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¿Cómo conseguir más dinero para la financiación de la lucha contra el cambio climático? Con un impuesto a quienes más contaminan: las mayores empresas de combustibles fósiles. Esa es la propuesta que presenta un informe publicado este lunes en línea con la campaña Stamp Out Poverty (Acabar con la pobreza), que calcula que una tasa adicional a las grandes compañías fósiles con sede en los países más ricos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) podría recaudar 720.000 millones de dólares (unos 670.000 millones de euros) para 2030 para el fondo de pérdidas y daños que se acordó en la COP28.
La Tasa por Daños Climáticos (CDT, por sus siglas en inglés) gravaría «la extracción de cada tonelada de carbón, barril de petróleo o metro cúbico de gas, calculada a un ritmo constante en función de la cantidad de dióxido de carbono (CO₂) equivalente que contenga el combustible fósil», explica la publicación. Es decir, que esta tasa gravaría a la industria por cada tonelada de combustible fósil que extrajera.
«Proponemos que estos sustanciales ingresos adicionales se asignen de dos maneras. En primer lugar, puede ayudar, sobre todo a los países de la OCDE a aportar financiación al Fondo de Pérdidas y Daños, sin que ello suponga un coste injusto para sus contribuyentes», continúa. «En segundo lugar, generará un importante dividendo nacional que podrá canalizarse hacia la acción por el clima a escala nacional, ayudando a pagar las ayudas necesarias para que los trabajadores y las comunidades abandonen los combustibles fósiles y se decanten por la energía y el transporte ecológicos».
Los autores del informe argumentan también que este impuesto podría introducirse fácilmente en los sistemas fiscales existentes. Primero, con una tipo inicial de cinco dólares por tonelada de CO₂ equivalente, aumentando 5 dólares por tonelada cada año. De esta manera, y si se introdujese durante 2024 en todos los países de la OCDE, se podrían recaudar un total de 900.000 millones de dólares de aquí a 2030. Posteriormente, de esa cantidad, 720.000 millones se destinarían al fondo, mientras que los 180.000 millones restantes irían a parar al «dividendo nacional».
La publicación del informe ocurre, precisamente, un día antes de que el Consejo de Administración del Fondo tenga su primera reunión en Abu Dhabi, donde se debatirá hasta el 2 de mayo cómo se financiará el fondo.
También se da mientras los ministros del G7 sobre clima, energía y medio ambiente están reunidos en Turín, Italia. En este conjunto de países, sede de varios gigantes del petróleo y el gas, la hipotética Tasa por Daños Climáticos podría recaudar 540.000 millones de dólares para el fondo de pérdidas y daños de aquí a finales de la década, según el informe. En este escenario, 135.000 millones de dólares serían para la acción climática nacional en todo el G7.
España apoya un impuesto a los multimillonarios
Una propuesta similar está surgiendo entre los países del G20. En febrero, Brasil, que preside el grupo de naciones, puso sobre la mesa la opción de implementar un impuesto mínimo del 2% sobre la riqueza de los 3.000 multimillonarios que existen actualmente.
Los ministros de Alemania, Brasil, Sudáfrica y España han firmado una moción secundando esta idea. La semana pasada, los altos cargos dedicaron un artículo a por qué necesitamos un impuesto mundial para los multimillonarios en el periódico británico The Guardian. Firmado, entre otros nombres, por la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, los cuatro países argumentan que ello «generaría unos ingresos muy necesarios para que los gobiernos invirtieran en bienes públicos como la sanidad, la educación, el medio ambiente y las infraestructuras, de los que todos se beneficiarían, incluidos los que se encuentran en la cúspide de la pirámide de ingresos».