gran escala las renovables en general?

Desde el punto de vista del fallo de diseño del que hablábamos antes, que te falle el generador más grande, las renovables lo simplifican todo bastante, al menos en teoría. Como los generadores renovables son más pequeños, el fallo más grande que te puede ocurrir es un fallo más pequeño. Y lo de la inercia en las fotovoltaicas, como hemos hablado, también se puede solucionar.

Yo creo que los desafíos de tener mucha eólica y mucha fotovoltaica tienen más que ver con dimensionar el sistema de forma que sea capaz de atender la demanda en los momentos en que hay poco viento o poca energía solar, o una combinación de ambas situaciones. Esto se consigue con más almacenamiento y con tecnologías de respaldo.

Otra de las tecnologías de las que has hablado mucho estas semanas es la nuclear. ¿Qué desafío supone su integración en el sistema eléctrico?

Desde el punto de vista del control del sistema, no tienen mucho desafío. Hemos tenido nucleares paradas y funcionando desde hace mucho y el sistema ha funcionado. A largo plazo, sin embargo, el problema que tienen es su rentabilidad. Son tecnologías más caras que la eólica y la fotovoltaica y tienen unos costes de inversión elevados. Hay que usarlas muchas horas al año para rentabilizarlas, lo que es un poco incompatible con tener mucha generación eólica y fotovoltaica.

En los últimos diez años, la energía solar ha reducido sus costes casi un 80%, pero la nuclear prácticamente cuesta más hoy de lo que costaba entonces. Es decir, la nuclear no se complementa bien con la eólica y la fotovoltaica y tampoco puede competir con ella en costes.

El sistema eléctrico en España está fundamentalmente en manos privadas. ¿El fallo o los fallos que hubo pueden haber venido de priorizar los intereses económicos o ciertos precios de la energía por encima de la seguridad del sistema?

No sabemos exactamente cuál fue la cadena de eventos que causó el apagón y quiero ser cauta, no se puede descartar nada todavía. Aun así, creo que es importante plantear una reflexión sobre cómo de estratégica es la infraestructura energética y sobre si queremos que esté en manos privadas. En Europa hay casos diferentes. En Dinamarca, por ejemplo, la empresa equivalente a Red Eléctrica es una compañía pública porque se considera algo estratégico.

La actividad de Red Eléctrica es estratégica no solo para prevenir apagones, sino también porque estamos pensando en transformar un sistema en el que se van a incluir muchas nuevas tecnologías y en el que hay que reforzar las redes, por lo que hay que hacer planteamientos estratégicos a largo plazo que no deberían verse afectados por la rentabilidad de unas acciones en los próximos dos años.

Y hay otros factores. Las hidroeléctricas también juegan un papel muy importante como respaldo, por lo que otro debate podría ser si la generación hidroeléctrica tiene sentido que solo responda a criterios de un operador privado o si debería ser de propiedad y de operación estatal para garantizar que se puedan introducir más renovables en la red.

Son cosas que merece la pena replantearse, cosas que antes de los años 90 del siglo pasado, antes de la ola liberalizadora, no se cuestionaba ningún país de Europa. Las empresas energéticas se consideraban activos de seguridad. Ahora se ha visto también que son activos estratégicos: España tiene la oportunidad de transformar su matriz de generación utilizando energía renovable porque tiene una posición geográfica ideal.

Hablaba de Dinamarca, otro país con una gran penetración de renovables. ¿Cómo se vivió desde allí el apagón?

En Dinamarca, en Alemania y en otros muchos países de Europa se quieren entender las causas. La sensación es que, con el conocimiento técnico que tenemos, esto no debería haber ocurrido. Así, es importante saber si es un fallo de alguien que hizo lo que tenía que hacer o es un fallo del sistema. Si es este segundo caso, debemos aprender cuanto antes del apagón y modificar lo que tengamos que modificar para que no vuelva a ocurrir.

Claro, porque más allá de analizar y entender las causas, que es importante, la gran pregunta es qué hacemos para evitar que vuelva a pasar.

Ahora se están mencionando muchas propuestas técnicas que tienen sentido. Tener más baterías en la red que aporten esta inercia simulada y esta capacidad de reacción rápida, aumentar las interconexiones con Francia, lo que nos haría estar conectados a un sistema mucho más grande y robusto, o la fotovoltaica con capacidad de inercia emulada son cosas que necesitamos y que vamos a hacer.

Pero, específicamente, ¿qué habría evitado lo que ocurrió? Para eso es necesario saber exactamente qué pasó. Si lo que ha ocurrido es un mal comportamiento de alguno de los actores, lo que habrá que hacer será establecer reglamentos técnicos y legales para que sea imposible que vuelva a pasar.

Y si lo que ha ocurrido es un fallo sistémico, pues ahí habrá que implementar cambios regulatorios o técnicos para evitar que ese tipo de fallo suceda. Es decir, podemos discutir formas de hacer los sistemas más robustos, pero no podemos solucionar lo que ha fallado hasta que sepamos exactamente qué es.

Como decíamos al principio, no va solo de unas tecnologías u otras, sino también de cómo las gestionamos.

Yo confío mucho en la capacidad técnica de Red Eléctrica y creo que es un problema complejo. Tienen que estar seguros de las causas antes de comunicarlas. Pero también creo que sería bueno que lo hiciesen rápido, porque estos momentos de tanta incertidumbre son el caldo de cultivo perfecto para que cada uno diga la información que le interesa. Es decir, creo que es importante encontrar el equilibrio entre estar seguros de lo que se va a decir y las implicaciones que todo esto puede tener sobre cómo la sociedad entiende la transición energética.

Ha llegado a decirse que el informe final tardará seis meses. Yo espero que Red Eléctrica entienda la dimensión social y narrativa que tiene esto para la transición energética y que sea capaz de explicar qué ha pasado en un tiempo más razonable.

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