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El trasvase del Tajo-Segura es un emblema que ejemplifica la dicotomía que se produce en España entre la escasez de agua y un uso excesivo e insostenible. Considerada una de las mayores obras de ingeniería hidráulica del país, en 1979 llegaron las primeras aguas a la cuenca del Segura procedentes del río Tajo. Este sistema supuso un cambio de una agricultura tradicional de secano a una agricultura industrial de regadío y el consiguiente desarrollo económico-social de todo el Levante español. Sin embargo, el caudal trasvasado se ve cada vez más mermado debido a un estado de sequía crónico, que es una consecuencia directa del calentamiento global.
España será uno de los países europeos con mayor riesgo de sufrir escasez de agua en los próximos 30 años. El 75% del territorio español ya está en riesgo de desertificación y se prevé que para 2050 la demanda de agua se duplique o incluso triplique. Sin embargo, existe la gran paradoja de que siguen desarrollándose sectores como el agrícola o el turístico, que necesitan más agua de la que hay disponible.
En particular, el sector agrícola español consume más del 80% del agua disponible, con la agricultura intensiva que amenaza con convertir tres cuartas partes del suelo fértil en un gran arenal. Esto genera un uso extremadamente desigual del agua, teniendo en cuenta que la mayor parte de las hortalizas que se cultivan en las regiones sureñas se exportan al resto de Europa. Tales políticas han generado disputas sobre la gestión y la distribución del agua entre regiones y distintos sectores de la población, en definitiva, entre aquellos que tienen y ejercen sus derechos o privilegios sobre el agua y aquellos que no.
En la actualidad, la cuenca alta del río Tajo está experimentando una aguda escasez de agua, y ha perdido ya el 50% de sus recursos hídricos. Para abordar esta problemática, se promulgó el Real Decreto 35/2023 del 24 de enero de 2023, el cual establece los nuevos “caudales ecológicos” con un recorte progresivo del volumen de agua trasvasada hasta el año 2027. Un estudio sobre los efectos en el trasvase Tajo-Segura prevé que para 2070 no se podrá transferir agua, si se cumplen las proyecciones climáticas.
A los pies del acueducto Tajo-Segura se mezclan la necesidad de producción agrícola con la urgencia de un cambio del modelo de producción ante el avance del cambio climático, para evitar un colapso ecológico, económico y social. El debate sobre la sostenibilidad del sector primario y la condición de España como potencia exportadora de cultivos intensivos de regadío se ha acelerado.
Estas fotografías forman parte de un proyecto de Gianni Esposito sobre el uso imprudente de los recursos hídricos en España con el apoyo de Fundación Nueva Cultura del Agua y Ecologistas en Acción. Tras analizar su uso en la agricultura, el autor ahondará en la gestión del agua en el turismo y en las empresas hidroeléctricas. Su investigación nace de «una urgencia social por entender cómo se está comercializando el agua, a pesar de ser un bien público».