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La falta de agua aviva conflictos entre territorios y la desigualdad de género

Actualmente, 2.200 millones de personas carecen de acceso a agua potable gestionada de forma segura. Las niñas y mujeres, encargadas del abastecimiento en zonas rurales, son las principales afectadas por la escasez.
La falta de agua aviva conflictos entre territorios y la desigualdad de género
Mujeres y niñas son las principales responsables de la recogida de agua en las zonas pobres y rurales. Foto: Alberto Buscató Vázquez / Wikimedia Commons.

Hoy es el Día Mundial del Agua. No es un día de celebración, sino de concienciación. La crisis climática, la sobreexplotación y la contaminación de los sistemas de agua dulce del planeta están mermando un recurso que creíamos abundante.

Actualmente, 2.200 millones de personas carecen de acceso a agua potable gestionada de forma segura a pesar de ser el sexto objetivo de desarrollo sostenible (ODS). 3.500 millones no tienen un saneamiento seguro. «Por tanto, el objetivo de la ONU de garantizar este acceso para todos en 2030 está lejos de alcanzarse, y hay motivos para temer que estas desigualdades sigan aumentando», reconoce la UNESCO.

La disputa por controlar las fuentes que nos abastecen de algo que se ha vuelto un privilegio ya es una realidad en varios países, tal como recuerda el último documento de la ONU en su Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo.

En la región del Sahel, la degradación de los humedales ha exacerbado los conflictos locales por el acceso al agua y a las tierras productivas. En Gaza, Israel la está usando como arma de guerra. Las tensiones ya hacen mella entre España y Portugal, que comparten el agua del río Tajo para dotar ambos países.

«El agua, cuando se gestiona de forma sostenible y equitativa, puede ser fuente de paz y prosperidad», asegura Álvaro Lario, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y presidente de ONU-Agua. Sin embargo, aunque aproximadamente el 40% de la población mundial vive en cuencas fluviales y lacustres transfronterizas, solo una quinta parte de los países tiene acuerdos transfronterizos para gestionar conjuntamente y de forma equitativa estos recursos compartidos.

África sigue siendo especialmente vulnerable a las tensiones interestatales provocadas por la falta de agua: 19 de los 22 Estados estudiados sufren escasez, y dos tercios de los recursos de agua dulce del continente son transfronterizos. Pero, de los 106 acuíferos transfronterizos cartografiados en el continente, la cooperación interestatal solo se ha formalizado en siete.

Las niñas y las mujeres, primeras víctimas de la sequía

El primer impacto de esta escasez es el deterioro de las condiciones de vida, que conduce a una mayor inseguridad alimentaria y a riesgos sanitarios. Pero, más allá de eso, la escasez está modelando un mundo más desigual. Sobre todo, para niñas y mujeres.

Ellas son las principales responsables de la recogida de agua en las zonas pobres y rurales, y dedican varias hasta varias horas al día a esta tarea. Que cada vez haya menos agua complica esta labor, agrava esta carga y aumenta las probabilidades de que estas niñas abandonen la educación, algo que acarrea más vulnerabilidad.

La otra arista es la migración. La escasez de precipitaciones y la falta de abastecimiento de agua está forzando a personas a desplazarse hacia zonas del norte global, donde la situación es, por ahora, mejor. Pero este desplazamiento «puede, a su vez, contribuir a la inseguridad del agua al ejercer una presión añadida sobre los sistemas y recursos hídricos de los lugares de asentamiento», avivando así el rechazo social y político, explica el informe. En Somalia, por ejemplo, un estudio apuntó a un aumento del 200% de la violencia de género contra un grupo de desplazados.

«En este contexto, la cooperación en la gestión de las aguas transfronterizas parece ser una poderosa palanca para mantener la paz», concluye la ONU. «Al crear las condiciones para un diálogo regular entre todas las partes e instituir los marcos jurídicos necesarios, esta cooperación tiene el potencial de resolver la mayoría de las disputas relacionadas con el agua y, por lo tanto, de prevenir la aparición o exacerbación de conflictos de mayor alcance».

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Aumentar la producción de agua desalada o una mayor explotación de los acuíferos son algunas de las medidas que se adoptan para hacer frente a la escasez de agua. Especialistas inciden en la necesidad de reducir la demanda de agua, que copa principalmente la agricultura intensiva, y respetar los caudales mínimos de los ríos.

COMENTARIOS

  1. El agua limpia es fundamental para la naturaleza, la sociedad y el bienestar humano. A pesar de algunos progresos realizados en los últimos años, la contaminación del agua sigue siendo uno de los retos más importantes que tiene que afrontar el Estado español.
    Un estudio realizado por el Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental ha detectado más de 500 sustancias químicas nocivas en los cursos de toda Europa, y el 41% de las muestras analizadas contenían entre 51 y 100 sustancias químicas diferentes.
    A falta de un análisis en detalle del grado de contaminación química de las aguas superficiales y subterráneas de España, el reciente informe ‘Contaminación por nitratos: Impacto en el medio ambiente y el agua de consumo humano’, elaborado por Ecologistas en Acción, advierte del elevado riesgo al que se encuentran sujetos los cauces y aguas subterráneas y el impacto que esta contaminación tuvo en 2022 en el bienestar y el derecho al agua en más de 200.000 personas.
    El 11% de las aguas superficiales están contaminadas por nitratos con concentraciones superiores a la norma de calidad ambiental. En el caso de las aguas subterráneas, el porcentaje asciende al 37%. Pero estos números son incapaces de poner rostro a las personas que habitan alguno de los 171 municipios en los que se detectó en 2022 valores de nitratos iguales o superiores a los 50 mg/l permitidos por la normativa europea y española.
    (Ecologistas en Acción)

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