Etiquetas:
El pasado 27 de octubre se cumplió un año del inicio de la huelga de los trabajadores afiliados al sindicato IF Metall de la sucursal sueca de Tesla, TM Sweden, por la negativa de la empresa a negociar un convenio colectivo. Aunque enfrentarse al todopoderoso Elon Musk pueda parecer una lucha de David contra Goliat, IF Metall y sus 300.000 personas afiliadas son una roca dura de roer. Sus propias acciones, como sostener un año de huelga, la solidaridad obrera intersectorial, escandinava e internacional, y las fuertes movilizaciones, hacen de este conflicto un cortafuegos de resistencia ante los abusos corporativos de las grandes empresas en la llamada transición verde.
Conversamos sobre este conflicto y sobre la transición con Arturo Vasquez, defensor sindical de IF Metall, encargado de defender los derechos de las personas afiliadas, resolver conflictos y actuar como mediador.
¿Cómo se inició el conflicto con Tesla que aún perdura?
TM Sweden se estableció en Upplands Väsby, al norte de Estocolmo, con el fin de dinamizar la venta de coches y ofrecer servicios de mantenimiento y reparación, unas tareas muy especializadas dada la complejidad técnica de los vehículos Tesla. Intentamos negociar un convenio colectivo con la empresa pero no hubo manera.
¿Por qué es tan importante para IF Metall la firma de un convenio colectivo?
Hay que conocer el contexto sueco para ver que es de suma importancia para las personas trabajadoras. En Suecia no existe un sueldo mínimo interprofesional y otros muchos detalles de las relaciones laborales se establecen en los convenios colectivos. Incluso hay una institución pública, Medlings-Institutet, que media entre la patronal y los sindicatos para llevar las negociaciones a buen puerto.
Conociendo la importancia de este punto, ¿Tesla hizo alguna objeción concreta o una enmienda a la totalidad sobre los convenios?
¡Nada, la empresa no quería nada! Hemos visto empresas americanas llegar a Suecia, han dicho que no querían convenios pero al final han firmado. Desde el principio, no querían tener ningún tipo de convenio colectivo. No quieren que la gente que trabaja tenga derecho a opinar. Lo más importante de los convenios para nosotros es la codeterminación, el derecho a opinar libremente para tener un mejor ambiente en el trabajo. Tratamos de hacer lo máximo en términos de diálogo ¡pero ellos no querían nada!
Lo que comenta contrasta bastante con la imagen de Tesla como una empresa cool, verde y moderna, y con Elon Musk como el autoproclamado defensor de la libertad de expresión.
En Suecia, la imagen pública de Tesla se está deteriorando. La juventud que quería trabajar para Tesla ya no muestra el mismo interés porque han salido a la luz pública las condiciones laborales y el trato que reciben los trabajadores en la empresa.
Con todo esto, un año de resistencia no es poco. ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles?
Han pasado cosas que nunca habían pasado en Suecia. Cuando los trabajadores están en huelga no se puede meter a otros empleados a sustituirlos. Tesla ha aprovechado la libre circulación de trabajadores en la UE para traer y emplear personas de Europa del Este. Es una situación muy grave. Además, existe el peligro de que si Tesla no firma el convenio otras patronales puedan ir detrás.
Imagino que, pese a los malos momentos, también han pasado por situaciones positivas, ¿no?
Sin duda. La solidaridad ha sido abrumadora. Los sindicatos escandinavos (Noruega, Dinamarca y Finlandia) se unieron a la lucha. Muy al inicio, los trabajadores de los navieros y portuarios dijeron que no iban a descargar en sus puertos ni un solo barco con coches Tesla. Hubo boicot. Tesla tuvo que buscar una ruta alternativa y ahora trae los coches en camión desde Alemania. Además, los sindicatos suecos eléctricos no instalan nuevas electrolineras, y los sindicatos de correos tampoco reparten cartas a Tesla.
¿Cómo cree que ha impactado a Tesla?
Los talleres no alcanzan a mantener los autos. La espera para la reparación o mantenimiento es de meses y cada vez se les complica más.
A pesar de los impactos, Musk parece tener superpoderes. ¿Qué les hace pensar que van a doblegar a Tesla?
¡Podemos resistir 500 años! Tenemos el apoyo de los sindicatos suecos, escandinavos, europeos y del resto del mundo. Nosotros vamos a seguir luchando hasta el final.
Si miramos su lucha en una escala mayor, no deja de ser una consecuencia de una transición verde y digital muy dominada por grandes transnacionales con unas instituciones públicas que actúan como meras facilitadoras. Además, surgen los megalómenos como Musk, Bezos, Gates, etc. ¿Qué opinión les merecen?
Son todos capitalistas que quieren maximizar sus beneficios. Buscan ser dueños del mercado. En el caso de Elon Musk, él se ve como el futuro dueño del mercado de autos.
Pero una de las cosas más importantes es preguntarse sobre la transición verde, si es realmente verde. ¿Es una transición para ayudar al medio ambiente? Bajo mi punto de vista, no. Es greenwashing. Por ejemplo, ¿es el vehículo eléctrico un auto verde? Se venden autos contaminantes como verdes, pero los materiales de fabricación vienen de países donde la gente trabajan como esclavos. No hay un sistema realmente efectivo para el reciclaje de las baterías que finalmente se exportan también a países empobrecidos. No hay circularidad. Necesitamos un avance técnico global para poder reciclar y no destruir más la naturaleza.
También hay propuestas que van en la dirección de la reducción del parque automovilístico, la disminución del número de vehículos privados…
IF Metall considera que la transición verde es muy importante pero también reconocemos que muchos de nuestros afiliados trabajan en sectores que son destructores del planeta. Aunque Greta Thunberg ha dicho las cosas como son, luego no ha pasado nada. Los Estados democráticos deben apostar por un cambio del modelo productivo y de consumo. Tiene que haber límites y hay que planificar la producción y el consumo para evitar la destrucción ambiental. Nuestra posición es que la técnica hay utilizarla mejor para caminar hacia una economía verdaderamente circular.
Por último, le quería preguntar por la apuesta de la transición verde en el norte de Suecia con un corredor de reindustrialización que va de Kiruna a Luleå. Se necesitan grandes inversiones y más trabajadores en el norte, y la extrema derecha de los Demócratas de Suecia critica duramente que sean migrantes. Al mismo tiempo, NorthVolt, la empresa de baterías, quiere recortar el 20% de su plantilla. ¿Cómo ve el futuro de la transición verde en Suecia?
NorthVolt despedirá 2.500 personas, principalmente, trabajadores extranjeros. Y hay que producir baterías sin que la gente muera en el trabajo.
¿Cómo?
Cuatro trabajadores de NorthVolt han fallecido en casa y aún no se sabe por qué. Para nosotros es algo inusitado que trabajadores de una fábrica nueva mueran.
¿Funcionará la transición?
Creo que va a funcionar pero el peligro es el capitalismo en sí mismo. Para organizar algo tan grande tiene que haber una experiencia previa. Las inversiones que se han hecho han sido muy rápidas, demasiado.