Etiquetas:
Con el arranque de la nueva temporada, la Junta de Andalucía y Cetursa, la empresa que gestiona la estación de esquí Sierra Nevada (Granada), han vuelto a insistir en la “imperiosa necesidad” de duplicar la extracción de agua para producir nieve artificial, el salvoconducto para mantener la rentabilidad de un parque que por el cambio climático está perdiendo su manto blanco. La estación de Sierra Nevada es la más meridional de Europa y la de mayor altitud de España.
Según un reciente informe del Observatorio de Cambio Global Sierra Nevada, la cubierta de nieve lleva 40 años reduciéndose. La conclusión es que, si bien algunos años son más húmedos y fríos que otros, en general, esta histórica cobertura está experimentando una “marcada reducción” que corresponde con los cambios globales en temperatura y precipitación.
La petición de extraer más agua para paliar esta merma natural no es nueva. Hay un expediente en trámite desde 2023 para conseguir pasar de los 350.000 metros cúbicos que todos los años entre noviembre y marzo se extraen del río Monachil a 670.000, casi el doble. La autorización de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que advierte del impacto ambiental de la medida, es la única que falta para que el proyecto obtenga la luz verde.
La semana pasada, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, hizo un llamamiento a “la cooperación de todos” para conseguir “un hito fundamental” para el futuro de la estación de esquí ante la falta de nieve. “Hace falta más agua, que se transforma en nieve y luego se derrite y vuelve. No hay ningún impacto”, justificó.
El parque cuenta con 300 caños artificiales de última tecnología –una inversión de 100 millones de euros–, “el sistema de producción de nieve más sostenible y eficiente” de España, en palabras de Moreno.
Para el Ejecutivo autonómico, la operación no va a agudizar la crisis hídrica que sufre la región por una sequía casi crónica, debido a que el agua que se extrae “vuelve más tarde al circuito”, argumento que es refutado por los expertos.
Ricardo Aliod, profesor de Ingeniería Hidráulica y del Riego en la Escuela de Agrónomos de Huesca y miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, advierte que el argumento de la Junta omite un aspecto no menor: parte de la nieve se “sublima directamente”, es decir, no se funde, se evapora y se pierde en la atmósfera. “No se recupera”, afirma.
En Sierra Nevada, esta sublimación ronda entre el 15% y el 20%. Por otra parte, agrega Alido, “los retornos no tienen por qué ir al mismo cauce de donde partieron”. Por tanto, la idea de que una vez derretida el agua volverá al cauce del río Monachil es “errónea”.
Dónde y cuándo extraer agua
Rafael Seiz, técnico de política de Aguas del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) suma más evidencia científica para refutar la tesis del gobierno andaluz. Explica que es importante tener presente que no sólo es el volumen de agua que se extraería adicionalmente, sino “el dónde y el cuándo”.
“Respecto al dónde, esta extracción adicional se va a producir en zonas de cabecera de distintos ríos y arroyos, que alimentan los caudales de las zonas aguas abajo. Por lo tanto, esto puede tener un impacto en la cantidad de agua que discurre por otras zonas de la cuenca, Parece que la Junta lo está obviando completamente”, subraya.
Sobre el cuándo, puntualiza que la captura de más agua va a ocurrir en momentos en los que la cantidad de precipitaciones en forma de nieve sea mínima, es decir, cuando los recursos hídricos invernales sean muy escasos.
“En ese contexto, el mantenimiento para alimentar los caudales aguas abajo es todavía más relevante en términos ambientales. Es muy importante tener presente que el régimen de precipitaciones más común en la península ibérica se traduce en que en invierno y principios de primavera se producen las precipitaciones más abundantes (bien sea en forma de nieve o de lluvia), y que en gran medida condicionan las aportaciones a los ríos y acuíferos para buena parte del año”, expone.
Seiz agrega que, con el cambio climático, el régimen de precipitaciones, tanto de nieve como de lluvias, se está modificando, especialmente en las regiones más al sur, con inviernos más cálidos y más secos.
“Las precipitaciones se están concentrando en menos semanas y más volumen hacia principios de la primavera. Esto significa que aumentar las extracciones de agua en invierno de las zonas de cabecera, puede tener un efecto negativo más grave e intenso al reducir las aportaciones en meses claves”, advierte.
Por último, el experto en materia hídrica pone la lupa en las normas de gestión del agua que rigen en España, en la que hay “prevalencia de usos”. Son prioritarios los usos de abastecimiento urbano (agua del grifo), seguidos de los usos para regadío (producción de alimentos) e industriales, como la producción de energía. En este sentido, los regímenes de caudales ecológicos en los ríos son una restricción legislativa a otras prácticas.
“Los usos recreativos quedan al final de la lista y se debe entender que la producción de nieve artificial para una estación de esquí es un uso recreativo como tal”, sentencia.
La cuestión no es lo que pasa en Sierra Nevada, cuando en televisión se proyectan imágenes de cualquier estación de invierno, en el 90% la nieve está en las pistas, en el resto no hay nieve, lo que quiere decir sin ningun tipo de duda es las estaciones están abriendo utilizando mucha agua y mucha energía, lo interesante sería que alguien pudiera cuantificar cuanta agua y cuanta energía se utilizan en estos negocios.
El tal Bonilla haría mejor en invertir en la conservación de la ruinosa Reserva Natural de Doñana a la que los terratenientes mangantes, que le votan a él, o a Vox, no paran de robar agua en lugar de derrocharla en las estaciones de esquí.
Los usos recreativos quedan al final de la lista. No hay agua para tanto mangante.
¿Iletrados o especuladores esta clase de políticos?