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151 huevos por persona al año. Es lo que consume, de media, cada ciudadano del Estado español, según la Asociación Española de Productores de Huevos (ASEPRHU). Y sin embargo, una amplia mayoría de consumidores desconoce lo que hay detrás de cada uno de ellos. A ello contribuye la opacidad de un sector que conoce bien la importancia de tener una buena imagen: los anuncios y el empaquetado muestran gallinas felices y procesos respetuosos con el medioambiente, pese a que las granjas son extremadamente contaminantes. Y los consumidores compran tranquilos, aunque una amplia mayoría, el 84%, considera que el bienestar de los animales de granja debería protegerse mejor, según el último Eurobarómetro sobre las Actitudes de los europeos hacia el bienestar de los animales.
La realidad dista mucho de lo que cuentan los anuncios. Así lo denuncia una investigación llevada a cabo por el fotógrafo Aitor Garmendia, que lleva años documentando las condiciones de explotación de los animales con su proyecto Tras los Muros. «La industria ganadera impide el derecho de acceso a la información», denuncia Aitor. «Lo hace, además, con el respaldo institucional y con el uso de dinero público. Es hermética porque entiende que una imagen obtenida en el interior de sus instalaciones puede suponer un problema para sus beneficios. Ha pasado ya muchas veces. Sin embargo, a pesar de su hermetismo, siempre hay alguna oportunidad de acceso y mi trabajo consiste en dar con ella». Garmendia consiguió entrar en las instalaciones de una de las diez productoras de huevos más importantes de España.
«La industria del huevo trata de confundir al consumidor haciéndole creer que en sus granjas y mataderos las gallinas están bien tratadas»
En este caso, el trabajo se ha realizado en colaboración con la organización internacional Animal Save Movement. El proyecto se acompaña además de un impactante cortometraje documental. El objetivo de todo ello: aportar información al creciente debate social sobre la ganadería industrial y sus implicaciones.
«La industria del huevo trata de confundir al consumidor haciéndole creer que en sus granjas y mataderos las gallinas están bien tratadas y que la producción actual de huevos es resultado de una cualidad natural de éstas», denuncian los autores de la investigación. «La realidad es que, independientemente del sistema de cría –jaulas acondicionadas, suelo, campero o ecológico– todas las gallinas comerciales sufren la explotación inherente a los procesos ganaderos. Desde que nacen en las bandejas de la incubadora hasta que son transportadas al matadero y matadas brutalmente, padecen daños que comprometen su salud física y psicológica», añaden.
Pese a haber visto prácticamente de todo, Aitor quedó sorprendido por lo que encontró: «Estas granjas siempre me han parecido sobrecogedoras por sus dimensiones. La gente no es consciente de lo que suponen estas fábricas de huevos. Son lugares espantosos, y eso es lo que he querido mostrar. También me ha impactado el trato que reciben cuando decae el pico de producción y están muy débiles. Las agarran de cualquier forma, incumpliendo claramente la ley y causándoles roturas de huesos e incluso la muerte».
Una vida de explotación
Los datos hablan por sí solos: en España hay más gallinas que personas. Según el Sistema Integral de Trazabilidad Animal (SITRAN), el censo de gallinas explotadas por el sector del huevo español es de 56 millones. De la población destinada exclusivamente a la producción, que asciende a 47 millones de aves, 34 millones hacinadas en jaulas.
Los pollos nacen artificialmente en máquinas incubadoras y son criados sin vínculo maternal, «lo que aumenta considerablemente la posibilidad de padecer diversas enfermedades que a menudo son mortales», denuncia la investigación. Los huevos fértiles que llegan a las incubadoras son el resultado de un proceso de selección genética. «Ese flujo de producción abastece a todos los sistemas de explotación y cría: ecológico, campero en suelo, o en jaula. Es decir: todas las gallinas provienen de incubadoras industriales», recuerda el informe.
El destino de los pollos es otro de los puntos más controvertidos, y quizá el más desconocido por la sociedad: los machos están destinados a morir, dado que no tienen valor comercial alguno. Así, la mitad de los pollos que nacen son triturados vivos o asfixiados por inhalación de gas a las pocas horas de nacer, en una práctica perfectamente legal y amparada por la normativa europea. El número total de animales que sufren este destino se desconoce: ni siquiera el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) tiene información sobre la cifra exacta, aunque se estima que es similar a la de hembras nacidas. En 2021, las incubadoras industriales en España produjeron más de 90 millones de huevos.
De los 47 millones de aves destinadas a la producción, 34 millones viven hacinadas en jaulas.
Además de todo ese proceso de criba en función del sexo, los pollos son sometidos a diversos tratamientos como la clasificación o la vacunación, tras los que son transportados a la granja. Durante todo ese proceso, a menudo sufren un ayuno forzoso que repercute negativamente en su desarrollo.
El traslado a las granjas es, con frecuencia, aún peor: la legislación para el transporte de animales es común a todos ellos, y no existe ninguna normativa específica para el transporte de los denominados «pollos de un día», nombre que reciben los que no superan las 72 horas de vida, enormemente vulnerables por su escaso desarrollo. Por ello, su traslado a la granja puede provocarles la muerte. Así lo reconoció la Guía de buenas prácticas para el transporte de aves de corral, elaborada por la Comisión Europea, que advertía de que «la deshidratación y la desnutrición son las principales causa de morbilidad y mortalidad debidas al transporte». Las pautas de la guía son de aplicación voluntaria.
Aproximadamente la mitad de los pollos que nacen son triturados vivos o asfixiados por inhalación de gas a las pocas horas de nacer.
De cara a abastecer el mercado, las instalaciones que albergan estos animales son gigantescas: «Una de las naves de recría de mayor tamaño de Europa está ubicada en Mainar (Zaragoza) y encierra a 250.000 gallinas jóvenes. En el año 2008, en Sinarcas (Valencia), el Grupo Avícola La Cresta construyó una nave con capacidad para confinar a 150.000 gallinas. El total de la granja alcanzaba el millón de aves», apuntan Aitor Garmendia y Animal Save Movement en su reporte.
A pesar de que desde 2012 el espacio del que disponen las gallinas se ha incrementado, pasando de 550 cm2 a un mínimo de 750 cm2 (algo más del tamaño de un folio), las nuevas dimensiones no han supuesto «un cambio significativo de espacio para las gallinas», según denuncia la investigación. «Además, el cautiverio, la privación de aire fresco y luz natural, la estructura de la jaula y el hacinamiento siguen comprometiendo su salud, su bienestar y su vida», añaden.
Canibalismo, mutilación y muerte
Entre las prácticas habituales que sufren las gallinas destinadas a la explotación destaca el canibalismo, enormemente frecuente en las explotaciones de aves destinadas a la puesta. Para evitarlo, o al menos para mitigar sus consecuencias y evitar la mortalidad no deseada, es frecuente mutilar el pico de las aves. Tampoco hay problema legal en hacerlo: la normativa europea permite el recorte de pico en todos los sistemas de explotación y cría: jaulas acondicionadas, en suelo, campera y en ecológico. Desde 2008, esos otros sistemas alternativos se pueden ver plasmados en el primer número impreso en cada huevo: [0] ecológico, [1] campero y [2] en suelo.
Esa es, precisamente, otra de las claves de la cuestión: los huevos considerados ecológicos, camperos o de gallinas criadas en suelo son también parte del problema. En un informe publicado en 2005, la Comisión Técnica de Salud y Bienestar de los Animales (AHAW) de la EFSA concluyó que los sistemas alternativos a las jaulas también influyen de manera negativa en la salud de las gallinas. Están más expuestas a bacterias, parásitos y enfermedades infecciosas; el picoteo es mayor en los grupos de aves numerosos y puede provocar daños en los tejidos, canibalismo y mortalidad; los niveles de polvo, microorganismos y amoniaco en el aire son mayores y pueden tener consecuencias perjudiciales para el sistema respiratorio y los ojos, y la tasa de mortalidad es normalmente mayor que en los sistemas de jaulas.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) del año 2019 (última actualización disponible), el 87% de los huevos consumidos en España provienen del sistema de producción en jaulas. En cuanto a las gallinas ponedoras censadas en España en base a la forma de cría, un 69% están en jaula, frente a un 20% en suelo, un 10% camperas y un 1% ecológicas, acorde a los cifras del MAPA publicadas recientemente y relativas a 2022.
Llegados a este punto, cada vez son más los ciudadanos que se preguntan si existe una manera ética y sostenible de consumir huevos. Los responsables de la investigación lo tienen claro: «Si aceptamos el consumo de huevos como parte de nuestra dieta, tenemos que asumir nuestra complicidad con los abusos aquí descritos. No existe lo uno sin lo otro. El maltrato, la explotación y la muerte sistemática son consustanciales a su consumo». Desde Animal Save Movement esperan que el testimonio gráfico recogido por Garmendia (ganador del World Press Photo en 2021 por su trabajo sobre la industria porcina en España) contribuya a despertar conciencias y, aseguran, a fomentar el veganismo: «El público tiene el derecho y el deber de conocer lo que realmente sucede detrás de estas puertas cerradas y así poder elegir ser vegano», dice Anita Krajnc, directora ejecutiva de la organización.
«Los abusos que sufren las gallinas, así como los demás animales destinados a la producción de comida como cerdos, vacas, pollos o peces, no se aceptarían si fueran cometidos contra perros o gatos, por ejemplo. De hecho, bajo las leyes actuales de muchos países, estos abusos serían considerados delitos con pena de prisión», concluyen.
* Fe de errores: el texto ha sido actualizado para corregir la cifra relativa al porcentaje de huevos consumidos en España y se ha completado la información.
Pobres de las aves destinadas a la producción y pobres de las aves destinadas al «deporte» de la caza y a otros exterminios producto de la irresponsable actividad humana.
—El escribano palustre es hoy una de las aves más amenazadas de la península ibérica.
Una ave pequeña, tímida y huidiza, que se alimenta de semillas, arañas e insectos que busca en labradíos y pastos cercanos, en campos en barbecho y en los humedales que habita.
Según el último censo, las pocas parejas que quedan caminan en silencio hacia la extinción en nuestro país.
En silencio porque parece que a nadie le preocupa mantener su canto,
en silencio porque cada vez quedan menos parejas, tan pocas que ya no necesitan marcar territorio entre ellas.
Ya no cantan porque casi ya no están.
Con su silencio, la desaparición del escribano nos alerta de la gran amenaza que sufren los humedales, espacios indispensables para la vida humana, animal y vegetal, que se están quedando sin agua por la sequía y la sobreexplotación de nuestras actividades.
Otra gran amenaza para su supervivencia es la intensificación de la agricultura, que lo dejan sin hábitat y alimento.
Esta es la última llamada de socorro de una pequeña ave que se extingue.
—La caza y el medio-ambiente en Extremadura.
Hemos reclamado a la Junta de Extremadura que la gestión del Parque Nacional de Monfragüe debe hacerse anteponiendo los criterios técnicos a los intereses particulares, ante la noticia de volver a permitir la caza en el espacio natural, aceptando también las batidas y rehalas con perros, tanto en fincas públicas como privadas del parque nacional.
Durante una reunión con el nuevo consejero de Gestión Forestal y Mundo Rural de la Junta de Extremadura le trasladamos la urgencia de aplicar una gestión sostenible en tres temas fundamentales para Extremadura: la caza, el agua y la gestión forestal.
A este desolador panorama en Extremadura, se suma el descenso de la población de avutarda en las ZEPA para las dos últimas décadas. Desde el proyecto LIFE Agroestepas Ibéricas confirman un descenso del 63% para el periodo 2002-2023.
—Aportaciones al Marco de Actuaciones para el Desarrollo Sostenible y Socioeconómico de Doñana
Un nuevo modelo para Doñana.
Reducir la extracción de aguas subterráneas
Agricultura adaptada a Doñana
Regenerar y conectar el medio natural
Conservación de la biodiversidad
Frenar el fracaso reproductivo
Turismo y paisaje vivo
En cuanto a las actividades cinegéticas y caza ilegal, solicitamos incrementar los medios humanos y materiales de la guardería del espacio protegido; prohibir la caza de la focha común en las marismas del Guadalquivir debido a su confusión con la focha moruna, y revisar y ajustar anualmente, en función de las condiciones ambientales y del estado de las poblaciones de especies cinegéticas, los cupos, periodos hábiles y demás autorizaciones para el desarrollo de la actividad cinegética. También considera prioritario actuar en la biodiversidad urbana incluyendo acciones en todos los municipios del entorno de Doñana y la eliminación de especies exóticas invasoras.
La campaña de firmas por Doñana sigue abierta. FIRMA AQUÍ
https://seo.org/donana-se-extingue/
MEDINACELI, capital del maltrato animal. (vídeo)
Medinaceli, un pequeño rincón de Soria, vuelve a ser el epicentro de un oscuro espectáculo que despierta indignación y rechazo a nivel internacional. En este tranquilo pueblo de 721 habitantes, el Toro Jubilo se alza como un testamento a la crueldad humana, un recordatorio de que, en pleno siglo XXI, la barbarie aún puede hallar su espacio en la sociedad.
Cada año, el corral en la plaza de Medinaceli se convierte en el escenario de un macabro espectáculo basado en el sufrimiento animal. El Toro Jubilo es el único toro embolado con fuego que aún persiste en Castilla y León, resistiendo a la evolución de los estándares de bienestar animal que se han expandido en todo el mundo.
AnimaNaturalis y CAS International hemos documentado el evento la madrugada de este sábado y podemos confirmar un año más que el sufrimiento del animal ha sido innegable. Esta vez, hemos visto cómo el toro salía ya con dificultades del corral, con la cabeza torcida, probablemente a causa del peso de la estructura de madera sobre sus cuernos.
El momento de la embolada ha sido largo y angustioso para el toro, incluso más de lo habitual, ya que ha permanecido inmovilizado contra el pilón durante más de once minutos hasta que los participantes han logrado prenderle las astas….
https://www.animanaturalis.org/en-accion/46583/medinaceli-una-tradicion-que-perdura-a-costa-del-sufrimiento-animal